“Quiero celebrar el amor con estas bendiciones, el amor de los homosexuales es algo bueno. La homofobia de mi iglesia me enfada y me avergüenza”. El jesuita Jan Korditschke es párroco en una parroquia de Berlín, una de las más de 200 que han abierto sus puertas en toda Alemania, para bendecir a todas las parejas que quieran sentirse acompañadas en su relación desde su fe, independientemente de su condición sexual. Muchas, la gran mayoría, eran parejas homosexuales. Otras, uniones de hombre y mujer que no han pasado por el altar y que, según el último y polémico dictamen de la Congregación para la Doctrina de la Fe, no pueden ser bendecidas por la Iglesia.
“La Iglesia no puede bendecir aquello que es pecado”, señalaba el 'Responsum' del organismo presidido por el jesuita español Luis Francisco Ladaria, y que no fue firmado por el Papa Francisco. Un texto que ha causado una profunda indignación entre muchos fieles, especialmente en la Iglesia alemana, inmersa en un Camino Sinodal (auspiciado por el propio Bergoglio) que busca dar respuestas nuevas a temas considerados tabú por la Iglesia tradicional: la homosexualidad, las relaciones prematrimoniales, el papel de la mujer, el aborto o la eutanasia. Y que ha generado una respuesta inédita en una institución acostumbrada a la obediencia y al rigorismo.
Así, pocos días después del 'no' de Doctrina de la Fe, dos párrocos alemanes, Burkhard Hose, de Würzburg (Baviera), y Bernd Mönkebüscher, de Paderborn (Renania del Norte Westfalia), organizaron una recogida de firmas contra la medida a la que, hasta la fecha, se han sumado 2.600 clérigos del país, así como 278 teólogos y profesores de universidades católicas del país, que consideraban “una vergüenza” y un “paso atrás”. No se quedaron en la protesta: a los pocos días lanzaron la campaña #liebegewinnt (El Amor Gana), para abrir las puertas a miles de parejas que se apuntaron en un listado en Internet.
Bendecir un barco o mascotas y no a dos personas que se aman
La elección de la fecha, 10 de mayo, tiene reminiscencias bíblicas, pues según la tradición coincide con la fecha en que finalizó el diluvio universal, cuando “Dios entregó a Noé un arcoiris”, tal y como explican a elDiario.es. Los convocantes anunciaron que bendecirían “a las personas que se comprometen a una unión vinculante, a quienes también acompañaremos en el futuro. No rechazamos una celebración de la bendición”. La respuesta fue inmediata, y ha desatado una ola de solidaridad, pero también de reacciones contrarias, que han trascendido las fronteras del país, llegando a toda Europa y al mismísimo Vaticano
Por el momento, tanto la Conferencia Episcopal alemana, como la Santa Sede, han optado por guardar silencio ante la propuesta, que entiende que la Iglesia no se rompe por bendecir a dos personas que se aman, y que no entienden por qué se puede bendecir un barco, unas oficinas o a los animales domésticos, y no al amor de pareja, independientemente de la validez canónica.
Sin embargo, los sectores más conservadores, tanto de la Iglesia alemana como de la mundial han alzado la voz, tildando de 'cisma' las macrobendiciones y lamentando el “desafío” de los sacerdotes que optan por acoger a todos. En España, incluso, el obispo Munilla anunció una campaña de ayuno y oración de la que, por otro lado, nada se sabe. Quien fuera presidente de los obispos italianos, Camilo Ruini, consideró un “pecado” las bendiciones, y exigió sanciones para los curas que se salten la prohibición. De la misma opinión son los cardenales Müller, Burke o Sarah, a quienes la prensa alemana considera inductores de la pregunta contra las uniones gay que motivó la respuesta de Doctrina de la Fe.
“Son celebraciones de culto en las que las personas expresan a Dios lo que les mueve”, dijo a la AP Birgit Mock, portavoz de asuntos familiares de la ZdK, la asociación de laicos más potente de Alemania.
“El hecho de que pidan la bendición de Dios y le den las gracias por todo lo bueno que hay en sus vidas -también por las relaciones vividas con respeto mutuo y llenas de amor- está profundamente basado en el Evangelio”, dijo Mock, añadiendo que ella misma tenía previsto asistir el lunes a un servicio religioso con bendiciones para homosexuales en la ciudad occidental de Hamm en el que rezaría por “el éxito del camino sinodal en el que, como iglesia, reconocemos la sexualidad como una fuerza positiva.”
“En Alemania estamos luchando con mucha seriedad y con intensos discursos teológicos por el camino correcto”, añadió Mock. “Las cosas no pueden seguir como hasta ahora: esto es lo que nos mostraron los crímenes y el encubrimiento de los abusos sexuales”. “Necesitamos cambios sistémicos, también en lo que respecta a una reevaluación de la moral eclesiástica de la sexualidad”, finalizó.
La propuesta ha sido bien recibida por el Comité Católico LGBT+ de Alemania, que ve en las bendiciones “un signo pastoral particularmente importante y útil”, contestando así al presidente de los obispos alemanes, Georg Bätzing quien, sin llegar a desautorizar públicamente los actos de este día, sí matizó que acciones como estas “no son útiles ni adecuados como instrumento para manifestaciones de protesta eclesiásticas”.
En el caso del obispo de Aquisgrán, Helmut Dieser, medios católicos alemanes informan de que, aunque no ha permitido la bendición de uniones entre homosexuales en templos, declaró en relación con la iniciativa que en cada caso “los sacerdotes están vinculados por su conciencia” a la hora de decidir cómo proceden.
Para los católicos queer, en cambio, el gesto supone dar voz, en plano de igualdad, a este colectivo. “Para muchas lesbianas y gays cristianos es de vital importancia pedir las bendiciones de Dios para su vida en común”, subrayó su portavoz, Veronika Graewe.
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