El Vaticano apela a la inmunidad diplomática para evitar que un alto cargo suyo declare en un caso de abusos
¿Hasta dónde llega la 'tolerancia cero' contra los abusos decretada por el Papa? La Santa Sede ha apelado a la inmunidad diplomática para negarse a la petición de la Justicia francesa, que quería interrogar al prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe, el jesuita español Luis Francisco Ladaria.
Ladaria había sido citado como testigo por la corte dentro del proceso contra el cardenal francés Philippe Barbarin, acusado de no haber denunciado los abusos sexuales de un sacerdote de su diócesis -Bernard Preynat- a jóvenes boy scouts entre 1986 y 1991. Un auténtico depredador que violó al menos a 80 menores, y que en 2014 reconoció los abusos.
Sin embargo, en 2015, según la investigación, el arzobispo de Lyon habría consultado con el hoy prefecto del Ex Santo Oficio sobre cómo proceder ante las denuncias contra los sacerdotes de su diócesis. En una carta, el cardenal le aconsejó “tomar las medidas disciplinarias adecuadas pero evitando el escándalo público”. Esto es: “No acudir a la justicia”, según los abogados de las víctimas.
La vista debía celebrarse en abril pasado, pero el tribunal la aplazó a enero de 2019 para dar tiempo a notificar la citación a Ladaria, que llevó a cabo, como es preceptivo, el Ministerio de Asuntos Exteriores francés. Hace unas semanas, y a través de una 'nota verbal', la Secretaría de Estado anunciaba que el jesuita no acudiría a su cita con los tribunales galos.
“La Santa Sede recuerda el principio de inmunidad funcional que el derecho internacional reconoce a los agentes públicos por actos cometidos en nombre de un organismo soberano”, explica la secretaría de Estado vaticana en su respuesta al Ministerio de Exteriores. “El tribunal vaticano consideró inaceptable la instancia y estableció que no procedería a la notificación de la citación”, remitió la cancillería gala al tribunal. Pese a la negativa, la Justicia mantiene la fecha del juicio, del que no podrá escapar Barbarin, considerado uno de los 'papables' en caso de que Francisco fallezca o renuncie a su puesto.
“Es crucial que (Ladaria) explique por qué ordenó al arzobispo que ocultara los casos”, afirmó François Davaux, presidente de “La parole liberée”, asociación de víctimas de pederastia en la diócesis de Lyon que consiguió reabrir el caso, sobreseído en 2016 al considerarse prescrito, pese a que el religioso admitió los abusos.
Para Davaux, el hecho de que Ladaria “huya de la justicia” muestra que “el Vaticano teme que los tribunales les consideren culpables de haber cubierto durante años los casos de pederastia”. “Han creado un sistema que permite proteger la pederastia y hay un Estado que protege ese sistema”, se queja.
La situación ha llegado a tal punto que un sacerdote de la diócesis de Lyon, Pierre Vignon, ha abierto una petición en Change.org para instar a Barbarin a que renuncie su cargo por no haber denunciado los casos de pederastia. La petición cuenta ya con 105.000 firmas, y exige al cardenal a que presente su renuncia al Papa “por dignidad y justicia”.
Sin embargo, no parece que vaya a ser así. De hecho, en 2015, el propio Barbarin aseguró haber viajado a Roma para hablar de su posible renuncia con Francisco. Según apunta su obispo auxiliar, Emmanuel Gobilliard, “él fue muy claro. Pero el papa le dijo que no. Y no podemos decir que el papa Francisco prevarica sobre este tema”.
Finalmente, el portavoz de la Confederación de Obispos de Francia, Olivier Ribadeau-Dumas, aseguró que no existe una “ley de silencio” en la Iglesia contra los casos de pedofilia que involucran a sacerdotes. En el último mes, dos sacerdotes acusados de abusos a menores se han suicidado en el país galo.
Lo único que queda claro, con todo, es que el máximo responsable de la lucha contra la pederastia en la Iglesia, el cardenal Ladaria, no acudirá ante los tribunales para aclarar los encubrimientos que denuncian, al menos, 80 víctimas de abusos sexuales.