Carrera entre las farmacéuticas por dominar la vacunación contra ómicron

Raúl Rejón

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Las farmacéuticas como Moderna y Pfizer están en medio de una carrera por dominar la siguiente ronda de vacunas contra la COVID-19: la inmunidad frente a ómicron antes de que llegue el invierno.

Moderna ha contraatacado la posición dominante de Pfizer. El 8 de junio se adelantaba al afirmar que su nueva fórmula proporciona “una respuesta inmunológica superior” ante la variante que, precisamente, disparó los casos a finales de 2021. El CEO de la empresa, Stéphane Bancel, consideró que era “la segunda prueba de la superioridad de nuestra vacuna bivalente”, es decir, que sirve contra la versión original del SARS-CoV-2 y para ómicron.

Según sus propios datos preliminares, “el refuerzo con la vacuna bivalente es nuestro principal candidato para el otoño de 2022”.

¿Por qué mencionar el otoño? El Centro Europeo de Control de Enfermedades (ECDC) considera que es esperable una nueva ola de COVID-19 a partir de esa estación. “Los países deberían planificar la implementación de más dosis de refuerzo para la población vulnerable al comienzo del otoño”, ha afirmado. Y “posiblemente,combinarlas con la campaña de la gripe”, ha aclarado.

Hasta ahora, Pfizer ha doblado los ingresos de Moderna por las dosis contra el nuevo coronavirus. La vacuna que comparte con la alemana BioNTech les proporcionó en el primer cuatrimestre del año 13.000 millones de dólares –12.900 millones de euros–de ingresos frente a los 5.900 millones de Moderna –unos 5.800 millones de euros–.

Ambas compañías han incrementado mucho sus ventas de enero a mayo respecto al mismo periodo de 2021. Pfizer pasó de 3.400 millones a esos 13.000. Moderna saltó de 1.700 a casi 6.000 millones de dólares, según los resultados presentados por las dos corporaciones.

El ARN mensajero se ha impuesto

Unas dos semanas después de Moderna, Pfizer publicó un comunicado en el que informaba de “la alta respuesta inmunológica” de sus proyectos de vacuna “adaptada a ómicron”. La farmacéutica quiere poner en circulación, por una lado, un modalidad especifica “para ser usada como segundo refuerzo” y por otro, la bivalente. Las dos, afirma, “obtienen mejores respuestas que la versión actual”.

“Estamos deseando debatir nuestro datos con la comunidad científica y las autoridades sanitarias para poder introducir cuanto antes estos refuerzos contra ómicron si son autorizados”, ha asegurado el responsable de la empresa, Albert Bourla.

Desde luego, ambas farmas son las que acaparan el mercado de los refuerzos apoyados en la tecnología del ARN mensajero. La Agencia Europea del Medicamento menciona específicamente en su recomendación de segundo refuerzo para mayores de 60 años –es decir, cuarto pinchazo– las “dosis de las vacunas de ARN mensajero”.

Los datos, de momento, sustentan esta preferencia. La comparación entre tipos de vacuna (las ARN y las vectoriales, como las de AstraZeneca y Janssen) ha mostrado que la tecnología usada por Moderna y Pfizer “funciona mejor ante las variantes calificadas como 'de preocupación' por la OMS”, según un estudio desarrollado por la Universidad de Ámsterdam. “Son superiores a la hora de inducir anticuerpos neutralizantes” contra estas mutaciones, ha concluido.

Unos, a por la cuarta y revisadas, otros sin vacunas

Así las cosas, las expectativas de Pfizer y Moderna de que se seguirá vacunando y reforzando a base sus productos parecen justificadas. Moderna espera que “el mercado de la COVID-19 proporcionará ventas ligeramente superiores en la segunda mitad del año”.

Mientras los reguladores europeo y estadounidense se disponen a evaluar fármacos renovados para cuartas dosis o una nueva ronda de vacunación pensando en el otoño-invierno, numerosos países, concentrados en el sur global, siguen lidiando con tasas paupérrimas de vacunación completa.

Mientras que el 61% de la población mundial ha recibido la pauta inicial completa, en los países de rentas bajas, los países empobrecidos, solo han llegado al 16%. Los estados ricos superan el 73%

En África, solo Túnez, Marruecos, Botswana y Ruanda superan el 60% de la población con la pauta completa. Algunos como Tanzania, Camerún o Senegal no se acercan siquiera al 10%. En República Democrática del Congo siguen estancados en el 2,5%.

Fuera de este continente puede señalarse el oceánico Papua-Nueva Guinea, donde están en el 3%. En el Caribe, Haití se sitúa aún más abajo: 1,4%.

Mientras que, globalmente, el 61% de la población mundial ha recibido la pauta inicial completa, en los países de rentas bajas, los países empobrecidos, solo han llegado al 16%. Los estados ricos superan el 73%.

Precisamente los países ricos han conseguido salvar casi el doble de vidas que los empobrecidos gracias a la vacunación intensiva, según una proyección publicada en The Lancet. Unos dos tercios de los 20 millones de fallecimientos evitados se han concentrado en esos estados.

Por el momento, lo que se ha indicado en Europa y España es un cuarto pinchazo para los mayores de 80 años y en las residencias. Tanto el ECDC como la EMA han publicado su “recomendación” para ampliarla a mayores de 60 y personas vulnerables.

Ambas instituciones informan de que están “trabajando en la posible aprobación de las vacunas adaptadas [a las variantes de preocupación, como ómicron] para septiembre”. Sin embargo, añaden, “ante la situación actual de la pandemia, conviene utilizar las vacunas actuales sin aguardar a las nuevas”.

Y además, “si las vacunas adaptadas ofrecen una mejor neutralización ante ómicron”, el ECDC sugiere que los sanitarios y trabajadores de centros sociosanitarios entren en la planificación de vacunas reformuladas para el otoño-invierno.