“Será un relato con muchos espacios en blanco, algunas cosas se podrán contar y otras nunca se podrán publicar”. Son las palabras de Ángel Sastre, uno de los periodistas liberados en Siria el pasado sábado después de haber estado secuestrado desde julio de 2015 junto a Antonio Pampliega y José Manuel López. El periodista, que ha concedido una entrevista al programa La Brújula, de Onda Cero, ha recordado los diez meses de cautiverio, un periodo que prefiere ver “como un paréntesis para retomar mi vida cuanto antes”.
A Sastre le gustaría hacer un relato completo, pero “con cautela por razones de seguridad”, dice. “Además de que uno quiera o no contarlas, debe ser responsable en el manejo de información porque siguen muchos compañeros allí. Son cifras espeluznantes, hay 26 periodistas secuestrados”. De hecho, “hay que tener mucho cuidado porque puedes hacer peligrar procesos de liberación. Lo que yo publiqué tendré que consultarlo muy bien”, afirma.
El periodista, que al igual que sus compañeros llegó a España el pasado domingo, confiesa sentirse “en una nube” pero “expectante por si en tres días me entra un bajón”porque “no sé si esto se controla bien”. Sastre se ha referido también al proceso de formación de Gobierno y la convocatoria de elecciones, de la que afirma haberse enterado gracias a una televisión con la que contaban. “Al principio vimos que Rajoy llamaba a hablar a Podemos y Ciudadanos, pero luego vimos que Sánchez hacía lo mismo”, recuerda. “Lo que uno pide es que no esté influyendo en tu proceso porque iría para largo”, sostiene.
Sobre el cautiverio, Sastre ha recordado que al principio el ejercicio fue una de las formas que encontraron, tanto él como el resto de secuestrados, de pasar el tiempo, pero poco después se lo prohibieron. “También me refugié en la escritura, cuando terminaba un cuaderno pasaba a otro. Ellos mismos nos los daban”, rememora. Incluso, afirma, “nos dieron dos libros sobre asuntos religiosos, posteriormente pedimos otros y nos pusieron una televisión”.
La esperanza de la liberación, dice, es algo que “he perdido por momentos”. La incertidumbre y el desasosiego son dos de los sentimientos que ha destacado el periodista porque “a mi me daba mucho miedo acabar marcado de por vida”, cuenta Sastre. “El duelo lo lleva cada uno personalmente. De hecho, la mayor parte del tiempo es en silencio, sobre todo cuando ya no tienes nada que decirte”, responde el corresponsal a la pregunta de un periodista sobre si los secuestrados hacían muchas actividades en común.