Baleares protege la posidonia: destruir el 'pulmón del Mediterráneo' tendrá multas de hasta 2 millones de euros

El Govern balear ha aprobado este viernes el Decreto sobre la conservación de la posidonia oceánica, conocida como “el pulmón del Mediterráneo” por ser una de las principales fuentes de creación de oxígeno. Desde ahora, estará prohibido hacer pesca de arrastre sobre posidonia, así como extraer áridos, abocar materiales dragados y fondear barcos de manera incontrolada.

Las multas oscilan de los 100 euros a los dos millones. Miquel Mir, director general d'Espais Naturals i Biodiversitat del Govern, explica a eldiario.es que las multas millonarias están pensadas para grandes impactos medio ambientales, como un vertido de un petrolero, no para fondeos de barcos. Añade que el Govern no ha creado un régimen sancionador, sino que ha adaptado otros dos existentes a la realidad de la posidonia en Baleares.

El fondeo de barcos ha sido uno de los principales problemas a los que han tenido que hacer frente las administraciones públicas y los grupos ecologistas: la tardía aprobación del Decreto por problemas de redacción final y por la oposición del sector náutico, así como la falta de medios manifestada por los agentes de la Conselleria de Medi Ambient, han permitido hasta ahora destrozos medio ambientales en las praderas.

Con esta nueva regulación, Baleares implanta una normativa pionera a nivel europeo. Además de prohibir prácticas nocivas para la posidonia, el Ejecutivo regula el uso que debe hacerse de sus restos: no se podrá retirar, poseer, transportar o usar restos de posidonia muerta en ciertas playas naturales (no urbanas), a no ser que sea dedicada a usos “tradicionales y con métodos manuales”, como sucede en muchas zonas del Mar Mediterráneo.

La Conselleria de Medi Ambient también tendrá que cartografiar las praderas de posidonia y estas delimitaciones cartográficas deberán ser incorporadas en las cartas náuticas. Baleares es, según el total inventariado, la zona del Estado con más praderas: hasta 650 km cuadrados, un 50% del total de la posidonia que vive en los mares españoles. El Mar Mediterráneo tiene 50.000 kilómetros cuadrados de esta planta endémica.

Una joya medio ambiental

La protección de la posidonia responde a su alto valor: una hectárea de esta joya medio ambiental crea cinco veces más oxígeno que una de selva amazónica. Durante 100.000 años, la posidonia ha vivido en la costa de los países mediterráneos capturando por metro cuadrado más CO2 que cualquier bosque de nuestra latitud. La pradera balear de posidonia es el organismo vivo más grande y más longevo del mundo.

La planta tiene otros efectos positivos. Por ejemplo, filtra sedimentos, crea barreras que evitan la erosión de las playas y mantiene la calidad y oxigenación del ecosistema submarino. Además, sus praderas tapizan el fondo marino y constituyen un ecosistema que posibilita el desarrollo de actividades recreativas como el submarinismo.

Joan Carles Palerm, presidente de la asociación ecologista GOB en Ibiza, enumera los usos ecológicos y populares de la posidonia. Entre los primeros, destaca su contribución al mantenimiento de las aguas turquesas: “Las playas de Baleares tienen un color muy blanco. Entre el 90 y 99% de la arena tiene su origen en los animales que viven encima de la posidonia o dentro de ella. Sin posidonia no tendríamos playas turquesas”.

Amenazas: el turismo y la contaminación

Las praderas de posidonia están amenazadas en toda la región mediterránea por el efecto del turismo y la contaminación. Las zonas de esta planta acuática han sufrido solo en Formentera una regresión de entre el 30% y el 40% en pocos años, según las estimaciones gubernamentales. Y eso a pesar de que desde el año 1999 una de estas praderas de posidonia, la del Parque Natural de las Salinas, es Patrimonio de la Humanidad.

La especie está en peligro por los turistas irresponsables con el medio ambiente, la contaminación de las aguas –generada, por ejemplo, por un mal tratamiento de aguas residuales– y la construcción en primera línea de playa. El amarre de los barcos que con sus anclas y cadenas barren el fondo marino es una de las amenazas más graves, denunciadas por entidades ecologistas como GOB Mallorca o Terraferida, quienes han manifestado su contento por la aprobación del Decreto.