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Baleares marca el camino del adiós a las cápsulas de café, las pajitas y los bastoncillos de usar y tirar

Imagen de archivo de la contaminación de los océanos por plástico

Angy Galvín

Baleares puede estar marcando el camino: el Govern ha redactado un proyecto de ley para poner fin a la ingente contaminación generada por los productos de un solo uso, muchos de ellos a base de plástico. La norma sobre residuos prohibirá todos los objetos de “usar y tirar”: cápsulas de café, pajitas, bastoncillos para los oídos, vajillas de plástico, cuchillas de afeitar, cartuchos de impresora, palos de caramelo -estilo Chupa Chups- y mecheros. Su uso masivo supone un grave problema ambiental.

Esta decisión llega al mismo tiempo que la Comisión Europea acaba de publicar su estrategia para reducir la producción de plástico. Cada año, se producen 25 millones de basura plástica en la Unión Europea, según al Comisión. Mucho de ello proviene de esos artículos que, de acuerdo con el plan de Baleares, deberían estar fuera juego para 2020. La estrategia europea pretende que en 2030 todo el empaquetado (ahora de plástico) “sea reutilizable o fácilmente reciclable”.

Todos estos productos tendrán que cumplir unas condiciones: o son fácilmente reciclables -por ejemplo, las cápsulas tendrán que ser de material compostable- o los productores tendrán que crear un sistema para que se recojan y se reciclen adecuadamente. Por su parte, los envases de las toallitas tendrán tener información suficiente para que los usuario conozca el problema que generan por su difícil reciclaje.

Hasta el 80% de la basura acumulada en las playas está compuesta de plástico. Los datos que maneja el Ejecutivo comunitario indican que la mitad de estos desperdicios son objetos de usar y tirar. Otro tercio son otros objetos plástico. ¿Los más habituales? Botellas, vasos, cubiertos, bolsas y bastoncillos. La estrategia planea que los estados deban monitorizar y reducir su basura marina.

“Es una normativa muy valiente y con un objetivo medioambiental muy claro: cambiar de modelo de consumo”, comenta Sebastià Sanso, director general de residuos y calidad ambiental del Govern. Según Sanso, el Ejecutivo autonómico ha querido abordar “aquellos productos que terminan siendo los residuos más problemáticos, ya sea fijando una reducción de los mismos o una mejora en su tratamiento y menor impacto”. 

Para él, es “imposible” llevar a cabo un “cambio radical en la cultura del 'usar y tirar' de un día para otro”. Sin embargo, defiende el papel de las administraciones en esta lucha: “Cada vez surgen más productos sin los cuales antes vivíamos perfectamente. Hasta hace dos días, bebíamos café en cafetera italiana. Aunque no podemos decir que prohibimos estos productos, por los límites que nos impone el libre comercio, sí tenemos protestad para poner medidas que protejan el medioambiente”. 

Un fuerte impacto ambiental

Los productos que va prohibir el Govern balear no están escogidos al azar. Por ejemplo, los bastoncillos son, junto con los filtros de los cigarros, los residuos más frecuentes en el Mar Mediterráneo, tal y como explica Carlos Arribas, responsable de residuos de Ecologistas en Acción. “Estos productos se van degradando y tienen un gran impacto, no solo por el tema estético, sino porque se convierten en microplástico, los peces se los comen y el plástico acaba en nuestra mesa”, comenta Arribas.

El mar está lleno de plástico. Sus aguas acumulan extensiones kilométricas de residuos, la mayoría de las veces no en forma de grandes pedazos sino de microplásticos de tamaño diminuto que pasa fácilmente a la cadena trófica de la fauna marina.

Este miembro de Ecologistas en Acción recuerda que en Francia ya se han tomado mediadas al respecto: los bastoncillos de los oídos deben ser de cartón, lo que facilita su reciclaje. Además, el país vecino también ha prohibido los cubiertos de un solo uso. Arribas recuerda que tanto las vajillas como el resto de materiales pequeños, como las cápsulas o las cuchillas, “no se terminan reciclando en las plantas de tratamiento por su tamaño reducido”.

El papel del turismo

Margalida Ramis, portavoz de la asociación ecologista GOB-Mallorca, comenta que el turismo tiene un papel fundamental en la contaminación medioambiental de Baleares: “En verano doblamos nuestra población. Esto provoca un problema por la cantidad de residuos que se genera y, por ello, se han tenido que dimensionar las infraestructuras de gestión. Lamentablemente, el sistema actual está basado en la incineración”.

Ramis dice que existe una buena gestión de los residuos generados por el turismo en lo referido a la recogida en los hoteles. Sin embargo, observa que en las últimas temporadas ha habido problemas de contaminación en entornos vírgenes y/o  protegidos, que están “extremadamente masificados” y en los cuales se acumulan muchos residuos. También el mar se contamina, según Ramis, por turistas náuticos que no tienen ningún apego por el mar y arrojan los residuos.

Para el GOB, los dos retos del futuro en el archipiélago son: por un lado, convertir las grandes cantidades de materia orgánica que se generaran -especialmente en los hoteles- en compost y, por otro, mejorar en la recuperación de envases. Una de las opciones para conseguir unos mayores niveles de recuperación de envases son los Sistema de Depósito, Devolución y Retorno (SDDR) y, por ello, Ramis espera que se incluya en la nueva ley de residuos.

Prohibido el despilfarro de alimentos

Además del reciclaje de productos de plástico, la ley que quiere aprobar el Govern balear aborda otro tema importante: el despilfarro de alimentos en buen estado. La normativa establece que el derroche alimentario se reduzca en un 50% para el año 2030 y esta previsión afecta todos los eslabones de la cadena: transformación, fabricación, distribución y venta de alimentos.

Incluso, el Ejecutivo autonómico prohibirá que los comercios y los puntos de venta tiren los productos que todavía conservan sus propiedades. Por su parte, los comedores públicos tendrán que donar su comida sobrante a comedores sociales y a particulares que lo necesiten.

Más fuentes de agua y menos plástico

Como el objetivo es reducir los residuos y aumentar el reciclaje -por ejemplo, antes de 2030 se tendrán que reciclar como mínimo un 75% de los envases-, el Govern instalará más fuentes de agua en los espacios públicos. Sino, la alterativa es promover los envases reutilizables.

Además, exceptuando los centros hospitalarios y sanitarios, se prohibirá la comercialización de botellas de agua de un solo uso en edificios e instalaciones públicas.

Por su parte, las empresas responsables de las máquinas expendedoras en edificios públicos tendrán que encargarse de que haya una fuente de agua potable. Si no, tendrán que comercializar las botellas reciclables. Misma obligación tendrán en la hostelería y la restauración: deberán ofrecer al cliente agua no envasada de forma gratuita.

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