Al visón europeo le hace falta una campaña de imagen para salvarse de la desaparición. Aunque no gozan de las relaciones públicas de los linces ibéricos, los visones autóctonos que pululan por los ríos españoles están más amenazados que el icono salvaje de la península ibérica. A pesar de contar con una estrategia de conservación propia desde 2005 y el estatus de “en peligro crítico” desde 2018, nada ha detenido su carrera hacia la extinción: se calcula que hay unos 142 ejemplares en toda España, según la última estimación publicada este lunes por el Ministerio de Transición Ecológica. En 2000 llegaban a 1.000. En 2018 estaban en unos 500.
“Llama la atención el número tan bajo”, explica el coordinador del trabajo para Transición Ecológica, José Jiménez García-Herrera. El investigador del IREC-CSIC añade además que “la diversidad genética de la especie en España es muy baja, por lo que primero hay que ver si es viable por sí misma o si hay que traer especímenes del sur de Francia”, su lugar de origen. La especie “está en una situación muy grave, pero hay que afrontarla”, resume.
La diversidad genética de la especie en España es muy baja, por lo que primero hay que ver si es viable por sí misma o si hay que traer especímenes del sur de Francia
Cuando la población de linces ibéricos cayó a menos de cien felinos en 2002, se dispararon las alarmas. “Es una especie emblemática y, al llegar a ese punto, se activaron proyectos Life europeos uno detrás del otro. Ahora está en mucho menor peligro que los visones europeos”, apunta la responsable del programa de especies en WWF, Laura Moreno.
El eslogan que ha acompañado al lince ha sido: “El felino más amenazado del planeta”. Al visón se le puede etiquetar como “el carnívoro más amenazado en Europa”. Pero si el último censo del gran gato arrojó una población de más de 1.600 ejemplares –la especie abandonó el estatus crítico en 2015–, “la tendencia con el visón ha sido al revés: de 1.000 a 142 individuos de una forma muy rápida”, dice Moreno.
Además, su territorio es pequeño, solo vive en la parte alta de la cuenca fluvial del Ebro en las provincias de Álava, Gipuzkoa, Bizkaia, Navarra, La Rioja, norte de Castilla y León (Burgos y Soria) y algún núcleo en Zaragoza.
La secuencia de proyectos Life para el lince se ha traducido en millones de euros de presupuesto –una buena parte financiados por la Unión Europea– y recursos. Para Mustela lutreola, la declaración de 'en peligro crítico' debería haberle facilitado algo al menos similar, pero “desde que terminó su propio proyecto Life en 2019, no hay ningún otro específico”, cuenta Laura Moreno.
Los datos que acaban de conocerse “suponen una importante llamada de atención”, admiten en el Ministerio de Transición Ecológica, ya que “España ostenta una gran responsabilidad en la conservación de esta especie a nivel global”. Se refieren a que el visón europeo ha pasado de estar extendido por todo el continente a solo sobrevivir en puntos del norte, los deltas de los ríos Danubio y Dniéster y en el suroeste de Francia y norte de España. Se ha extinguido en el 95% del territorio donde vivía.
¿Le hace falta al visón una campaña de imagen como la del lince? “Hubo una apuesta muy decidida por salvar al felino”, concede la responsable de WWF. Si ambas especies pueden compartir problemas como la destrucción del hábitat en el que viven, el mustélido soporta un problema extra específico: el acorralamiento al que lo somete la especie invasora del visón americano (el Neovison neovison). “Eso no lo padecía el lince”, subraya el investigador del IREC, José Jiménez.
Se ha hecho bastante para contener al visón americano, pero no se le puede dar ni un respiro y cuando se ha aflojado ha avanzado otra vez
La presión que ejerce Neovison neovison es crítica. El Comité Científico de Flora y Fauna de Medio Ambiente reseñaba en su dictamen sobre el visón europeo de 2016 que los análisis indicaban “una probabilidad de extinción del 100% en 10 años si el avance en la ocupación del territorio por parte del visón americano continúa al ritmo actual” .
“Si en un hábitat entra el americano, el europeo se desploma porque depreda directamente sobre él”, resume Jiménez García-Herrera.
Laura Moreno concede que “se ha hecho bastante para contener al visón americano, pero no se le puede dar ni un respiro y cuando se ha aflojado, ha avanzado otra vez”. También se queja de que, a pesar de actuarse mucho para controlar la especie invasora en las zonas donde hay visón europeo, “no ha sido así en áreas periféricas como Galicia o la Comunidad de Madrid, y por ahí van colonizando hasta acorralar a la especie autóctona”.
La conquista de Neovison es un ejemplo perfecto del problema de las especies exóticas invasoras. La estrategia de control y erradicación del visón americano describe que las poblaciones asilvestradas en España “son debidas a escapes continuados [de explotaciones peleteras] por medidas de seguridad insuficientes, fugas masivas por accidentes en las granjas y por el abandono de la actividad”. Luego se le añadieron liberaciones masivas realizadas por grupos animalistas. “De gran trascendencia mediática y efectos muy negativos sobre especies silvestres”.
Laura Moreno incide en que “es incoherente” que, a sabiendas de que la mayor amenaza son los visones americanos y que el foco de reinvasión está en las granjas peleteras, “todavía estén permitidas hasta 2030”.
Como en el caso del lince, el programa de salvamento del visón europeo incluye la cría en cautividad y la liberación de ejemplares. “Hemos detectado en el trabajo de campo algunos de los visones que han sido liberados en este tiempo”, informa el investigador del IREC. Así que, concluye Jiménez García-Herrera, si se detiene la llegada de la variedad invasora, “se ha demostrado que los ejemplares criados pueden establecerse en un entorno silvestre”.