El colegio del Opus asegura que el Vaticano cierra el caso de abusos por falta de pruebas
“La investigación realizada por la Congregación para la Doctrina de la Fe ha determinado que los hechos denunciados 'no han sido probados y, en consecuencia, se debe restablecer el buen nombre y la fama del acusado, sin que proceda adoptar, ulteriormente, ninguna otra medida en relación a la citada persona'”. Con esta lacónica conclusión, el Vaticano cierra el caso de presuntos abusos a un menor en el colegio Gaztelueta, gestionado por el Opus Dei en Vizcaya.
Así se ha apresurado a reseñarlo, en sendas cartas (una a los medios y otra a las familias del centro) el director del centro, Imanol Goyarola, quien cierra de este modo un caso abierto por el propio Papa Francisco en las Navidades pasadas.
“Junto con el restablecimiento de la fama del profesor, y de su buen nombre personal y profesional me parece importante que se repare de alguna manera el daño hecho a nuestro colegio, que se ha visto expuesto y cuestionado de forma injusta”, afirma Goyarola en una carta a los padres de los alumnos del Gaztelueta. En ninguna de las dos cartas hace la más mínima referencia al chico, quien -como aseguraron sus padres en diversas entrevistas- ha intentado suicidarse hasta en tres ocasiones.
El menor, que asegura haber sufrido abusos por parte de un profesor a los doce años -ahora tiene 18-, no ha recibido en este tiempo el más mínimo apoyo por parte del centro escolar -que se limitó a enviar un año al docente, numerario del Opus Dei, a Inglaterra con el pretexto de ampliar sus conocimientos de inglés-, ni del obispo de Bilbao, Mario Iceta. Únicamente el vicario general de Bilbao, Ángel María Unzueta, y el obispo de Calahorra, Juan José Omella (designado directamente por el Papa para hacerle llegar todos los casos de abusos en la Iglesia española) han estado cerca.
El Vaticano, incapaz de investigar todos los casos
Y es que la política de “tolerancia cero” impulsada por el Papa se topa de frente con una cruda realidad para las víctimas: la maquinaria vaticana, incapaz de asumir e investigar con decisión la ingente cantidad de casos que están llegando a Roma. A esto se suma que Bergoglio ha decidido la creación de una Comisión de Lucha contra los Abusos en la Iglesia católica, que todavía no ha recibido las competencias ni el personal necesarios para llevar a cabo su función. Hasta entonces, el destino de las denuncias sigue estando en Doctrina de la Fe, que en diversas ocasiones se ha declarado “desbordada” y sin capacidad para actuar.
Sin embargo, el director del colegio Gatzelueta señala que “a esta conclusión se llega después de una amplia investigación con testimonios y entrevistas a diversas personas”.
Según señalan desde Gaztelueta, “esta resolución de la Santa Sede confirma las conclusiones de las investigaciones del Colegio”, y las llevadas a cabo, siempre según su opinión, “por distintas instancias oficiales competentes: Inspección de Educación del Gobierno vasco, Fiscalía de Menores y Fiscal Superior del País Vasco”.
Solo el Papa
El Papa Francisco pidió en diciembre de 2014 que se instruyese juicio canónico contra un profesor de Gaztelueta por un presunto abuso sexual a un alumno de 12 años, cometido hace ocho años.
En una carta fechada en diciembre de 2014 en la Ciudad del Vaticano que remitió el Papa a la familia de la víctima, Francisco transmitía su apoyo y reconoce que “es muy dura la cruz” que deben llevar por esos hechos, y pide “al Señor” que les ayude “a llevarla”. Los padres del chico escribieron a Francisco y le relataron los abusos sexuales que había sufrido el menor en ese colegio.
El Papa les respondió justo antes de la Navidad del año pasado con una tarjeta manuscrita en la que les agradece su carta y la documentación adjunta, al tiempo que pide al padre del chico que le “sienta cercano” con su oración.
“Además, envío la documentación a la Congregación para la Doctrina de la Fe para que instruyan el juicio canónico al educador y al colegio pero sin molestar al chico”, explica Francisco. La tarjeta del Papa termina deseando a la familia “un santo y esperanzador 2015”.
El caso se hizo público en enero de 2013, cuando el padre de la víctima explicó en varios medios los abusos que había sufrido el menor en su centro escolar y la falta de respuesta oportuna por parte del colegio, donde “lo negaron todo, porque quieren tapar la mala imagen del centro”, reprochó entonces el padre.
Contó que su hijo se encontraba en tratamiento psiquiátrico, y que no podía hacer vida normal debido a las consecuencias derivadas de los abusos que había sufrido.
Según relató, los presuntos abusos sexuales por parte del profesor se cometieron en los cursos 2008-09 y 2009-10, cuando su hijo cursaba primero y segundo de Enseñanza Secundaria Obligatoria (ESO) y tenía 12-13 años, aunque la familia no percibió que algo ocurría hasta la primavera de 2011, cuando el menor se negó a ir al colegio y empezaron las indagaciones.
Además, el profesor, a su vez, promovió, supuestamente, que el resto de compañeros acosaran y se rieran de la víctima con el objetivo de que le aislaran del grupo, “lo que consiguió”, según precisó el padre.
La familia había decidido no denunciar los hechos ya que el estado anímico del menor le iba a impedir afrontar un proceso legal. “Los médicos dicen que un proceso así le provocaría un retroceso en su estado, pero cuando mi hijo esté preparado, lo denunciaremos, sin duda”, comentó en 2013.
La Fiscalía Superior del País Vasco incoó diligencias de investigación sobre este caso tras escuchar las declaraciones del padre, si bien éstas se archivaron. Según se argumentó entonces, los hechos tenían visos de realidad pero se procedió al archivo ante la imposibilidad de profundizar en la investigación.
La familia de la víctima ha esperado a que fuera mayor de edad y ha presentado una querella criminal en un juzgado de Getxo, según han confirmado fuentes jurídicas, que se acompaña con la carta remitida por el papa Francisco. La demanda sigue en curso.