“No es racismo ni xenofobia ni nada de eso, es una fiesta y así se lo he explicado a la Fiscalía”. El alcalde de Coripe (Sevilla), el socialista Antonio Pérez, ha defendido la “tradición” de la 'Quema de Judas', cuya última víctima fue la asesina confesa del niño Gabriel Cruz en Níjar (Almería). Antes fueron linchadas muñecos que representaban a Barbara Rey, Eva Sannum, Iñaqui Undargarín o el asesino de Marta del Castillo. “Llevo toda la vida en Coripe y siempre se ha hecho esa tradición”, comenta uno de los vecinos de la localidad que ha arropado al primer edil a las puertas de los juzgados de Sevilla. Así le han recibido tras su declaración como investigado:
Pérez ha declarado junto a la concejala de Festejos de Coripe, Irene García, después de que los hechos fueran denunciados por 'Movimiento contra la Intolerancia'. El alcalde, al que se le ha visto bastante afectado por su comparecencia judicial, ha dicho escuetamente a los medios que ha explicado “la fiesta” a la Fiscalía y que “todo el mundo puede ver en Wikipedia” cómo se elige anualmente a una persona para lincharla, ha dicho repetidamente ante las preguntas de los periodistas al respecto.
El alcalde y la concejala, investigados por posible delito de odio, han estado arropados por aproximadamente un centener de vecinos, que se han organizado para acudir en autobús a Sevilla y que tampoco han querido comentar mucho al respecto de la investigación sobre su “fiesta”.
El alcalde, que en su momento pidió disculpas a los padres de Gabriel por el “revuelo formado”, ha añadido ante la prensa que en la 'Quema de Judas' “un muñeco representa el mal y lo que se mata es el mal”, del mismo que anteriormente ocurrió “con políticos, banqueros, árabes,... Hay que conocer la fiesta”.
La denuncia presentada por Movimiento contra la Intolerancia por la que se abrieron estas diligencias de investigación adjuntaba un vídeo del pasado Domingo de Resurrección. Para la asociación, los hechos ocurridos son “contrarios a los más elementales principios del derecho reparador” y “obvian el necesario interés del menor, que ha de ser protegido en todo momento”, ya que “públicamente” fomentan “el odio y la violencia hacia la muñeca representativa de la confesa criminal del niño Gabriel” y en ellos “podrían desarrollarse estereotipos y prejuicios de naturaleza racista, misógina y xenófoba”.
La muñeca de Ana Julia, según la asociación, fue llevada a la plaza escoltada por unos hombres vestidos de escopeteros que, antes de colgarla, le atizaron varios golpes para después ser tiroteada con munición de salva, hasta que empezó a arder quemándose en su totalidad. Durante el transcurso de los hechos se escucharos expresiones “vejatorias y humillantes que hacían referencia a su condición de mujer negra, jaleando el linchamiento y la violencia”, y todo esto se realizaba en un contexto popular con “menores presenciando los hechos”, según subraya la asociación.