En una ciudad barroca y con un punto narcisista, un bloque de hormigón reciclado sirve de homenaje a los presos esclavos del franquismo. No hace falta más, dicen, que traer restos del pasado para hacerlos memoria presente. Y así, con los restos megalíticos de una antigua construcción convertido en obra de arte, Sevilla honra a los “presos políticos” que construyeron 'El Colector' del barrio de Heliópolis.
Para la inauguración del primer monumento de tales características en Andalucía, una fecha clave: el 18 de julio de 2016, a 80 años del golpe de Estado militar y del inicio de la guerra civil española. Contó con la participación del historiador Nicolás Sánchez-Albornoz. Expreso fugado de Cuelgamuros, donde se levantaba el Valle de los Caídos, narró su testimonio cargado de “dramas humanos” y de cómo la dictadura usaba los destacamentos penales para sacar rendimiento económico.
El Ayuntamiento sevillano fue “beneficiario de aquella primera obra pública realizada por los presos del franquismo”, recuerda el grupo Recuperando la Memoria de la Historia Social de Andalucía (Rmhsa de CGT-A) en un comunicado. El colectivo memorialista ha promovido un reconocimiento “reivindicado desde 2002” y que ha contado con el respaldo del Consistorio hispalense.
Iniciada en 1937, el incipiente régimen rebelde activó un campo de concentración junto al Puerto de Sevilla y el actual Parque Guadaíra y la avenida de Las Razas. Sería “uno de los primeros de España” y sirvió “de modelo a lo que sería la ingeniería esclavista del franquismo”. Unos 250 prisioneros de los rebeldes construyeron un colector de aguas residuales para mejorar una zona residencial edificada en la Exposición Universal de 1929.
Uno de los 55 campos de concentración de Andalucía
La ejecución fue encargada a la empresa Entrecanales y Távora, germen de la actual Acciona. El plano del campamento tiene fecha: Burgos, 7 de julio de 1937. Y la idea, el mandato, parte de las autoridades golpistas de la ciudad encabezadas por el general Gonzalo Queipo de Llano y el alcalde, Ramón de Carranza, además del Gobernador Civil, Pedro Parias, y el presidente de la Diputación, Joaquín Benjumea. El presupuesto de la construcción fue de 155.520,61 pesetas pero el coste final ascendió a 182.543,38.
El de Heliópolis era uno de los 11 campos de concentración que existieron en la provincia sevillana. Por aquellos destacamentos pasaron miles de presos políticos usados como mano de obra gratuita. Como esclavos. En Andalucía, unos 100.000 reclusos penaron por 55 centros de internamiento y trabajo forzado.
Sevilla, de este modo, “da un reconocimiento a todos los presos y salda, en parte y de forma simbólica, la deuda que se tiene con ellos”, apunta el coordinador del grupo memorialista de CGT, Cecilio Gordillo. A la inauguración del monumento asistieron, entre otros, el director general de Memoria Democrática de la Consejería de Cultura de la Junta de Andalucía, Javier Giráldez y la concejal sevillana de Economía, Comercio y Relaciones Institucionales, Carmen Castreño. El acto fue presentado por el antropólogo Ángel del Río, junto al historiador José Luis Gutiérrez Molina, y contó con la actuación de la cantautora Lucía Sócam.
Nicolás Sánchez-Albornoz quiso terminar “con una nota de humor” referida al bloque de hormigón y su reciclaje artístico. “El monumento me gusta estéticamente y además su simbolismo, esas rejas que representan la prisión y que tienen un agujero… por donde yo me escapé”. Rememoraba, sonriente, su propia fuga de Cuelgamuros a finales de los años 40 del siglo pasado.