Los datos son tozudos. Se les puede aplicar un filtro, mirarlos desde un lugar concreto o estrujarlos para que cuenten lo que uno quiere. Pero son los que son. Y un repaso a la inversión educativa de los últimos años revela un patrón: cuando gobierna la izquierda, el gasto público en el sector sube; cuando gobierna la derecha, baja. Según un análisis realizado para la Fundació Rafael Campalans por el profesor de Sociología de la Universitat de Barcelona (UB) Xavier Martínez-Celorrio de la evolución del presupuesto en Educación, los 14 años de gobiernos populares le han costado al sector 44.652 millones de euros. Desde 1997, cada año que ha gobernado la derecha en España ha dejado de invertir 2.976 millones de media.
La cifra sale de contabilizar “la elusión” de recursos de los gobiernos de José María Aznar (1996-2004) y Mariano Rajoy (2011-2018) por no mantener el volumen de gasto sobre el PIB que recibieron cuando accedieron al Gobierno (este es el principal indicador en inversión educativa, la absoluta siempre crece, excepto en la crisis hipotecaria de 2008). En concreto, dicen los datos oficiales recogidos por Martínez-Celorrio (que también fue asesor del Ministerio de Educación), durante el mandato de Aznar la educación perdió 11.302 millones; los seis años de Rajoy costaron 33.350 millones de euros. Ambas cifras son en euros constantes. Si se añade la inflación, la cantidad total detraída sería de 57.866 millones de euros, una cantidad similar al presupuesto actual de todo un año.
“Siempre estamos con el debate teórico de las políticas de izquierdas o derechas, pero nunca entramos en sus efectos”, explica el profesor de la UB. Y escribe en su análisis: “La detracción de gasto público educativo por parte de los gobiernos de derechas y sus contra-reformas ideológicas suponen tanto una inestabilidad innecesaria como una involución en el impacto redistributivo y equitativo que desempeña la educación. Además, del recorte del gasto educativo público, la agenda neoliberal también recorta el gasto social y precariza salarios y empleos”.
Es una profecía autocumplida, explica Martínez-Celorrio. “Los datos desmontan un poco la guerra cultural que abrió en su día el PP en contra de la educación pública, criticando la escuela pública. Son ellos los primeros en abandonarla a su suerte”, argumenta.
Como se puede ver en el gráfico, la línea de inversión (siempre en relación al PIB) educativa en democracia llega a picos máximos con Felipe González en 1992 (5,16% del PIB), con José Luis Rodríguez Zapatero en 2009 (5,04%) y con Pedro Sánchez en 2021 (4,94%), en este último caso impulsada por los fondos extraordinarios europeos postpandemia. Lo contrario también sucede: el PP en el gobierno nunca ha conservado el volumen de inversión que heredó, siempre ha dejado La Moncloa con menos inversión que la que recibió y es autor de los presupuestos más exiguos –excluidos los primeros años de democracia con UCD– con José María Aznar en 2001 (4,33% del PIB) y con Mariano Rajoy en 2018 (4,21%).
Aun así, ambos Gobiernos se comportaron de manera diferente. Aznar, en plena fase expansiva económica, aumentó la inversión absoluta, pero como lo hacía a un ritmo inferior al crecimiento del PIB, el presupuesto relativo cayó. El primer presidente popular recibió un 4,64% del PIB y legó un 4,21%. Rajoy continuó la senda de recortes que inició Zapatero y metió el grueso de la tijera: un 92% de todo el dinero que se le quitó a la Educación tras la recesión fue cuando José Ignacio Wert era ministro de Rajoy.
Con los recortes del Gobierno de Aznar, sostiene Martínez-Celorrio, “se debilitó el despliegue de una LOGSE a la que el PP se oponía (extender la escolaridad obligatoria de 14 a 16 años) y se eludió acometer mejoras estructurales como la bajada de ratios [esta sigue pendiente], la creación de plazas públicas de Formación Profesional o reducir el abandono educativo temprano, que Aznar dejó en el 32,2%, su máximo histórico”.
Recortar en servicios públicos tras la crisis de las hipotecas de 2008 fue una decisión del Gobierno, no una obligación: España recortó 2,7 veces más que la media europea en educación primaria y secundaria y hasta 7,2 veces más en la universitaria
El mandato de Rajoy fue el que más recortes sociales aplicó. Aunque ya había empezado el Ejecutivo de Zapatero –que redujo la inversión del 5% en 2009 al 4,7% en 2012– cuando este dejó la oficina el PP mantuvo la apuesta por la tijera. El presupuesto educativo cayó durante los seis años que duró el mandato de Rajoy, para acabar en 2018 en un 4,2%.
El autor recuerda en este punto que el camino de la desinversión en servicios sociales no era el único posible durante la gestión de la crisis de 2008. En el periodo 2012-2018 (aunque, de nuevo, Zapatero ya había abierto esta vía), España recortó 2,7 veces más que la media europea en educación primaria y secundaria y hasta 7,2 veces más en educación terciaria y universitaria, según los datos recogidos. “En contraste, Portugal aumentó el gasto público en todas las etapas educativas a pesar de estar sometida a las mismas reglas de austeridad y de contar un gobierno de centro-derecha entre 2012-2015”, explica Martínez-Celorrio.
El camino no estaba concluido (el Gobierno se había comprometido con Bruselas a bajarlo al mínimo histórico del 3,8% del PIB), pero la moción de censura y la posterior inyección de fondos europeos postpandemia giraron la curva, que hoy roza el 5% de nuevo. Esta parece la cifra mágica actual: está fijada como objetivo de inversión en la Lomloe y parece haberse establecido como un fin en sí mismo en España, mientras países europeos del norte, como Dinamarca o Suecia, superan el 7%, la cantidad que se tenía como referencia hace unos años.
Entre 2010 y 2018, en las comunidades gobernadas por el PP las familias aumentaron su gasto privado educativo un 25,6%, mientras en las que gobernaron los nacionalistas lo hizo un 12% y en las dos socialistas (Andalucía y Asturias) un 7,6%
Menos gasto público, más gasto privado
Una de las consecuencias de los recortes en Educación suele ser que a medida que disminuye el gasto público aumenta el privado que hacen las familias. “El gobierno recorta gasto público educativo para facilitar la formación de un mercado y de nichos de negocio”, escribe Martínez Celorrio, que se centra en cinco vías: la activación de una mayor demanda de la escuela concertada y las clases privadas de todo tipo; el refuerzo de un mercado privado de plazas de educación infantil y de Formación Profesional; fórmulas de financiación de la educación privada desde el Estado y las administraciones autonómicas: copagos y cheques-beca para centros privados, la extensión de los conciertos educativos al Bachillerato y la FP, el cierre de unidades públicas para aumentar las unidades concertadas o autorizando universidades privadas sin mínimos de rigor académico; o incentivando las exenciones fiscales (IVA e IRPF) por la contratación de servicios y centros privados que crecen exponencialmente bajo gobiernos de derechas, enumera.
En total, el gasto familiar privado sumó 11.049 millones de euros en 2021, una cifra que supone una subida del 50% desde 2004, según recoge el Sistema Estatal de Indicadores de la Educación, aunque se mantiene bastante estable desde 2016 e incluso ha bajado ligeramente desde entonces.
Y este pago familiar por servicios educativos se da especialmente en las comunidades donde gobierna el PP, según el análisis de Martínez-Celorrio. Dicen los datos que en el periodo 2010-2018, en las comunidades gobernadas por los populares las familias aumentaron su gasto privado educativo un 25,6%, mientras en las que gobernaron los nacionalistas lo hizo un 12% y en las dos únicas autonomías socialistas (Andalucía y Asturias) un 7,6%, según los datos del INE.