El último intento para desbloquear la COP28 llega al Pleno de la partes. El texto elaborado por la presidencia de la cumbre tras una noche entera de negociaciones propone que los países hagan una “transición” que deje atrás el petróleo, el gas y el carbón en lugar utilizar el término abandono de los combustibles fósiles.
Las negociaciones se habían encallado por la oposición de los países petrolíferos como Arabia Saudí a que se señalara el fin de estos combustibles. El primer borrador del presidente de la COP, Sultan Al Jaber, había generado un rechazo frontal de los que pedían un mensaje más claro sobre la energía fósil porque ofrecía una panoplia de posibilidades de acciones para recortar emisiones de CO2 entre las que los países “podrían” escoger.
La Unión Europea lo vio “inaceptable”, según dijo la vicepresidenta tercera Teresa Ribera, pero también se granjeó la crítica de EEUU, Australia o Gran Bretaña. Los países insulares calificaron el borrador con palabras más gruesas: la delegación de Islas Marshall llegó a decir que no iban a “firmar nuestra sentencia de muerte” refiriéndose al texto de Al Jaber (una imagen luego repetida por los negociadores de EEUU).
Con esta fórmula se intenta salvar un acuerdo que debe ser por unanimidad. Se utiliza un nuevo término y se pide que se acelere esa transición en “esta década decisiva” si se quiere conseguir el límite de 1,5ºC de calentamiento extra del planeta. Las concesiones más evidentes para el sector fósil de este nuevo texto son la inclusión de las tecnologías de captura de carbono –atrapar las emisiones que lanza el uso del petróleo o el carbón– y la mención explícita a los “combustibles de transición” que es el término habitual para hablar del gas (en realidad un combustible fósil).
Tras un día y una noche extra de conversaciones, esta nueva versión sí va a ser sometida a un pleno del que podría salir el pacto que cerrara esta cumbre.