Poner en riesgo la carrera deportiva por la igualdad: Ada Hegerberg, la última de una lista de mujeres reivindicativas
Que el Mundial de fútbol 2019 no tenga a la Balón de Oro Ada Hegerberg es un mal menor para el espectáculo deportivo si su acción provoca el efecto que busca en su país: la igualdad. La delantera noruega del Olympique de Lyon renuncia al torneo de mayor foco internacional como protesta por las desigualdades laborales—no salariales—, para contarle al mundo que las futbolistas que tan admiradas serán durante todo el mes de junio están muy lejos de tener el mismo trato que sus compañeros de profesión. Hegerberg ya renunció a la selección tras caer eliminada de la Eurocopa 2017. Entonces dijo que las niñas no tenían las mismas oportunidades: “Se ha dejado de hablar de cómo desarrollamos el deporte femenino y otros países nos han adelantado”. Junto a sus compañeras realizó una protesta para la equiparación de sus derechos, pero de nada le servía la igualdad salarial en la élite siendo el primer país en lograrlo, sino que pretendía un cambio estructural y sustancial para las futuras futbolistas que ahora corrobora con la renuncia al gran escaparate deportivo.
En los últimos tres años, las futbolistas han dado un paso al frente en estas exigencias. Alojamientos, campos de entrenamiento, viajes, horarios y cuestiones básicas para su desarrollo se han convertido en el campo de batalla. En España, esta misma semana futbolistas de 13 de los 16 equipos de Primera anunciaron una huelga en el inicio de la temporada 2019/2020 si para entonces no se ha firmado el primer convenio colectivo, que lleva negociando desde octubre para dejar por escrito cuestiones básicas, y que hasta ahora solo ha encontrado disputas en los despachos en base al salario mínimo que deben percibir.
Acciones que provocan efectos, como el que lograron Vero Boquete, Ainhoa Tirapu y el resto de jugadoras de la selección española en 2015, cuando tras caer en el Mundial de Canadá se plantaron en el aeropuerto para hablar con los medios y exigir cambios en el trato y la preparación de las futbolistas en una queja pública que terminó con la dimisión del que había sido seleccionador durante 27 años, Ignacio Quereda. El mismo entrenador que previamente había dejado fuera a una de las mejores futbolistas, Laura Del Río, después de que ésta contase públicamente que la Federación no le pagaba un billete de 1.200 euros para viajar desde Estados Unidos y jugar uno de sus partidos más trascendentales.
Sancionadas por hacer huelga
Este Mundial también viene marcado por la ausencia de Dinamarca, otra de las selecciones protagonistas en esta lucha. En medio de la clasificación para el torneo, las subcampeonas de Europa en 2017 llevaron a cabo una huelga durante un decisivo partido ante Suecia que les ha supuesto una sanción de cuatro años fuera de las competiciones de la UEFA. Con grandes estrellas como Pernille Harder o Nadia Nadim, no lograron su objetivo deportivo y tampoco económico. Sí estará Estados Unidos, que tiene a varias de las mejores jugadoras del mundo y una lista de 28 integrantes de los últimos meses que han firmado una denuncia presentada en los tribunales. Cuentan con el antecedente de sus compañeras Alex Morgan, Carli Lloyd, Megan Rapinoe o Hope Solo que ya hace tres años acudieron a la Justicia al considerar que los ingresos estaban desequilibrados teniendo en cuenta que sus éxitos deportivos e impacto mediático era superior al de los hombres, y sin embargo seguían cobrando menos.
“Estos actos son determinantes. Las mujeres que consiguen todo deben ser capaces de hacer reivindicaciones que van a lograr la igualdad no solo para ellas, sino para quienes vienen detrás”, explica Dori Ruano a eldiario.es. La exciclista, varias veces campeona de España y ganadora de medallas en Mundiales de pista y ruta, manifiesta la relevancia de situar a referentes del deporte en el foco mediático más allá de sus logros deportivos. “Dejas de ganar un título o pierdes una parte deportiva, pero la historia gana con tu acción”.
En 1995 Ruano lo intentó junto a otras ciclistas. Acudía al Mundial de Colombia y escuchó que los hombres recibían una ayuda pública del Consejo Superior de Deportes (CSD) en concepto de dieta que ellas no tenían. Así se lo manifestó a sus compañeras, recalcando que estarían un mes allí, pero su queja se encontró con la negativa de la Federación y una amenaza del seleccionador: quien no estuviera a las 7 de la mañana en el aeropuerto se quedaba sin competir. “Entonces no teníamos este poder que dan los medios y las redes sociales, la repercusión era mínima y nosotras éramos muy jovencitas”, dice. “Al año siguiente acababa de terminar la diplomatura y no tenía nada que perder, me sentía muy poderosa y era muy protestona. El seleccionador me puso la cruz y me quedé sin ir a los Juegos Olímpicos de Atlanta”. Precisamente por esta experiencia cree que su carrera en el ciclismo no tocó el techo que deseaba, el de entrenar a una selección nacional: “No intereso a ningún presidente que no quiera igualdad”.
Fuera del fútbol, los ejemplos de mujeres que utilizaron su altavoz a través del deporte son numerosos. Para entender el tenis como es hoy, fue necesaria la figura de Billie Jean King, creadora en 1972 de la Asociación de Mujeres Tenistas. Ya entonces exigió un sueldo digno boicoteando uno de los Grand Slams más importantes, el Open de Estados Unidos, a través de la creación de un torneo paralelo. Protagonista de la llamada 'Guerra de los sexos', que dio pie a un libro y una película reciente, su figura es determinante en un tenis que actualmente es considerado bastante igualitario. Aunque no perfecto, de ahí la figura emergente de Serena Williams con su reciente maternidad con la que ha conseguido modificar una norma por la que perdían su posición en el ranking tras ser madres, al equiparar su tiempo de baja al de una lesión.
Lucha desde la maternidad
La maternidad es precisamente el escenario en el que se han manejado algunas de las deportistas españolas que luchan por evitar que esta elección sea penalizada. La ciclista Leire Olaberria mantiene un pulso en los tribunales con la Federación por un “trato discriminatorio” tras tener a su hijo: cuando reclamó su derecho a conciliar, dejó de ser llamada por el seleccionador. También la regatista Blanca Manchón, quien perdió a sus patrocinadores al quedarse embarazada y recuperó su carrera sin ayuda hasta clasificarse de nuevo para los Juegos Olímpicos de Tokio 2020. Por el camino, reclamó mayor protección a las deportistas que deseaban ser madres y denunció la presencia de cláusulas anti embarazo.
La historia del deporte está llena de luchas particulares para objetivos comunes, pero también hay perfiles que han tomado decisiones en base a la empatía y a principios aunque un título estuviera en juego. En un deporte menos mediático como el ajedrez, la doble campeona del mundo Anna Muzychuk renunció en 2018 al Mundial de Arabia Saudí por lo que consideraba una cuestión de principios. “En pocos días voy a perder mis dos títulos mundiales, uno a uno. Solo porque he decidido no jugar con las reglas de otros, por no llevar abaya, por no tener que ir acompañada cuando estoy en la calle y, en resumen, por no sentirme una criatura secundaria”, decía la ucraniana en sus redes sociales. “Lo más decepcionante de todo esto es que a casi nadie le importa”.
Son cada vez más referentes, pero todavía insuficientes para un deporte femenino que en 2019 comienza a despegar. Sacrificar lo individual por el colectivo y el futuro de otras mujeres sigue siendo reducto de unas pocas. Lucila Pascua, presidenta de la Asociación de Jugadoras de Baloncesto (AJUB), incide en esto. “Muy poca gente da este paso, o menos gente de la que debería. A veces falta solidaridad entre deportistas, falta asociacionismo. Si nos uniéramos podríamos hacer fuerza, pero te preocupas por competir, estudiar o trabajar y esto parece casi una distracción”, declara a eldiario.es. “Por otro lado hay miedo a consecuencias, como pasaba con las cláusulas anti embarazo, y ausencia de información. Te hacen creer que eres una privilegiada y te olvidas de tus derechos como trabajadora”, recalca. “Hay mucho miedo”, añade Dori Ruano. “Cuando compites tienes mucha pasión y sopesas. La mayoría se decantan por seguir entrenando para ganar, por protestar menos y centrar todos los esfuerzos en el foco de acción. Protestar quema tantas energías… A los hombres nunca les pasa, pero a nosotras nos resta. Si tienes éxito es porque dedicas 24 horas a cuerpo y mente. Si cedes un 20% a reivindicar cosas le quitas energía a tus objetivos. Si decides luchar, das un paso atrás en tu carrera, y por eso creo que faltan mujeres que den estos pasos”.
Ada Hegerberg se convertía en diciembre de 2018 en la primera mujer en recibir el Balón de Oro. Con millones de espectadores en las pantallas y un auditorio lleno de estrellas masculinas, la futbolista inició el camino hacia el futuro consciente del poder que tenía durante unos minutos: “Es muy importante tener una categoría para las mujeres en este galardón. Por eso quiero terminar con un mensaje a todas las jóvenes: No paréis nunca”.