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Alcalá de Guadaíra ha acogido este miércoles el acto de “reinicio” de las actuaciones del proyecto del tranvía, una iniciativa cuyos primeros estudios se remontan a 2003, los primeros trabajos a 2008 y que ha sufrido múltiples escollos y vicisitudes. De esta manera, se le va a dar un “último empujón” de cara a su puesta en servicio en 2026 para “marcar un antes y un después en la movilidad” del área metropolitana. La línea tendrá 12,5 kilómetros de recorrido con 12 paradas entre la Universidad Pablo de Olavide y la estación final de Montecarmelo.
El acto ha contado con el presidente de la Junta de Andalucía, Juan Manuel Moreno; la consejera de Fomento, Rocío Díaz; la alcaldesa de Alcalá, Ana Isabel Jiménez; y el director general de Infraestructuras del Transporte de la Consejería de Fomento, Eduardo Gutiérrez García. La regidora ha mostrado su felicidad ante la reactivación de los trabajos y ha calificado el proyecto como “un sueño que hoy está mucho más cerca de lo que estaba hace un tiempo”, recordando que el municipio supera ya los 76.000 habitantes y “justo hace un año fue designado de gran población por unanimidad en el Parlamento de Andalucía”.
La alcaldesa alcalareña ha destacado tres puntos clave por los que “este proyecto es tan necesario”, señalando primero la “parte humana”, que, a su juicio, “es la más importante por la necesidad real de un medio de transporte para tantas personas que actualmente no tienen una forma de movilidad”. En segundo lugar, ha hecho mención a la “sostenibilidad para poner un granito de arena en frenar el cambio climático, pues el tranvía evitará que muchos coches estén desplazándose a diario”, con su consecuente reducción de la cantidad de gases contaminantes derivados del tráfico.
Por último, y como tercer factor clave, Jiménez ha puesto el acento en “el punto de vista económico”, apuntando “al importantísimo desarrollo de Alcalá”. En este sentido, ha recordado que “son muchos los empresarios que apuestan fuerte por esta zona y que merecen también una infraestructura de estas características, que contribuya al desarrollo de sus negocios y su inversión”. De paso, ha recordado el potencial industrial del municipio, “con 21 parques empresariales, más de 3.000 empresas que representan el 40% del PIB provincial y el 10% del autonómico”.
Por último, ha puesto en valor el trabajo conjunto entre las administraciones, asegurando en este aspecto que desde el Ayuntamiento se está trabajando en proyectos que estén vinculados con el tranvía. “Actualmente estamos ejecutando unas obras de aparcamiento disuasorio en una de las paradas de la zona de Pablo VI y estamos ya trabajando en lo que será el futuro intercambiador en la zona de cabecera del tranvía, que no sólo dará servicio a la población de Alcalá, sino que dará servicio a toda la comarca de los Alcores y a los municipios de la A-92”. En paralelo, se seguirá con otros servicios complementarios, como lanzaderas que unan con otros barrios que no tienen actualmente paradas del tranvía“.
El director general de Infraestructuras del Transporte de la Consejería de Fomento, Eduardo Gutiérrez, ha repasado la historia de este proyecto, rememorando que fue en 2003 cuando fueron redactados los primeros “estudios de viabilidad” y que se finalizó la construcción de la infraestructura de los tramos dos y tres, los de Montecarmelo-Cabeza Hermosa y Cabeza Hermosa-Parque Tecnológico. En cambio, los trabajos del tercer y último tramo, comprendido entre el Parque Tecnológico y la Universidad Pablo de Olavide (UPO), quedaron suspendidos.
Aquello fue en el marco de la gran crisis económica internacional de 2008, que se tradujo en políticas de intensa austeridad en las administraciones públicas españolas, incluyendo la Junta de Andalucía, promotora de este proyecto y que suspendió muchas de sus obras públicas.
Eduardo Gutiérrez ha señalado que tras la paralización del proyecto cuando ya habían sido invertidos 112 millones de euros, los tramos construidos de la plataforma tranviaria fueron “abandonados” y después fueron objeto de “vandalización y robo”. Y es que aunque las obras incompletas del tramo número uno fueron reanudadas en 2015, en 2018 fueron suspendidas de nuevo.
Así, ha explicado que en 2019 la actual Administración andaluza apostó por “terminar las obras del primer tramo”, extremo consumado ese año, y promover un contrato de 4,3 millones de euros para reparar los tramos de la infraestructura tranviaria afectada por robos y actos vandálicos, una tarea “que ya está prácticamente finalizada”.
En paralelo, comenzó la redacción y tramitación de las actuaciones que ahora comienzan, previa contratación, que son las correspondientes a las instalaciones ferroviarias en la plataforma del tranvía, la construcción de los talleres y cocheras y la adquisición de trenes, así como la recuperación de la financiación europea para el conjunto del proyecto.
De este modo, fue contratada por 28,8 millones de euros la instalación de la catenaria, la distribución energética y la instalación de todas las subestaciones de tracción. También se ha formalizado la señalización ferroviaria (23,5 millones) y los acabados de las estaciones y de todas las instalaciones no ferroviarias (10,8 millones), así como la construcción de los talleres y cocheras cerca del barrio de La Liebre por 42,8 millones de euros.
Estas actuaciones tienen un plazo de ejecución de 16 meses, con lo que la previsión es que el tranvía entre en funcionamiento durante 2026. Para ello también se van a adquirir seis trenes –que ya están en fabricación, con capacidad para 208 personas– por 32,5 millones de euros, lo que eleva el importe total a unos 152 millones de euros de fondos europeos.
Eduardo Gutiérrez ha señalado que una vez en servicio, el tranvía de Alcalá “marcará un antes y después en la conectividad del área metropolitana de Sevilla”, porque se calcula una demanda inicial de dos millones de viajeros para su primer año de funcionamiento. El sistema tiene la potencialidad de llegar hasta los cuatro millones de usuarios al año, “quitando de las carreteras” en cualquier caso a unos 2.500 coches al día y ahorrando la emisión anual de unas 3.100 toneladas de gases contaminantes.
El presidente andaluz, Juan Manuel Moreno, ha destacado por su parte que como consecuencia de la paralización y “abandono” del proyecto, su Gobierno afrontó “uno de los trabajos más complejos y duros” a la hora de recuperar la “confianza” de la Comisión Europea para que la misma volviese a librar fondos comunitarios para la actuación.
Según Moreno, la Comisión Europea había perdido la “credibilidad” en el proyecto a cuenta de la situación del mismo, pero finalmente el actual Ejecutivo andaluz consiguió “ganar” esa “credibilidad” para recuperar la inversión europea, principal fuente de financiación de este proyecto.
Así, ha celebrado que se vaya a “reiniciar” el proyecto, defendiendo cómo su gabinete lo ha “rescatado” para darle el “último empujón” con las actuaciones que ahora comienzan, para que el tranvía de Alcalá sea al fin “una realidad” tras una inversión total de 264 millones de euros y casi “20 años” de gestiones y obras. Los trabajos, según ha enfatizado, marcharán “a toda máquina y ritmo”, para que el tranvía esté funcionando “lo antes posible”.
Moreno ha remarcado además que una vez en servicio, el tranvía va a “cambiar en gran medida la vida de los vecinos de Alcalá y de las posibilidades y potencialidades” de la ciudad, que cuenta con más de 76.000 habitantes según la última revisión del padrón municipal. También ha puesto especial énfasis en su conexión con la línea 1 del Metro de Sevilla, porque con ello se consigue “la conectividad completa en términos metropolitanos y la intermodalidad”.
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