En 1976, el rock salía de su guarida clandestina y había tanta hambre de información como ganas de divertirse. En ese contexto se encuadra el cartel que un dibujante “novato”, el sevillano Nazario -icono de la Movida madrileña-, pintó para un número de la revista Rock Comix dedicado de manera monográfica a Lou Reed y The Velvet Underground. En su portada, Nazario fantaseaba con un personaje ¿femenino? de cabeza rapada, chupa de cuero y medias de rejilla con liguero. Una imagen tan hipnótica, casi eléctrica, que cautivó al propio cantante, agazapado en los bajos fondos de Nueva York. Tanto, que la plantó en las tapas del vinilo Take no prisoners (1979). Todo un honor de no ser porque Reed dinamitó cualquier protocolo o pacto entre caballeros: no solicitó permiso, no contactó con la revista ni hizo mención a Nazario en los créditos. A todo ello, le siguió en España un importante revuelo mediático ya olvidado... Hasta hoy, cuando se inaugura en Sevilla la exposición Idiosincrasia sevillana y otras mitologías, que entre otras piezas, rescata el dibujo original de Nazario que sedujo al mismísimo Lou.
Esa apasionante mezcla de modernidad en la que aún -a veces de manera evidente, otras aplicando la lupa- pueden apreciarse las manchas de la herencia cultural en una ciudad tan condicionada por ella como es Sevilla, se observa en el rompedor dibujo de Nazario, pero también en el resto de obras que componen esta muestra “que refleja cómo artistas que han producido en esta ciudad y que son referentes indiscutibles de la contemporaneidad, sienten apego por lo autóctono, con interés por la tradición y las costumbres sevillanas. A través de la pintura, el dibujo, la instalación o el videoarte ponemos en valor del público una visión postmoderna del toreo, los relicarios, la Semana Santa, la Feria o incluso el lagarto de la Catedral”, explica su comisaria, Patricia Bueno del Río.
Los artistas escogidos pertenecen a varias generaciones de selecta contemporaneidad, representantes de los momentos en los que la ciudad de Sevilla tuvo más que decir en la Modernidad que en la Tradición. Y sin embargo, ahí está la Macarena, como no podía ser de otro modo, la Virgen de los Reyes, los trajes de lunares y hasta las Vanitas de Valdés Leal. La controversia, no por pretendida, está servida en una ciudad que -esto es una realidad palmaria más que un tópico- ha desarrollado una hipersensibilidad patológica y nada saludable hacia la revisión de sus iconos de los que, en su mayoría, se sienten propietarios una minoría.
“Sevilla, de tan delicada percepción para juzgar los méritos y bellezas de sus artistas, tiene que estar preparada para dar un paso más. Esto no es una exposición, es un hermanamiento. Aquí hay subjetividad con gracia sana. Espontaneidad, pasión e instinto simbolista del bueno que pide a gritos interacción social”, reflexiona al respecto la comisaria.
La lista de artistas abarca una horquilla que va desde el trágicamente desaparecido Ocaña -adalid de modernidad andaluza-, a Nazario o Ignacio Tovar, por citar a los que despuntaron en la década de los 70, para terminar con jóvenes creadores recién salidos de la Universidad, como son los casos de María Alcaide o Manuel Zapata. “También rescatamos una obra de la ya histórica The Richard ChanninFoundation (Miki Leal, Juan del Junco, Fernando Clemente), que vuelve a Sevilla como colectivo tras 15 años de ausencia. Es interesantísima también la obra de José Miguel Pereñíguez, una puerta color albero con abalorios que recuerdan a cruces de guía señeras con elementos del martirio, nunca vista en Sevilla. También hay obra inédita de María José Gallardo, con cuya obra alude al clero y a las vanitas de Valdés leal, tan propias de la Sevilla más Barroca”, repasa Patricia Bueno, para quien en esta exposición “hay mucho más que obras. Hay símbolos que nos hablan de sitios y momentos. Ladrillos de la Alameda que son la nueva Sevilla. Se rememora y homenajea un hito en nuestra ciudad: la Expo92; martirios nuestros: las bullas y volver de la playa en Agosto para ver a la Patrona. Las tradiciones y las ”tiendas de santos“....”, enumera.
Quizás para desmontarlos, en ocasiones para rechazarlos, pero en su mayoría para entender el origen de su genoma creativo, artístico y cultural, los artistas sevillanos con un lenguaje más contemporáneo han sido siempre incapaces de renunciar a reproducir, de manera más o menos heterodoxa, sus tópicos. Es una atracción irresistible que la comisaria de la exposición justifica de este modo: “Nuestra tradición cultural, rica y vital, crea una atmosfera que imprime un sello peculiar en la actitud ante la vida, de la que se han contagiado muchísimos artistas con trayectorias y personalidades dispares que, bien por nacimiento o por accidente, han respirado la atmósfera de este marco y, en un momento concreto, se han dado a ese alma hondamente sevillana, pero sin recurrir a lo facilón o al kitsch”.
Idiosincrasia sevillana y otras mitologías puede verse en la sala El Butrón (C/ Butrón, 7) hasta el 13 de noviembre. Más información en www.elbutron.com.