Quién sabe si las tres profesoras que denunciaron al catedrático Santiago Romero por abusos sexuales no habrían tenido que hacer “de tripas corazón”, como dijo la sentencia condenatoria, si la Facultad de Ciencias de la Educación de la Universidad de Sevilla hubiera contado en aquel momento con una persona formada y concienciada contra ese tipo de situaciones. Es uno de los objetivos de la Hispalense a la hora de incluir para este curso al profesorado y al personal de administración y servicios en su 'Red Ciudadana de Voluntariado para la Detección y Apoyo a las Víctimas de Violencia de Género'.
El caso del que fuera decano de Educación entre 1997 y 2009, condenado por tres delitos continuados de abuso sexual, destapó a comienzos de este año 2017 una verdadera realidad oculta en la Universidad de Sevilla. En el ámbito académico, como parte de la sociedad, también se da la violencia de género, así como los abusos sexuales, forzando incluso el silencio de las víctimas, con abuso de poder, como así dictaminaron los jueces.
“Para alcanzar una universidad igualitaria y saludable lo más importantes es atender a las relaciones entre las personas, que éstas sean saludables en una comunidad universitaria de casi 80.000 miembros es complejo. Además la estructura de nuestra institución puede favorecer relaciones igualitarias pero también facilitar relaciones de poder”, señala en ese sentido a eldiario.es Andalucía Rosa Casado, directora de la Unidad para la Igualdad de la Universidad de Sevilla.
El acoso sexual y por razón de sexo, o cómo actuar ante casos de violencia, están entre los contenidos de la formación para alumnado y profesorado en este curso. También se analizarán aspectos conceptuales de las violencias machistas hacia las mujeres y las y los menores, la violencia de género en las relaciones de parejas jóvenes y sus consecuencias derivadas.
El personal docente e investigador (PDI) y el personal de administración y servicios (PAS) se integran desde todos los centros este año por primera vez por “designación” de los equipos de dirección de los distintos centros en el cuarto aniversario de la mencionada red. “La idea es formarlos bien y constituir una red de referentes que se mantenga en el tiempo en sus centros”, añade Casado. El número de plazas es de 180 para estudiantes y 54 para PDI y PAS (uno de ellos por cada centro universitario propio de la Hispalense).
Comunidad universitaria más concienciada
A pesar de los recursos con los que ya cuenta la Universidad de Sevilla (Unidad para la Igualdad, Servicio de Prevención de Riesgos, II Plan de Igualdad, Protocolo para la Prevención, Evaluación e Intervención en las Situaciones de Acoso Laboral, Sexual y por Razón de Sexo, etc.), “no escapamos a encontrar en nuestro seno conductas que atentan contra la dignidad de las personas. Pueden ir desde conflictos leves a situaciones de acoso laboral, sexual o por razón de sexo, o violencia de género. La Universidad, en ese sentido, no puede permanecer ajena a estos problemas que sabemos se dan también dentro de su comunidad”.
“Nuestro alumnado sufre este tipo de violencia en sus relaciones de pareja y tiene dificultad para reconocerla cuando ésta se produce”, argumentan los organizadores. Acabar con este problema social incumbe a todas las personas de manera que, junto a los esfuerzos políticos y administrativos, la participación social y ciudadana es fundamental, consideran desde la red, que cuenta con la colaboración del Instituto Andaluz de la Mujer.
La aplicación práctica de los procedimientos ante el acoso, después de la sentencia en que se condenaba al citado catedrático, “ha supuesto que la comunidad universitaria, además de escandalizarze, se haya sensibilizado más y concienciado de que no se pueden tolerar comportamientos abusivos. Esto ha hecho que aumenten las solicitudes de ayuda, quejas y denuncias en este sentido” detalla Rosa Casado.
Por todo ello, “se ha considerado necesario proponer la creación de un grupo de expertos y expertas implicadas y formadas en estos aspectos, que estén más cerca de cada una de las personas de nuestra comunidad y que, trabajando en red y en permanente coordinación con la Unidad para la Igualdad y el Secretariado de Servicios Sociales y Comunitarios, consigan un efecto multiplicador en la sensibilización y fomento de buentrato, así como de la prevención de relaciones tóxicas”, añade la directora.
Acompañamiento y asesoramiento
La red de voluntarios y voluntarias supone un recurso inestimable por ser un referente de sensibilización para el resto de la población universitaria, y podrá contribuir a visibilizar posibles situaciones de violencia en base al género, facilitando apoyo tanto en el acompañamiento como en el asesoramiento y divulgación de los recursos. La duración de la formación prevista es de 25 horas para estudiantes (20 horas teóricas y 5 horas prácticas) y 20 horas teóricas para PAS y PDI.
En ediciones anteriores el grupo de formación de PAS y PDI se hacía a través de inscripciones voluntarias. “La ventaja es que quien se apuntaba ya venía con motivación, el inconveniente que no estaban representados todos los centros”, indica Casado. Por ello, este año este grupo se constituye con un PAS y un PDI propuesto por el equipo directivo de cada centro, para garantizar la representación de todos.
Ahora, recibirán la formación prevista el programa general de la red pero además se organizará posteriormente formación más especializada, con contenidos en victimología, gestión y mediación de conflictos, violencia de género o buen trato. Además se facilitarán cursos donde se cuente con la revisión y análisis de los propios esquemas y valores para no proyectar en las posibles víctimas, y sesiones que proporcionen el conocimiento de los recursos disponibles para prevenir, intervenir, derivar, etc. “La formación es muy importante, porque sin ella, aunque se tenga muy buena voluntad, se puede hacer mucho daño a las posibles víctimas”, dice Casado.
Las víctimas podrán acceder a cualquier integrante de la red, sea del propio centro o de otro, ya que hay personas que pueden no tener confianza en las personas de su propio centro o simplemente conocen o prefieren a otra de otro centro, explica la directora, que añade que aún están trabajando en el posible funcionamiento, coordinación, recursos, etc.
Entre los objetivos generales de esta Red Ciudadana está sensibilizar a la comunidad universitaria acerca de la violencia de género contribuyendo al conocimiento de los recursos disponibles, actualizando el grupo de voluntariado y dando continuidad a la formación ya realizada anteriormente. También se pretende dotar de estrategias de empoderamiento a la población universitaria en general y a las víctimas de violencia de género en particular, contribuyendo a crear una comunidad universitaria activa, reflexiva y responsable ante este problema social.
Formar a futuras y futuros profesionales en la detección y prevención de relaciones tóxicas y/o abusivas, evitando actuaciones profesionales no deseadas como la victimización secundaria, y posibilitar la detección de posibles casos de victimización y derivar convenientemente a las afectadas a los recursos existentes, también son otros de los objetivos de una red de la que, por primera vez, formarán parte docentes y personal universitario.