El alumnado que elige Religión marca un nuevo mínimo histórico y los obispos culpan a la ley Celaá
La Iglesia española suspende en Religión. También en la escuela. Por tercer año consecutivo, y en una dinámica que le ha llevado a bajar del 78,4% del curso 2002/01 al 57% actual, el número de los alumnos que escoge la asignatura de Religión católica en la enseñanza no universitaria ha vuelto a marcar un mínimo histórico.
Y los obispos, lejos de hacer autocrítica, achacan al impacto de la conocida como ley Celaá (recientemente avalada en su totalidad por el Tribunal Constitucional) de un descenso que ya lleva a que la opción de Religión no sea mayoritaria en la escuela pública: menos de la mitad de los estudiantes, el 45%, elige recibir esta materia, que por los Acuerdos Iglesia-Estado, es de obligada oferta por parte del Estado. Una administración que se encarga de los sueldos de los profesores de Religión (más de 200 millones de euros, como desveló elDiario.es), pero no tiene control sobre las contrataciones, que realiza (y despide) el obispo correspondiente. Además, los contenidos de la asignatura son aprobados por la Conferencia Episcopal y no por la autoridad educativa.
La Conferencia Episcopal, a través de la Comisión Episcopal para la Educación y Cultura, ha ofrecido unos datos que, reconocen, son “significativos”. En total, unos 3,1 millones de alumnos optan por la Religión. Un 57% del total, lo que supone un descenso de 2,8 puntos porcentuales respecto a la menor cifra de la que se tienen registros, que se produjo durante el curso pasado. El descenso es especialmente significativo en la escuela pública, donde el descenso ha sido de 2,5 puntos; en los centros privados la caída es de 3,5 puntos, mientras que en los centros concertados apenas es de 0,5 puntos.
Entre las razones que podrían explicar este descenso, explica la CEE, se encuentra “la implantación de la Lomloe en Educación Infantil y en los cursos impares de Educación Primaria, de Secundaria Obligatoria y de Bachillerato”. “Los retrasos en la aprobación de las nuevas enseñanzas por algunas Administraciones educativas provocaron incertidumbre y desinformación al inicio del curso académico”, señalan los obispos, que achacan a la ley Celaá haber “debilitado su presencia en el sistema educativo”, al “recortar los efectos de su evaluación y al suprimir la materia curricular que hasta este curso se ofrecía como alternativa al alumnado que no elegía Religión”.
“Desde la Comisión Episcopal para la Educación y Cultura seguimos reclamando un tratamiento digno y equiparable a las demás materias para la asignatura de Religión, así como para su profesorado”, destaca la nota que, pese a todo, constata que “se trata de cifras relevantes que hay que considerar en el marco de una sociedad cada vez más plural cultural y religiosamente”. Las cifras son especialmente preocupantes en Bachillerato. En los centros públicos, el número de los que optan por la Religión en esta etapa apenas alcanza un exiguo 31,79%.
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