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AstraZeneca arrasa entre quienes podían elegir segunda dosis de Pfizer y eso impacta en el plan de vacunación

Belén Remacha

26 de mayo de 2021 23:06 h

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La parte más caótica de una campaña de vacunación que, por lo demás, va muy bien. Así ven muchos especialistas la gestión de la segunda dosis contra la COVID-19 de los menores de 60 años que recibieron una primera de AstraZeneca/Oxford entre febrero y abril. Los afectados son en su mayoría profesionales considerados esenciales, casi 2 millones, que quedaron en un limbo cuando el Ministerio de Sanidad y las comunidades, como en otros países, suspendieron la campaña para su edad con este fármaco, que requiere de dos pinchazos espaciados por 12 semanas. Pero la semana pasada Sanidad y comunidades decidieron que en esa pauta se daría una de Pfizer/BioNTech por defecto y, si alguien presentaba un consentimiento informado sobre los posibles riesgos, podría recibir AstraZeneca. Cada comunidad se gestiona a su manera y la mayoría todavía no han comenzado a poner estas segundas dosis. Entre las que sí, reportan una mayoría abrumadora de personas que han optado por AstraZeneca. La Agencia Europea del Medicamento nunca la ha desaconsejado para ninguna edad.

En Murcia, la consejería informa de que el 90% de los menores de 60 en esta situación citados el martes escogieron AstraZeneca. En Galicia, donde piden consentimiento tanto si se quiere AstraZeneca como si se quiere Pfizer, comenzarán este jueves, pero lo han dicho el 87% de los contactados, según la Xunta. En Andalucía, la consejería asegura que la cifra llega a aproximadamente el 99%. Las tres comunidades que dan datos son tres de las que se opusieron fuertemente a la vía que defendió Sanidad: administrar Pfizer. Especialmente insistente fue Madrid, que animó a sus ciudadanos a elegir AstraZeneca, pero donde han anunciado ahora que no se comenzará a llamarles hasta la semana que viene. El mismo plazo han dado otras como Navarra. En Castilla y León quieren comenzar a finales de esta. Otras solo comunican que “en breves” arrancarán, como la Comunitat Valenciana o Cantabria. Algunas regiones enviarán la cita por sms, con el consentimiento para firmar incluido con un link, aunque se podrá rellenar también en el lugar.

Todo este asunto costó la semana pasada una guerra abierta entre las comunidades autónomas y Sanidad. Que varias protestaran por la decisión de dar Pfizer por defecto fue el motivo por el que, tras un informe del Comité de Bioética que lo avalaba, Sanidad aceptó la vía del consentimiento informado para quien quisiese AstraZeneca.

Ahora lo que puede costar el asunto es un desajuste en las previsiones y una desorganización. “Puede haber un problema gordo”, comienza a decir José Antonio Forcada, presidente de la Asociación Enfermería y Vacunas, parte de la estrategia nacional, “si de verdad todos los menores de 60 años empiezan a pedir AstraZeneca. Se hicieron unos cálculos con Pfizer, pero al final el Ministerio bajó la cabeza y oferta las dos. Esperemos que no haya problemas para que AstraZeneca envíe suficientes, pero esto es un problema que se han buscado ellos”. En Euskadi ya se ha avisado de que, si se prefiere AstraZeneca, habrá que esperar.

Son algo menos de 2 millones de menores de 60 años los que se tienen que poner esta segunda inyección. A los de entre 60 y 69 años también se les ha administrado en su mayoría AstraZeneca (tienen una dosis casi el 90%) y tocan las segundas, también de AstraZeneca, entre junio y agosto. Ellos son 5,3 millones de personas. En neveras, guardadas actualmente, tenemos algo más de un millón de dosis de AstraZeneca. A esa cantidad se le suma que hasta septiembre deberían llegar 6 millones más; en total, 7 millones. AstraZeneca ha confirmado 1,5 millones de ellas este próximo lunes, pero la farmacéutica ya ha tenido varios incumplimientos de contrato que los gobiernos europeos temen que se repitan.

Así que si todos esos casi 2 millones de menores de 60 años eligen AstraZeneca, los cálculos peligran o van muy justos. Inmaculada Cuesta, secretaria de ANENVAC y participante en la estrategia nacional, asegura que para este tipo de decisiones como inocular Pfizer por defecto o el consentimiento informado, “se tiene en cuenta” también el suministro esperable para las siguientes semanas. Según la ministra Carolina Darias “no tendría que haber problema de abastecimiento”, a falta de confirmar cuántas personas realmente la quieren. Fernando Simón, como portavoz de Sanidad, abrió la puerta este lunes a que, si hubiese problemas de estimaciones, a los mayores de 60 años también se les diese la opción de Pfizer, que es la compañía de la que más recibimos y más regularmente: 1,7 millones de dosis a la semana.

Casi dos millones de ciudadanos decidiendo

El pasado 7 de abril, las comunidades y el Ministerio acordaron suspender la campaña con AstraZeneca para los profesionales considerados esenciales (policías, bomberos, militares, docentes) menores de 60 años que estaban siendo vacunados con ella, debido a un vínculo entre la inoculación y unos pocos casos de trombos que había detectado la Agencia Europea del Medicamento (EMA) entre unos 20 millones de personas en el continente. También, se reconoce en la estrategia nacional, buscaban con esto dar un impulso a la vacunación de los mayores de 60 años, el grupo más vulnerable frente a una COVID-19 grave. AstraZeneca, como todas las demás vacunas aprobadas menos Janssen, requiere de dos dosis para considerar la inmunización completa. Así que ese es el 'limbo' en el que se quedaron esos casi 2 millones de ciudadanos. Pasó también en otros países, como Francia, aunque resolvieron en abril que se les diese Pfizer, sin ningún tipo de consentimiento informado. La EMA siempre dijo que los beneficios eran ampliamente superiores a los riesgos, que son mínimos, y que era apta para cualquier edad.

Las pautas de los primeros vacunados en febrero comenzaban a tocar a principios de mayo, pero se retrasaron en España cuatro semanas, hasta finales de mes, para dar margen. Y ahora llegamos al momento en el que se les va a dar Pfizer por defecto, pero AstraZeneca si lo escogen, y deben decidir. El informe del Comité de Bioética que lo avaló reconocía que dar a elegir a los ciudadanos una vacuna no es ético en una pandemia con escasez de dosis, pero lo aceptaban en aras de paliar el posible rechazo a AstraZeneca que pudiese haber, y por tanto de salvaguardar la salud pública. Algunos menores de 60 años que están en esta situación cuentan a elDiario.es que están informándose sobre qué opción tomar, e incluso algunos se hacen pruebas para valorar si generaron muchos anticuerpos con la primera dosis de AstraZeneca; es decir, si el fármaco ha funcionado con ellos.

La vacunación llamada “heteróloga” o “mixta” es frecuente en otras campañas contra otras muchas enfermedades y es probable que se extienda si en el futuro hacen falta pinchazos de recuerdo frente a la COVID-19. El método se considera por lo general seguro y eficaz y el Instituto de Salud Carlos III elaboró un ensayo para aportar pruebas. A su vez, la ficha técnica y la OMS siguen contemplando la vacunación completa con Vaxzevria (nombre comercial de AstraZeneca). Algunos expertos señalan que es anómalo que haya que firmar un consentimiento para la combinación aceptada por la comunidad científica, no al revés, por mucho que ambas formas se consideren seguras.

El ritmo se ha ralentizado, pero poco

En esta situación de las segundas dosis hay personas de entre 18 y 60 años. En paralelo a que lleguen, se está comenzando a vacunar a la población de entre 50 y 59 años, con Pfizer y Janssen sobre todo. Prácticamente todos los mayores de 80 aceptaron vacunarse, y es lógico que la reticencia vacunal vaya aumentando conforme baja la edad, aunque de momento esto no se observa, explican tanto en ANENVAC como en el Sindicato de enfermería SATSE. El ritmo de vacunación se ha ralentizado levemente esta última semana (de 350.000 dosis al día a 320.000) pero, según María José García, portavoz de SATSE, “entre los menores de 50 todavía hay muchas ganas. Cuanto más joven se es, esa necesidad imperiosa de vacunarse se reduce, pero aún no”. 

La bajada “poco considerable” se debe más en su opinión a que esta semana no hemos recibido ninguna dosis de Janssen ni de Moderna. Y también precisamente a cierto lío con AstraZeneca y al amplio espacio temporal que hay entre las dos dosis. Ahora toca, dice García, “insistir en la necesidad de reforzar a las enfermeras que se dedican a la vacunación”, porque llega el verano y merecen vacaciones, y acondicionar los espacios masivos de vacunación para las altas temperaturas.

Con información de Fátima Caballero, Lucrecia Hevia, Laura Cornejo, Gonzalo Cortizo, Rodrigo Saiz, Blanca Sáinz y Carlos Navarro.