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Las comunidades abandonan los grupos prioritarios y apuestan por vacunaciones masivas para acelerar la inmunización

Los imprevistos con AstraZeneca han trastocado la estrategia de vacunación en España. En primer lugar, la suspensión de las dosis de la semana pasada ha generado recelo hacia el fármaco anglo-sueco, algo que el Gobierno quiere revertir con el mensaje de que es “seguro y eficaz”. Sanidad no solo ha retomado la vacunación con este suero, sino que va a empezar a usarlo en personas de 55 hasta 65 años, como ya se hacía en parte de Europa y habían solicitado algunas comunidades autónomas. Este movimiento altera los planes iniciales de vacunación y –lo que más preocupa a los expertos consultados– deja a buena parte de los grupos prioritarios sin una fecha clara en el horizonte mientras que avanza la vacunación de la población general.

Gracias al desbloqueo, un millón de dosis de AstraZeneca empezarán a administrarse este miércoles, retomando por donde se suspendió hace una semana –sanitarios y docentes– y llamando a los primeros del grupo de 55 a 65 años. “Se simultanearán ambos”, especificó la ministra de Sanidad, Carolina Darias, “en función del ritmo que lleve cada región” a la hora de completar el nivel de prioritarios.

Catalunya y Euskadi han anunciado que la semana que viene arrancarán la vacunación masiva rigiéndose solo por criterios de edad y no por riesgo de exposición en el trabajo, lo que promete acelerar el ritmo de inmunización. La primera habilitará seis recintos feriales y Euskadi 120 “vacunódromos”, reproduciendo así la logística que ha operado en otros países con mejor media de vacunados, como Reino Unido y Estados Unidos.

El problema es que, ante la escasez de dosis de Pfizer y Moderna, y hasta que lleguen las primeras remesas de Janssen, la población de entre 65 y 80 años (o incluso más) se queda en un punto ciego. En la estrategia de vacunación de Sanidad corresponden al grupo 5B y parte del 5C, y se definen como “vulnerables por su edad”. Según el INE, son aproximadamente unos 13,5 millones de personas. 

“La prioridad tendría que ser siempre vacunar a los grupos más susceptibles ante el virus, pero van a quedar desprotegidos hasta que no se amplíe la edad con AstraZeneca”, asegura José Antonio Forcada, presidente de la Asociación Enfermería y Vacunas (ANENVAC) y asesor en la estrategia nacional. Una vez retomado el parón con la farmacéutica, no entiende por qué no se elimina cualquier límite de edad. “Es un error no extender el uso de la vacuna a toda la población, como recomienda la EMA, la OMS y han hecho más de 80 países en el mundo”, comparte Daniel López-Acuña, exdirectivo de la OMS.

Este martes, AstraZeneca publicó los resultados de un estudio propio en mayores de 65 años, justo el grupo que obvió durante los primeros ensayos clínicos. Según la farmacéutica, su vacuna tiene una eficacia del 79% para la prevención de la COVID-19 leve con y del 100% en los casos graves que necesitan hospitalización. Carolina Darias ha prometido que estudiarán los datos durante estos días para plantearse usarla también en mayores, como pidieron Madrid y Catalunya en el último Consejo Interterritorial.

López Acuña cree que, de no hacerlo, España incurre en una paradoja. “La lógica de la estrategia de vacunación tenía que ver con la lógica de la enfermedad: la tasa de contagios y de letalidad aumenta a medida que se avanza en edad”, recuerda. José Martínez Olmos, exsecretario de Sanidad y catedrático de Salud Pública en Granada cree que era “muy correcta” la decisión de jerarquizar por edades. A los mayores de 80 primero y a los 65 hasta 79 años, después, “porque son 13 millones de personas que arrastran en su mayoría patologías crónicas”. 

Ildefonso Hernández, portavoz de la Sociedad Española de Salud Pública (SESPAS), no ve discusión en cuanto a priorizar por criterios de morbilidad. “Hay gente perdiendo calidad de vida a pasos agigantados y no solo por la COVID, sino porque se han dejado de atender otras necesidades”, menciona. “La prioridad siguen siendo las personas mayores, con todo mi respeto hacia la Policía y los docentes”, comparte Forcada. “Es la consecuencia de una gestión que se va improvisando paso a paso y que no tiene en cuenta el criterio de los epidemiólogos, que somos los que más tenemos que decir a este respecto”, añade López Acuña.

Mejor la primera dosis que ninguna

Algunas comunidades que prevén empezar con la vacunación masiva no tienen fecha para inmunizar a las personas de 65 a 80 años, como Euskadi, donde menos del 40% de los octogenarios ha recibido la primera dosis. Catalunya seguirá el mismo camino y dejará hasta el 5 de abril la vacunación de los mayores de 70 años, esperando haber terminado con los mayores de 80, aunque de momento solo el 28,4% han recibido la primera dosis.

“El sistema sanitario y las sociedades científicas que lo asesoran tienen que rectificar con la indicación de uso de AstraZeneca. Ya de por sí tenemos un problema con los mayores de 80 años porque estamos yendo muy lentos en su cobertura, pero no podemos frenar todavía más”, apuesta Daniel López Acuña. Para José Antonio Forcada, de ANENVAC, también influye que las comunidades se reserven dosis para garantizar la segunda toma, lo que en su opinión es un error. “Hay que inyectar el mayor número de primeras dosis que se pueda y no pasa nada si se tarda un poco más en poner la segunda”, asevera.

Ambos expertos entienden que España tomase un “atajo” cuando no había suficientes pruebas de la validez de AstraZeneca en personas mayores. Ahora no. “Fuimos por el camino corto priorizando al personal de primera y segunda línea y eso nos ha distraído del objetivo importante, que es evitar muertes y reducir hospitalizaciones”, defiende Acuña. “Estamos retenidos en una trampa que nos hemos puesto nosotros mismos”, incide.

Tanto Acuña como Forcada confían en que el Ministerio de Sanidad rectifique “ante el incremento de casos y la posibilidad de una cuarta ola”. “Hay que empezar con la primera pauta antes de que llegue el repunte, puesto que tenemos los hospitales en una mala situación y no sabemos cuántos recursos y cuántos sanitarios podremos destinar a la vacunación”, cree el presidente de ANENVAC. El exdirectivo de la OMS suma además el ingrediente de la variante británica, “que nos va a traer enfermedades más severas y más letales”, y ante lo que, en su opinión, España no puede dejar a más de 13 millones de personas vulnerables totalmente desprotegidas. “Para que eso no pase, es una decisión que deben tomar antes de Semana Santa”, pide Acuña.