El cambio climático no solo supone un peligro cierto para la salud y los ecosistemas, sino que, también, amenaza con borrar la memoria de la Humanidad. Más de tres cuartas partes del Patrimonio Cultural nacido en la costa del Mediterráneo está en riesgo por una de las principales consecuencias del calentamiento global: la subida del nivel del mar que multiplica la erosión y el riesgo de inundaciones, según una investigación publicada en Nature.
De los 49 principales lugares culturales Patrimonio de la Humanidad situados en zonas costeras de baja elevación (hasta 10metrosde alturay con conexión hidrológica con el mar) entre 36 y 46 (según las proyecciones más o menos severas)tienen esa espada de Damocles encima.El análisis arroja que en el siglo XXI, según los escenarios que dibujan, habrá un 50% más de riesgo de padecer una inundación y el peligro por erosión empeorará un 13%.
No se salva nadie: desde el confín más oriental del Mare Nostrumque baña las ciudades libanesas analizadas de Byblos y Tiro o la israelí de Acre hasta el Peñón de Gibraltar, refugio de los últimos neandertales de Europa. Pasando por Venecia, Rávena, Arles, Argel... El mapade puntos amenazados es una lista deiconos de la civilización humana de valor intangible. En España, el conjunto arqueológico de Tarraco y el paisaje cultural de la Sierra de Tramuntana (Mallorca) están en el grupo de amenazados. Además, en la península ibérica también se ven afectadas las cuevas de Gorham en el peñón de Gibraltar.
Una gran proporción de los bienes culturales está situada en las costas debido a que gran parte de la actividad humana se ha desarrollado en estas zonas. En el caso del Mediterráneo se agudiza, ya que en la primera línea surgieron diversas civilizaciones antiguas. La alta concentración de lugares Patrimonio de la Humanidad en esta costa se ha debido “al corto rango de las mareas [no hay mucha distancia vertical entre la pleamar y la bajamar] y la topografía escarpada en estas costas”, explican los investigadores quienes describen que “los asentamientos suelen situarse directamente frente al mar o muy poco por encima del nivel de las aguas”.
Una de las autoras del estudio, Lena Reimann, investigadora sobre riesgos costeros y elevación del nivel del mar en la Universidad de Kiel (Alemania), especifica a eldiario.es que “de acuerdo con nuestros resultados, Tarraco presenta un riesgo muy alto por la erosión incluso con las condiciones actuales, sin tener en cuenta la subida del nivel del mar [asociada al cambio climático]”. El paisaje de la Sierra de Tramuntana está en amenaza creciente tanto por la erosión como por las inundaciones “y este riesgo puede aumentar considerablemente este siglo, dependiendo de la elevación marina”, añade Reimann.
El norte del Adriático
El país que presenta más lugares costeros de la Unesco es Italia (15), seguido de Croacia(siete), Grecia y Túnez (ambos con cuatro). La costa norte del Adriático es la zona con peores registros para la inundación. A las ciudades italianas de Venecia, y Rávena y la croata Poreç –que ya padecen un riesgo “muy alto”– se unen con un aumento del peligro, según el estudio, Trogir (Croacia), Split con el palacio Diocleciano (Croacia), Stari (Croacia), Butrinto(Albania), la Ciudad púnica de Kerkuán (Tunez) y la Tramuntana.
La erosión, que ahora ya supone un peligro real, se multiplica según sube el nivel medio marino. La línea base utilizada por los investigadores es la del año 2000, cuando la distancia media de los lugares al agua era de 1,1 km. Los cálculos más conservadores la dejan a final de siglo en 762 metros y los menos en poco más de 100 metros. Los lugares que verían empeorar más su situación son Tiro (Líbano), Samos (Grecia) y Tarraco (España).
“Los sitios Patrimonio de la Humanidad en riesgo casi se han duplicado desde 2014”, contestan desde la Unesco, el organismo de la ONU que concede el sello de patrimonio. Uno de sus especialistas, Guy Debonnet, explica que“si no se mantiene el calentamiento global por debajo del 1,5ºC el futuro de muchos de nuestros sitios es realmente sombrío”. Por eso la Unesco pide que los estados se comprometan a “la aplicación más ambiciosa” del Acuerdo de París contra el cambio climático.
En 2005, este organismo advirtió de que los impactos del calentamiento estaban afectando a muchos sitios –naturales y culturales– y que era probable que afectaran a muchos más. Debonnet repite que la conservación“es una obligación de los estados”. Ante el curso de los acontecimientos, en junio de 2018, el Comité de Patrimonio Mundial solicitó a sus órganos consultivos que renovaran el Documento de orientación frente a las repercusiones del cambio climático. “Está en curso”, afirman.
Blindaje previo
Joaquín Rodríguez Vidal, catedrático de Geodinámica en la Universidad de Huelva, fue uno de los autores que describieron en 2014 el primer ejemplo mundial de arte rupestre atribuido a los neandertales. Unos grabados de, al menos, 39.000 años que atestiguan el pensamiento simbólico de esta especie humana. Se halla en la cueva de Gorham, en el peñón de Gibraltar. Al habla con eldiario.es, Rodríguez Vidal se muestra tranquilo ante el peligro que puede correr el yacimiento: “La amenaza física es real, pero se ha previsto”, cuenta. “Esta cueva esta a nivel del mar y forma parte de un conjunto impresionante, pero lo que el mar se podía llevar, ya se lo ha llevado”.
Este geólogo explica que el registro existente se encuentra en el interior, protegido por diques “debidos a derrumbamientos” y las medidas a las que la declaración de la Unesco obligó: “Obras y espigones que blindan lo emergido. Se tomaron medidas preventivas porque la vulnerabilidad era muy evidente al estar la cueva a nivel del mar”. Al fin y al cabo, la investigación en el peñón está lejos de agotarse y sigue desvelando secretos sobre la Humanidad. “Queda mucho en la zona interna y está dando resultados muy prometedores sobre la ocupación de los neandertales en el sur de Europa”.
La investigadora Reimann coincide en que las medidas de protección son esenciales y particulares para cada lugar. Y les pone tarea a las administraciones responsables de gestionar cada tesoro: “Hacen falta estudios locales para saber qué medidas específicas pueden ser instaladas o desarrolladas en cada sitio”.
El patrimonio de la costa mediterránea español incluido en el estudio ejemplifica la variedad de situaciones al tratarse de restos arqueológicos de muchos siglos como Tarraco y un paisaje cultural como en Tramuntana.“Se necesita investigación para desarrollar medidas, según el tipo de sitio, que pudieran servir a los responsables para implementar esta adaptación”.