El cáncer y las enfermedades circulatorias son el principal reto de salud en España

David Noriega

29 de febrero de 2024 12:32 h

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Las enfermedades del aparato circulatorio y el cáncer son las responsables de más de la mitad de las muertes en España. El aumento de la esperanza de vida y el desarrollo de estilos de vida no saludables han provocado que la población tenga cada vez más patologías crónicas, con las que se convive durante años y el sistema nacional de salud, por si solo, no tiene capacidad para afrontar este reto. Esta es una de las principales conclusiones del Informe sobre el Sistema Sanitario: situación actual y perspectivas para el futuro, presentado este jueves por el Consejo Económico y Social (CES).

“El sistema nacional de salud español ha gozado tradicionalmente de una buena reputación y soporta muy bien la comparación internacional, arrojando unos resultados muy favorables tanto en salud como en esperanza de vida, con un gasto inferior a la media europea. Sin embargo, en los últimos años la preocupación ciudadana sobre su deterioro va en aumento, por lo que es muy importante recuperar esa confianza”, indica el presidente de la comisión de trabajo, Félix Martín, que señala tres aspecto “fundamentales” de la sanidad: la universalidad, la extensión de la cartera de servicios y la cualificación y profesionalidad de los recursos humanos.

La esperanza de vida al nacer ha pasado de los 80,6 años en el caso de las mujeres y de los 73,5 para los hombres en 1991 a los 85,7 y los 80,4, respectivamente en 2022. Ese año, quienes cumplían 65 tenían una expectativa de sobrevivir 23 y 19,1 años más. Además, el porcentaje de esos años en buen estado de salud, está por encima de la media europea. Sin embargo, ha aumentado también la cronicidad, sobre todo en las mujeres. “Esto nos lleva a una apuesta decidida por la prevención y la preparación ante nuevos shock”, indica Martín.

El informe de este órgano consultivo, con más de 150 propuestas de mejora, hace hincapié en la atención a esa cronicidad en un momento en el que “las personas de más de 65 años conforman un segmento cada vez más voluminoso, lo que contribuye, junto con el descenso del número de nacimientos, al envejecimiento de la población”. “La efectividad de las políticas de salud pública exige el compromiso de actuar sobre los principales determinantes de la salud, con planes interdepartamentales de salud pública, con altos niveles de colaboración y coordinación”, señala el trabajo.

El presidente del CES, Antón Costas, ha apuntado también al problema de la salud mental, que “emerge como una realidad preocupante”. También lo es que solo 2 de cada 10 consultas se atienden en la sanidad pública, ante la “insuficiencia de los recursos” que certifica el informe y que “implica gasto para la mayoría de los pacientes”, lo que “puede resultar en una situación de cuidados inversos, recibiendo menos atención quienes más la necesitan”.

Costas ha lamentado la existencias de “barreras invisibles” en el sistema nacional de salud. Estas responden a factores territoriales, pero también de edad, género, formación y clase. “No tratamos bien la obesidad o la salud bucodental, que es uno de los signos más visibles de la pobreza de un país”, indica el presidente del CES. Martín pone otros ejemplos: “Un hombre con estudios superiores puede llegar a vivir, a partir de los 30, unos 5 años más que otro con estudios primarios. Por territorios la diferencia es significativa, puede llegar a vivir hasta 7 años más”.

El informe apuesta por avanzar hacia una “efectiva universalidad” del sistema nacional de salud, con la atención primaria como el “verdadero eje del sistema”. “Habrá de asumir el necesario refuerzo de su función preventiva en los próximos años, con el fin de incrementar el tiempo de vida con buena salud y libre de discapacidad”, indica. Pero los expertos son también conscientes del deterioro de este primer escalón asistencia, que pasó de 380 millones de consultas en 2020 a más de 450 en 2021. “Atraviesa una situación especialmente crítica”, indican. Para atajar esta cuestión, apuestan por impulsar los objetivos del Plan de Acción de Atención Primaria y Comunitaria, aumentar su capacidad resolutiva, simplificar los circuitos asistenciales de atención, priorizar la prevención y promocionar estilos de vida saludable.

Los trabajo del CES, secundado por 60 consejeros del mundo empresarial, social y de los sindicatos, tampoco pasa de puntillas por la crisis de recursos humanos. “Requiere ser objeto de atención prioritaria para salvaguardar la calidad y la accesibilidad de la atención, así como el atractivo de las profesiones sanitarias”, indica. “El esfuerzo de personal contratado durante la pandemia no se ha mantenido en su totalidad y, a menudo, las condiciones laborales son disuasorias por su temporalidad, contratos de corta duración o las dificultades de conciliación”, explica Martín, “que hace que la inestabilidad de las plantillas dificulte la, ya de por sí, complicada gestión de los centros sanitarios”.