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El humor colectivo ha estado afilado, como siempre que se necesita, en el relato de acompañamiento a la jornada histórica del 24 de octubre en el que los restos del dictador Francisco Franco han salido, 44 años después de su enterramiento, del Valle de los Caídos. Uno de los mejores memes lo ha proporcionado la Federación Estatal de Foros por la Memoria, convocando a las ocho de la tarde de este día en la Puerta del Sol bajo el lema “A mover el esqueleto”.
Como si fuera una de esas casualidades que parecen causalidades, ha querido el calendario hacer coincidir la exhumación en jueves, día que tozudamente se reúne la Ronda de la Dignidad, frente al edificio que en tiempos oscuros fuera la Dirección General de Seguridad, en el centro de la ciudad de Madrid. No han tenido los activistas de la memoria más que enganchar su convocatoria una hora después de la de la Plataforma contra la impunidad del franquismo, para “multiplicar por cinco”, según uno de sus habituales, el número de manifestantes. Para colmo (o no), en el mismo sitio y a la misma hora, ha tenido lugar una concentración en apoyo al pueblo chileno, por lo que la cacerolada de unos se ha mezclado, con una parte de solidaridad y otra de contraste, con el ruido de los corchos de las botellas de cava.
No han faltado los brindis “a la salud de la República” y, aunque el ánimo era festivo, nadie estaba del todo contento. “Ha sido un día agridulce”, dice durante la concentración Miguel Ángel Muga del Foro por la Memoria de la Comunidad de Madrid. “Ha sido una gran alegría porque se ha conseguido uno de los objetivos del movimiento memorialista, que es la salida del dictador fascista y criminal de un lugar público pagado por todos los españoles y que es un lugar de exaltación de la dictadura pero, por otro, tenemos que denunciar que el Gobierno ha hecho una instrumentación política de la salida de Franco, ha intentado llamar a la reconciliación como si esto fuera un punto y final, y quedan muchas cosas por hacer”.
Miguel Ángel tiene claros lo siguientes pasos: “Anular los juicios franquistas, que el Estado busque a los desaparecidos, quitar los vestigios franquistas de las calles y sacar el franquismo de las instituciones”. Y, con respecto al Valle de los Caídos, “que salga José Antonio [Primo de Rivera], que se quite la cruz y se desacralice”. Arturo Peinado, presidente de la Federación de Foros por la Memoria, piensa que “con todo lo que ha pasado este año”, el Gobierno que salga de las urnas el 10 de noviembre tendrá que “tomar decisiones rápidas sobre el estatus legal del Valle, el papel de los frailes dentro del monasterio y el papel de la Fundación Francisco Franco”. Pero no es solo cosa del Gobierno: “El conjunto de la sociedad tiene que reflexionar sobre cómo tiene tanto poder la familia Franco, es algo que no se ha investigado y es producto de la corrupción y el expolio del franquismo”.
Con la noche ya caída sobre Madrid, bajo las farolas y junto a las luces que iluminan la estatua ecuestre de Carlos III, las conversaciones se diluyen en corrillos que comentan cómo han vivido la mañana. Se recalcan detalles, se analizan gestos y actitudes. A Peinado no le ha gustado lo que ha visto: “Han sido cinco horas de Televisión Española retransmitiendo el tema. Hemos visto a la familia Franco de manera absolutamente formal, banderas franquistas, declaraciones de franquistas, con la ministra de Justicia ahí..., parecía un funeral de Estado”. “Han sido imágenes muy desagradables, con momentos de apología del franquismo y momentos humillantes para las víctimas”. En su opinión, la retransmisión oficial debería haberse limitado a “un resumen de tres minutos” pero no “una emisión en directo de completamente todo”.
El tejido memorialista es un movimiento atomizado, compuesto por muchas asociaciones y plataformas que, en algunos aspectos, chocan en la manera de aproximarse a esta lucha. Aunque en el fondo comparten los mismos objetivos, los caminos que transitan son diferentes. Por ello, la convocatoria de este día en Madrid la ha realizado únicamente la Federación de Foros por la Memoria, un acto al que no se suman otros importantes agentes de la Memoria Histórica, como la ARMH u otras plataformas.
Muchas de las personas que han acudido no son activistas ni miembros de estos foros, pero han visto la convocatoria en redes y han sentido que era el lugar en el que tenían que estar en una noche como esta. “La sensación de hoy tiene un cierto rictus de amargura”, dice Luisa, una de estas personas, “porque son 45 años de retraso y cuando se consigue sacar a este dictador que no merecía el más mínimo honor, se hace con toda una parafernalia y una publicidad que no se merecía”.
Marta es profesora. Trabaja como orientadora con chicos y chicas en riesgo de exclusión social. “Desde el punto de vista de la educación, es bueno lo que hemos vivido hoy”, dice, “pero esto no es suficiente”. “En los centros educativos no tenemos herramientas suficientes para educar en contra del odio y del fascismo. Tenemos un sistema educativo gobernado por un partido político que ni siquiera ha sido capaz de condenar el franquismo. En muchos centros se sigue enseñando que existen dos españas y la gran mayoría de los chavales no tiene ni idea de lo que ha pasado porque la historia de España solo se trata desde una perspectiva y muy poco desde los derechos humanos”, explica. “Yo tengo alumnos migrantes que desde el desconocimiento total dicen que ellos votarían a Vox, y esto es muy grave, lo dicen por hacer la gracia porque no entienden, no saben lo que representa este partido ni la privación de derechos que sobre ellos tendrí”.
Hoy son muchos, unos doscientos, pero muchos jueves a las siete de la tarde se juntan apenas un puñado de personas. Pero quizá lo importante aquí no sea el número, sino la constancia. Fernando es uno de los que lleva diez años viniendo a la Ronda de la Dignidad. Lo hace “por coherencia” y, si una semana falla, siente que no ha “cumplido”. Para él es “una obligación moral” ante la gente “que se dejó la vida defendiendo el sistema legítimo que se había dado el pueblo de este país en 1931”. Hoy vive la jornada con una “alegría moderada” porque piensa que “la sociedad es poco receptiva al relato de las víctimas” y no se olvida de que “hay mucho por hacer”: “Dignificar a las víctimas y, lo primero, sacarlos de las fosas y elaborar un banco de ADN”.
Las conversaciones de hoy, decenas de ellas, recrean sucesos de la historia, reciente y pasada. Antes de ofrecer sus impresiones a este diario, Fernando conversa con su compañero Sergio sobre detalles de la Batalla del Ebro y pareceres ante la última película de Alejandro Amenábar. Ambos admiten que disfrutan leyendo y conversando sobre Historia, algo que, en otros contextos, no encuentran habitual. “Han pasado 83 años y seguimos todavía con que no se puede hablar muy abiertamente de las víctimas y que en nuestra sociedad lo que predomina es el relato franquista, que dice que aquello pasó hace mucho tiempo y que hay que dejarlo como está”, dice Fernando. “Seguimos teniendo el franquismo muy incardinado en las instituciones. Lo de hoy, la exhumación de este genocida y criminal, es un punto muy importante para coger fuerzas y seguir adelante”.
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