Entrevista Negociador de la UE para la compra de vacunas frente a la COVID-19

César Hernández: “Lo de Pfizer y Moderna son buenas noticias y las incertidumbres se despejarán para tomar decisiones a finales de año”

Belén Remacha

17 de noviembre de 2020 22:15 h

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Si hay una persona en nuestro país que conoce al detalle el proceso de compra de las futuras vacunas contra la COVID-19, esa es César Hernández. Es el jefe del Departamento de Medicamentos de Uso Humano de la Agencia Española de Medicamentos y Productos Sanitarios (AEMPS) y representante de España –hay otros seis países más, no están los 27– en el equipo negociador del Acuerdo de Compra Anticipada de Vacunas frente al COVID-19 de la Unión Europea (UE), el equipo que está ejerciendo de interlocutor con las empresas y farmacéuticas que desarrollan las vacunas. Se han firmado ya cuatro contratos (Pfizer, AstraZeneca, Sanofi y Johnson & Johnson) y hay conversaciones avanzadas con otras dos compañías (Moderna, CureVac).

Cuando los laboratorios concluyan sus ensayos clínicos con humanos, la Agencia Europea del Medicamento (EMA, en sus siglas en inglés, institución que cuenta con presencia de miembros de las agencias estatales de todos los países) dé el visto bueno a los resultados, y la Comisión Europea autorice, podrán comenzar a llegar dosis a todos los estados europeos, entre ellos el nuestro. Hernández celebra el procedimiento que se ha llevado a cabo para encarar esta pandemia: “El trabajo que hemos hecho es conjunto, muy de defender los intereses en la UE en su conjunto. Hubiera sido muchísimo más complicado hacerlo individualmente”.

¿Cómo valoró la noticia del 90% de efectividad de su vacuna que anunció Pfizer la semana pasada?

Creo que es un paso enorme. Hay que poner cautela, pero se podría decir que la noticia es muy buena y positiva. Por dos cuestiones: una, porque demuestra que tener una vacuna eficaz es posible, lo cual ahora no estaba demostrado. Dos, porque es una tecnología que abre muchas posibilidades a futuro, para esta vacuna y para otras muchas enfermedades. 

Se van cumpliendo los hitos que la vacuna tiene que ir cubriendo, además antes de lo esperado y con buena nota. Y este es uno más. Dicho esto, hay que añadir todas las cautelas del mundo, aún hay que despejar algunas incertidumbres sobre ella. Hay que saber, más allá de la eficacia alta, por cuánto tiempo se mantiene, cómo se distribuye por grupos de edades… incertidumbres que se irán despejando a lo largo de las próximas semanas. Y espero que para finales de año las Agencias regulatorias tengamos datos, y podamos tomar una decisión sobre ella para entonces. 

¿Y el anuncio de Moderna, del 95%?

Son de nuevo buenas noticias y los resultados de esta vacuna son prometedores. Sin embargo, debido a las características del estudio es necesario ser cautos y esperar a que el ensayo clínico haya finalizado para poder analizar todos los datos y extraer conclusiones sólidas.

¿Por qué la UE firmó el acuerdo la semana pasada con Pfizer sin tener resultados definitivos, solo de la compañía, o ahora ultima el de Moderna, y los demás que se han firmado? ¿Por qué no se espera a resultados definitivos?

La estrategia que decidió la UE en junio es la que han seguido muchos países: anticiparse y colaborar para que las vacunas se puedan desarrollar. Se abrieron ya entonces conversaciones con muchas compañías, entre ellas Pfizer. Y las negociaciones han ido llegado al final en este momento, no tiene una relación directa. El acuerdo se podría haber podido firmar sin estos resultados, porque lo que trata la UE y el resto de países y organizaciones es anticiparse, y poder empezar a trabajar con la vacunación una vez los datos avalen. Por eso se llaman acuerdos de compra anticipada, la UE se adelanta y establece un acuerdo con la compañía antes de que se cumplan los hitos. Si no se cumplen, el acuerdo muere ahí.

Una vez Pfizer, AstraZeneca, Moderna si hay acuerdo, o la que sea, terminen sus ensayos, ¿cuánto se podrá alargar el proceso de autorización de la Agencia Europea del Medicamento y de la Comisión Europea?

Es intención de todos el hacer dos cosas. Una, que no se bajen las barreras para la autorización, que no haya ninguna duda de que, cuando se autorice la vacuna, está autorizada con los estándares que hay. Pero otra, es entendible, que no se retrase innecesariamente. Y para eso se han establecido procedimientos de evaluación rápida. Una compañía, normalmente, cuando tiene todo su paquete de datos, de experimentación en animales, calidad, fabricación, procesos, estabilidad… más finalmente los ensayos clínicos que avalan la eficacia y la seguridad, los presenta a la Agencia Europea de Medicamentos. Lo hace todo en bloque. Y tiene un periodo de evaluación, una vez que se acepta y que se comprueba que está toda la documentación, de 270 días.

Para las vacunas pandémicas se emplean procedimientos que se llaman rolling review: las compañías van presentando los datos no conjuntamente sino parcialmente, según se van desarrollando. Por ejemplo, la parte de experimentación con animales, la parte de calidad, y finalmente la parte clínica. Se establece un calendario, y con ese esfuerzo de evaluación, esos 270 días pueden pasar a menos de la mitad. Tanto AstraZeneca como Pfizer han presentado ya todos los datos de preclínica. Tendrán que presentar los de calidad, y en pocas semanas los de ensayos clínicos. Es decir, ya se lleva trabajando desde hace semanas en una parte de la autorización.

¿Cree, como el ministro Salvador Illa, que será en enero cuando puedan llegar las primeras dosis?

Estas fechas  son las que aportan las empresas basándose en los tiempo de desarrollo, en los períodos necesarios para la investigación clínica y el proceso de evaluación por parte de la EMA. Son muchas variables, y depende también de los resultados de la evaluación, pero desde la AEMPS creemos que es una fecha que puede ocurrir.

¿Se asume un riesgo? ¿puede ser que se compren ahora vacunas que luego no funcionen y que se pierda dinero?

Podría ocurrir que una vacuna cumpliera con todo para justificar el dinero que se ha invertido anticipadamente, pero que finalmente no fuera exitosa. Parte del dinero que pone la CE del fondo de apoyo de emergencias, efectivamente, podría perderse. También podría recuperarse el 100%, depende un poco del momento en el que suceda. Se busca que el acuerdo sea justo, y que si algo no llega al final, se pueda recuperar cierta inversión. 

Pero es que hay dos alternativas: o se asume cierto riesgo y se avanza, para que desde el día 1 podamos tener acceso a una vacuna que tenga las características suficientes; o no se asume ningún riesgo y esperamos a comprar vacunas ya autorizadas. En este segundo caso, las vacunas que se puedan comprar no son las mismas, ni las mismas dosis iniciales. Se corre el riesgo de que la vacuna no llegue a fin a cambio de tener una vacuna segura y eficaz desde el primer día que esté autorizada.

¿Inquietó la noticia de que el CEO de Pfizer había vendido el 60% de sus acciones el mismo día que hizo el anuncio? ¿qué explicación se le da?

Yo nunca he tenido acciones en bolsa, he leído lo mismo que todo el mundo. Por lo visto, esto se anunció de manera anticipada, también con Moderna parece que estaba prevista una venta de acciones, es la forma en la que se manejan las compañías. 

No es algo que intervenga en el acuerdo. La única cosa que entiendo que a la gente le llame la atención es que tan anticipadamente, tanto como abril, alguien pueda saber que va a tener una vacuna exitosa, y planear más o menos qué hacer. Nosotros vamos siguiendo, tanto por la parte de los acuerdos como por la de la autorización de las vacunas de la Agencia Europea, cuál es la realidad de los datos. Algunos no se han publicado aún en revistas científicas, como se reclama, pero las agencias reguladoras vamos teniendo acceso a datos conforme se van produciendo. Desde hace un tiempo, a la espera de cumplir estos hitos, ya teníamos idea sobre, por ejemplo, la calidad de la vacuna, si se iba a sustentar o no, o cómo habían sido los experimentos preclínicos con animales. Lo que estábamos es esperando a que salieran los primeros resultados del ensayo clínico en fase 3. 

No pensamos, o yo no, que el hecho de que un CEO de una compañía ejecute una venta de acciones tenga una relación directa sobre la decisión es que esa vacuna sea autorizada o no. Será autorizada si son capaces de presentar los datos que tienen que presentar. Si no lo hacen, da igual que hagan toda la actividad bursátil del mundo, esa vacuna no se autoriza.

¿Cuáles son los criterios por los que la UE valora unas vacunas y no otras?

Fundamentalmente cinco. El primero, que sea una vacuna con capacidad de ser autorizada y comercializada, con desarrollo sólido: que la Agencia Europea del Medicamento pueda autorizarla científicamente y la Comisión Europea de manera ejecutiva. El segundo, que la compañía que opta tenga solvencia como para ser capaz, no solo de tener una vacuna autorizada, sino de fabricarla en los números en los que se propone: los 300 millones de Pfizer, de Sanofi o de AstraZeneca. Tercero, se valora que se pueda producir al menos una buena parte en territorio europeo. Cuarto, que presenten un esquema de entrega aceptable: si alguna compañía dice que te las dan en 2022, no están en este primer tramo con el que se trabaja. Y finalmente, cuestiones habituales de precios, que sean razonables y justificados.

¿Cómo se negocian los precios, cómo se controla que las farmacéuticas no inflen precios?

Parte de lo anticipado se paga porque se tiene constancia del coste de otras vacunas, porque se conoce su desarrollo y porque los precios que se ponen encima de la mesa son aceptables. En la parte de precios estamos sujetos a cuestiones de confidencialidad, no puedo dar una cifra, que sé que es lo que se busca. Pero lo que se está negociando son precios que están muy por debajo de lo que se hace habitualmente con otras vacunas, y muy en el entorno del precio de coste, o el coste más un pequeño plus.

¿Por qué no están dentro del esquema europeo la vacuna china y la rusa, que según ellos también están muy avanzadas?

Diría dos motivos. El primero es que para que dos negocien uno tiene que querer,  y hasta lo que yo sé, todavía no hemos recibido ninguna oferta ni de China ni de Rusia. Y más importante todavía: para utilizar una vacuna en Europa, ésta tiene que estar autorizada de acuerdo a las regulaciones de Europa. Por tanto, no sería admisible ver que tenemos vacunas autorizadas y que han presentado la documentación a la EMA y han tenido una evaluación positiva, y que terminemos utilizando unas que no han presentado estos datos a la EMA.

No hay ninguna limitación para utilizar la vacuna rusa o la china, o cualquier otra, porque hay muchas en muchas partes del mundo. La única cuestión es que si una vacuna se utiliza en Europa, tiene que seguir el procedimiento regulatorio europeo. Es lo único que no nos podemos saltar. Si una no quiere seguir ese proceso, es muy difícil que entre dentro de la negociación europea.

La semana pasada supimos la efectividad de Pfizer, inmediatamente después la de la vacuna que desarrolla Rusia un poco mayor, luego la de Moderna… ¿cree que estamos viviendo una suerte de carrera espacial del siglo XXI con las vacunas? ¿que la competitividad está arrasando al proceso científico?

Es verdad que hay competencia. Pero viene de muchos lados, hay competencia entre científicos, entre grupos de universidades, entre hospitales, por ver quién es capaz de avanzar, y creo que eso tiene una parte positiva. Pasa también entre compañías, y eso también tiene una parte positiva: a mí no me gustaría estar en manos de una única compañía monopolio, tener varias opciones nos debería dar tranquilidad. Hay otra parte se percibe como geopolítica y que sí me parece menos sana. Pero al menos la UE y los países de nuestro entorno estamos bastante alineados en buscar no solo una solución para la UE sino para todos, por eso participamos en plataformas como COVAX [la iniciativa de Gavi, CEPI y la OMS para acelerar el acceso equitativo a las vacunas en países de ingresos bajos y medios]. El esfuerzo de la UE se basa en el principio que hemos compartido: nadie estará a salvo hasta que el último de nosotros esté a salvo.

¿Puede acabar ocurriendo que en Europa y en Estados Unidos tengamos vacuna y que otros países en vías de desarrollo accedan a ella más tarde, que la COVID-19 deje de ser un problema de primer orden para países más privilegiados mientras a países empobrecidos les sigue afectando duramente?

Todo lo que se ha hecho desde la estrategia europea de vacunas contempla este aspecto de solidaridad, no es en absoluto una mirada de eso que se ha llamado nacionalismo de vacunas. Por supuesto que se busca solucionar los problemas de nuestros ciudadanos, pero en las negociaciones se habla de dosis muy por encima de lo que eventualmente serían las necesidades de primera hornada de la ciudadanía europea. Todos los contratos tienen cláusulas que permiten la donación o reventa a terceros países y a organizaciones humanitarias. Todo eso está contemplado, en las negociaciones, y en las políticas de los países de UE. Como prueba: la UE ha sido la primera en mover dinero en la plataforma de COVAX, para países de bajo nivel de ingresos –no autofinanciados–. Desde mi punto de vista no sería justo decir que Europa está intentando solo solucionar sus problemas, sino que hay un ejercicio de solidaridad internacional.

Pero sí entiendo que habrá países con un acceso más complicado.

Pero el esfuerzo de COVAX básicamente estará ahí. Que alcance a esos países ya no depende de lo que decidan los estados miembros.

¿Por qué cree que ocurre que el 40% de españoles, según el CIS, no quieren ponerse la vacuna en cuanto salga?

Asistimos a una paradoja. No sé si yo sé explicarlo, quizá viene mejor del campo de la sociología, pero estamos en una situación en la que no tenemos algo que anhelamos, y cuando lo tenemos, la primera reacción es de rechazo. Es curioso, aunque tampoco tremendamente sorprendente: la gente busca certezas con una vacuna y es posible que aún no las tengamos. Pero se van a ir resolviendo de aquí a próximos meses, o incluso semanas. Y espero que con información, conforme se vayan conociendo datos, y cuando haya aval de las agencias, la visión que la gente tiene de la vacuna vaya cambiando y sea muy favorable. También espero que, cuando empiece a haber vacunación de cierto número de personas, el resto vea que merece la pena.

Es posible que lo que la gente expresa es que no se la pondría el primero. Pero tampoco sé cuánto esperaría para ser el segundo, si una semana o un año. Veía un debate en televisión y me resultaba chocante escuchar a gente decir esto, porque hay veces que tenemos medicamentos con muy poco background pero tanto pacientes como profesionales acceden a ellos de manera tremendamente rápida, porque les cubre una necesidad médica. Es lógico. Y sin embargo, con la vacuna, a pesar de que hay una necesidad médica muy clara, porque todos hemos sido testigos de cómo de devastadora puede ser esta enfermedad en muchos términos, la percepción inicial es que se tienen datos incompletos o una seguridad poco avalada. Hay una dicotomía con lo que se hace con otros medicamentos, que se los quiere cuanto antes, y en realidad quizá tienen más incertidumbre. 

¿Hemos fallado en algo, entonces, en la comunicación sobre lo que significa la vacuna?

A lo mejor deberíamos haber explicado mejor cuál es el proceso a través del que se llega a una vacuna, pero es que hay cosas que se van conociendo sobre la marcha. A veces ha sido imposible anticiparse a todos los caminos, insisto en que conforme haya más información de agencias y revistas científicas, se irá cambiado la percepción. A mí me sorprende que, el otro día con la noticia de Pfizer, la atención de los medios, y de cierta comunidad científica, pasó rápido de los aspectos más positivos a los más negativos, por ejemplo, a hablar de la logística, porque la gente cree que será imposible. Bueno, la logística está en bastante buena línea de desarrollo como para llegar a tiempo a la de Pfizer. Es verdad que puede haber muchas lecturas de esa noticia, pero veo cierta tendencia a fijarse en los aspectos complicados, y no en lo bueno. 

En primavera, algunos científicos repetían que sería más fácil desarrollar un tratamiento eficaz que una vacuna. ¿Por qué todavía no tenemos un tratamiento eficaz contra la COVID-19?

No tenemos un tratamiento efectivo de antivirales, porque la experiencia nos demuestra que hacer antivirales es muy complicado: el único antiviral que ha demostrado funcionar para una enfermedad crónica ha sido el de la hepatitis C, muy pocos tienen mucha eficacia y dependen del momento en que se pongan. Ese campo salía dificultado por la propia naturaleza de la epidemia.

Sí que se han producido muchos avances en el campo del tratamiento del fenómeno inflamatorio que viene después de la infección viral. Sí ha sido un hito, aunque quizá no sorprendente, comprobar que los corticoides sirven para eso y que la dexametasona reduce la mortalidad. Ahora estamos en otra parte que son los anticuerpos monoclonales. De nuevo, hay que ver si sirven para tratar la parte más final de la enfermedad, que es probable que no, o si se pueden poner más precozmente y evitar que los pacientes progresen de forma grave. Hacen falta todavía ensayos clínicos, parece prometedor pero aún hay que valorarlo.

Creo que los meses que llevamos de COVID han supuesto un acelerador en muchos aspectos: en encontrar vías de avance y también en descartar las que no nos lleven a un tratamiento eficaz. 

¿El abastecimiento de Remdesivir está asegurado ahora mismo en España?

Sí, ahora mismo no parece que haya ningún tipo de problema. La compañía está sirviendo con regularidad y no parece que a corto plazo se vislumbre que vuelva a haber problemas con el acceso.