Tres de las cinco perlas españolas consideradas Patrimonio Natural de la Humanidad por la Unesco están en riesgo y presentan “preocupaciones significativas” tras el estudio que ha llevado a cabo la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN). Doñana en Huelva, Ibiza y Garajonay (en La Gomera) presentan graves amenazas que comprometen los valores que las hicieron merecedoras a entrar en la lista universal. Monte Perdido en Huesca y el Teide de Tenerife han aprobado el examen.
En la península, el Parque Nacional de Doñana (patrimonio desde 1994) vive con amenazas muy altas en la actualidad –y lo sobrevuelan otros riesgos potenciales–, sobre todo por la “reducción continuada del volumen de agua y el efecto barrera que supone el uso de la tierra a su alrededor”. Sólo con estos problemas, el informe de la UICN señala que hay “una alta preocupación” respecto al estado general de conservación del “extraordinario valor universal” de Doñana.
“El estado del régimen hidrológico es altamente preocupante”, y de este punto depende la mayoría de sus valores. El agua sustenta todo lo que representa el parque de Doñana. Y se ha abusado de ella (en la segunda parte del siglo XX, la marisma pasó de 150.000 a 30.000 hectáreas). El director de la Estación Biológica, Juan José Negro, ha admitido su preocupación por el estado del acuífero de la reserva natural, del que “se extrae mucha agua”. El estudio internacional recalca que la desconexión que Doñana sufre de sus fuentes hídricas (Guadalquivir, Guadiamar, La Rocina y El Partido) le han dejado el aporte de agua en un 20%.
Además, se indica que “el mandato limitado” que tiene la gestora del espacio (la Junta de Andalucía) para abordar los problemas que se originan fuera de los límites del parque hace que se dibujen dudas sobre la manera de llevar esta joya natural.
El resto de los problemas se concentran en las islas. Ibiza, por ejemplo. El estado de conservación del ecosistema ibicenco va a pique debido, especialmente, al “turismo descontrolado”. El deterioro viene de las miles de embarcaciones turísticas que atracan en esas aguas: “Daño físico de las anclas y la contaminación de vertido desde ellas”, explican. La UICN avisa de que el estado de las praderas de alga posidonia “y la biodiversidad asociada a estas” supone una “gran preocupación” para el Patrimonio Universal. Allí, además, es donde cría la pardela balear (Puffinus mauretanicus), una de las especies animales en “peligro crítico” de extinción en España.
Entre las amenazas que se contabilizan, también aparecen las infraestructuras turísticas de tierra, la construcción de un cable submarino hacia Formentera y las prospecciones petrolíferas y de gas proyectadas en el Canal de Ibiza. Aparte de las delicadas y extrañas mantas de posidonia, toda la zona es considerada un área de especial importancia para las aves.
El Parque Nacional de Garajonay fue la primera aportación española al Patrimonio Universal Natural. Entró en la lista en 1986 y ha servido para salvar la mayor laurisilva de las islas. Sin embargo, el tremendo incendio que asoló la isla de La Gomera en 2012 ha tenido consecuencias en la conservación del suelo y la hidrología. El fuego es, según la UICN, la mayor amenaza debido al relativamente pequeño tamaño del bosque canario. “Es más vulnerable a las llamas”, sentencia.
Algunos de los factores que, según este análisis, hacen más probable que se declare un incendio son “el incremento de uso turístico y el cambio climático”. En este sentido, la subida de temperaturas y las sequías más agudas incrementan los riesgos, así como el “cambio en la altura de la formación de nubes” que dejan sin protección a los árboles. Con todo, el informe indica que la situación “está mejorando”.
España cuenta con otros dos espacios en el listado de la Unesco: el Monte Perdido en Huesca y el Parque Nacional del Teide en Tenerife. Ambos están en buena forma. Sobre el parque pirenaico, la UICN avisa de que existen leves riesgos de deterioro por las infraestructuras asociadas al turismo y el cambio climático. El volcán tinerfeño parece estar en condiciones óptimas: “Los valores geológicos del parque son robustos contra los impactos antropogénicos”, marca el texto.