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¿De quién son esas células madre? Seis claves sobre los bancos de cordón umbilical

Vidacord llevaba mucho tiempo esperando esa sentencia. Concretamente desde 2006, cuando el Gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero aprobó el decreto que regulaba la donación de tejidos y células, en el que se establecían límites para los bancos privados de cordón umbilical. La empresa presentó un recurso en 2007 y el Tribunal Supremo acaba de darle la razón. Ese decreto no vale. Es nulo.

Y esa nulidad –aunque en realidad se base en un defecto de forma– reabre el debate sobre las células madre y su verdadera utilidad y, sobre todo, vuelve a poner sobre la mesa si las muestras, aunque conservadas en bancos privados, deben formar parte del sistema público de trasplantes o no.

El Real Decreto 13011/2006 establecía que las células, aunque estuvieran almacenadas de forma privada, podían pasar a ser de uso público en caso de necesidad. Es decir, si eran compatibles con las de un enfermo, podían ser asignados a esa persona. Esta disposición no gustó nada a las empresas y tampoco al ala más liberal del PP. De hecho, la primera en recurrir la norma fue la Comunidad de Madrid.

Su recurso, de 2006, sostenía que la regulación afectaba sus competencias autonómicas, a la vez que atacaba “la libertad de los padres” que quisieran guardar sangre de sus hijos. Se oponía a que ese material conservado de forma privada formara parte del registro público y que pudiera, llegado el caso, ser utilizado si alguien lo necesitaba. El Supremo lo desestimó en 2010.

En 2007 Vidacord presentó otro recurso. Esta vez cuestionaba que un asunto que afectaba “aspectos esenciales para la protección de la salud”, estuviera regulado por decreto. La semana pasada el Tribunal Supremo les dio la razón. Declaró nulo el decreto y dice que debe reemplazarse por una ley.

Ahora Vidacord desafía a la Organización Nacional de Trasplantes con almacenar células en territorio español pero sin ceder sus muestras de forma altruista. Para el presidente de la ONT, Rafael Matesanz, el paréntesis legal no implica desprotección en ningún caso, y confía en que se solucione rápidamente. En cualquier caso, reconoce que hay mucha desinformación sobre el tema.

1. ¿Qué son los bancos de cordón umbilical?

Hasta finales de los años 90 tanto el cordón umbilical como la sangre que contiene eran desechados. Pero entonces se descubrió que esta sangre contiene células madre, especializadas en la renovación de las células sanguíneas. En el caso de personas cuya médula ósea está enferma, estas células trasplantadas permiten producir nuevas células sanguíneas sanas. Los primeros bancos de cordón umbilical surgen en esa época en París, Milán y Barcelona. También en Estados Unidos, donde paralelamente crece el negocio de los llamados bancos autólogos o privados.

2. ¿Cuál es la diferencia entre un banco público y uno privado?

Hay siete bancos públicos en España, que forman parte de la red de la Organización Nacional de Trasplantes: Barcelona, Málaga, Madrid, Galicia, Canarias, Valencia y País Vasco. Allí se almacena la sangre de las personas que las madres han donado de forma altruista en todos los hospitales y maternidades autorizados para hacerlo. Todas se integran en el Registro Español de Donantes de Médula Ósea (REDMO), en el que también están apuntados todos aquellos que estarían dispuestos a convertirse en donantes de ser necesario. De esta manera, la sangre está disponible para cualquier persona que no tenga familiares compatibles para realizar un trasplante.

Los bancos privados conservan las células de cordón, pero para el uso exclusivo de su dueño. El argumento es que esta es la única manera de asegurarse de que esas células estarán disponibles si surge la necesidad. Además, las empresas hacen hincapié en que en un banco privado las familias pueden estar seguras de que sus células efectivamente se conservarán, ya que el sistema público no garantiza que todas las muestras pasen a formar parte del banco.

3. ¿Para qué sirven estas células madre?

La sangre de cordón se utiliza fundamentalmente en el tratamiento de personas con unas 70 enfermedades congénitas o adquiridas de la médula ósea. Por ejemplo, leucemias, talasemias, síndromes mielodisplásicos y algunos linfomas. En todos estos casos, lo más importante es encontrar un donante compatible entre los familiares más cercanos, pero eso sólo ocurre en un 30% de los casos. El tratamiento con estas células es más sencillo que el trasplante de médula de un donante, ya que exige un grado de compatibilidad menor.

“Los bancos privados surgieron cuando se suponía que la terapia con células madre iba a ser la panacea”, explica Rafael Matesanz. Entonces tenía sentido conservar esa sangre por si en algún momento ese niño o alguien de la familia podía llegar a utilizarla en algún tratamiento. “Pero han pasado los años y se ha visto que los bancos autólogos no tienen mucho sentido, porque las aplicaciones son muy escasas”, apunta.

Por su parte, las empresas hacen hincapié en el gran potencial que puede tener la conservación de uso exclusivo. Y citan ensayos con enfermedades neurológicas, como esclerosis o Párkinson, e incluso terapias experimentales para la diabetes tipo 1. “En muchos países se están utilizando en estudios, pero en fase muy preliminar. Por eso las sociedades internacionales de hematología no recomiendan el almacenaje privado”, insiste Matesanz.

4. ¿Cuánto cuesta conservar el cordón?

En los bancos públicos la donación y su posterior conservación son gratuitas. En el caso de los privados, depende de las empresas, pero ya hay varias instaladas en España. El coste de la extracción y tratamiento del cordón cuesta entre 1.500 y 2.000 euros, y la cuota anual para la conservación, unos 100 o 200 euros.

Las compañías suelen dar la opción de conservar las muestras en territorio español o en otros países europeos. Si están en España, la legislación obligaba a que se incluyeran sus datos en el Registro Español de Donantes de Médula Ósea, lo que implica su posible uso público. Si no están en España, esas muestras quedan fuera del circuito de la ONT. Por ejemplo, la firma VidaCord asegura tener menos de 300 muestras aquí. El resto de sus 17.000 clientes tienen sus células en la sede de Nottingham, en Reino Unido.

También hay familias que deciden enviarlos a bancos privados en Estados Unidos. Eso fue lo que hicieron, por ejemplo, los actuales reyes de España, Felipe y Letizia, cuando nació su primogénita, Leonor. Fue una decisión criticada en su día, por lo que al nacer su siguiente hija, Sofía, repartieron la muestra entre el banco público y uno privado. En realidad este gesto salomónico puede no haber servido de mucho, porque uno de los aspectos más importantes de las donaciones es que haya una cantidad suficiente de sangre.

5. ¿Todos los cordones de donantes se conservan?

En el caso de las empresas privadas, sí. En cuanto al sistema público, cualquier mujer sana con un embarazo normal puede ser donante. La recolección se hace en el momento del parto, y allí mediante unos protocolos muy exigentes se decide si merece la pena conservarlo o no. Por ejemplo, en el caso de las cesáreas, aunque la madre haya firmado el consentimiento, no suele recogerse la muestra. “La cantidad de sangre que se obtiene es demasiado pequeña”, confirma Matesanz. También se realizan análisis posteriores para comprobar que es óptima y descartar cualquier proceso infeccioso.

“España es una potencia en sangre de cordón umbilical. Somos el segundo país en unidades almacenadas”, explica Matesanz. “En su día nos planteamos que necesitábamos unas 60.000 muestras para tener cubiertos todos los perfiles genéticos posibles, y las hemos conseguido. De modo que ahora lo que hacemos es reemplazar muestras antiguas por otras más nuevas y de mejor calidad. Por eso los cordones españoles son de los más solicitados del mundo”, se enorgullece el director de la ONT.

6. ¿Y si el médico recomienda guardar el cordón para que lo use otro miembro de la familia?

6. ¿Y si el médicorecomienda guardar el cordón para que lo use otro miembro de la familia? Esta posibilidad está prevista en el sistema de donación pública. “Si hay una indicación médica de guardar el cordón para algún otro miembro de la familia con determinada enfermedad, se puede hacer una donación dirigida”, explica Matesanz. “Se puede hacer en un banco público con las mismas garantías que cuando la donación se hace para terceras personas, y con las mismas posibilidades que si esta búsqueda se inicia desde Estados Unidos o cualquier otro país europeo”, asegura.

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quese abren en el «campo de la medicina regenerativa». En concreto,Moreno cita varios ensayos con enfermedades neurológicas, como elParkinson o la esclerosis, o con problemas como la

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