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Concentración tras la sentencia del Supremo: “Es una manera de frenar todas las manadas que están apareciendo”

Concentración feminista frene al Tribunal Supremo en Madrid el día de la sentencia.

Aurora Santos-Olmo / Celia S. Cañabate

“Hemos venido porque esta mañana se ha conocido la sentencia definitiva del caso de 'la manada' y consideramos que es una victoria triunfal del movimiento feminista”, explica Coral, una de las en torno a cien manifestantes que se han concentrado delante de la sede del Tribunal Supremo, en la Plaza de la Villa de París en Madrid. Llevaba asistiendo a manifestaciones por este caso desde que se conoció en los medios y hoy festeja esta condena: “Se ha ratificado lo que todas ya decíamos en las calles, que no fue un abuso, que fue una violación”.

Con gritos de “Yo si te creo”, “Que viva la lucha de las mujeres”, “No fue abuso, fue violación”, o “Abajo el patriarcado que va a caer, que va a caer, arriba el feminismo que va a vencer, que va a vencer” y pancartas en las que se podían leer mensajes como “Basta ya de justicia patriarcal” o “La unión femenina dicta sentencia”, los asistentes han celebrado que la sentencia sea de 15 años “y no una vergüenza, como era antes”. 

Además, han pedido la reforma del Código Penal: “Fuera machistas de la judicatura”, clamaban alzando al cielo carteles con mensajes en los que pedían el fin de la “justicia patriarcal”.

Las asistentes, entre las que se encontraban, aunque en menor medida, también hombres, han recordado que “la lucha sigue” y que no tienen miedo, “pero sí rabia”: “Hemos venido a decir que hemos dado un golpe brutal a la justicia machista y patriarcal que nos quiere encerradas en casa, que quiere que no luchemos”, clama Coral.

“Exigimos el cese de las juezas y jueces que han permitido que estos violadores estuvieran durante un año en absoluta libertad”, subraya. También añade que quieren “una depuración de franquistas y machistas del aparato judicial”. Es de las que cree que las movilizaciones han sido las causantes del cambio de la sentencia.

Las manifestantes han remarcado que esta resolución “va a sentar un precedente”. Entre ellas, Raquel, que ha insistido en que “no se debe perder la movilización” porque “se ha demostrado el papel que ha tenido la lucha” y porque no se debe “confiar en que las instituciones nos lo van a dar todo”.

“Nosotras teníamos la razón desde el principio: claramente era una agresión sexual, claramente estos degenerados eran violadores. Hasta ahora no se nos ha dado credibilidad; esto demuestra lo mucho que queda todavía por hacer, porque la palabra de las mujeres o se empuja o todavía, lamentablemente, no se cree”, lamenta. 

A pesar de considerar el resultado una victoria, las asistentes aseguran que “la sentencia llega tarde”. Eso declara Beatriz, que incide en que “han estado disfrutando en la calle y no sabemos lo que han hecho”.

“La víctima es un ejemplo de coraje para todas nosotras. No debe de ser fácil estar viendo tanto tiempo la cara de tus violadores en la televisión y pensar que siguen en la calle”, clama Raquel, que destaca el papel tan difícil que ha tenido la agredida en todo este proceso. 

En la concentración se han escuchado también lamentos porque, aunque debería ser al revés, habitualmente se da la razón a los violadores antes que a las víctimas. Así lo afirma Beatriz, que destaca la necesidad de atender primero a aquellas que han sufrido los ataques, “en lugar de dudar de ellas”.

En este sentido, hay quien puntualiza aún más: “Por primera vez no hemos tenido que morir para que se haga justicia”, destaca Ángeles, aunque considera que “al no haber sido en primera instancia, que es cuando hubiera sido más razonable y más justo, se ha diluido un poco”.

Ángeles está con Florinda y Mari Jose. Son tres amigas que han asistido a la concentración y que suelen acudir a este tipo de marchas. Las tres coinciden en que la solución del problema pasa en gran parte por la educación. Algo que empieza en las casas y que hay que dar “por igual a niños y a niñas”, aunque sea “cuestión de años” que algo cambie.

“Parece que es ahora cuando muchos hombres se están dando cuenta de que la mitad de la población vivimos con miedo”, comentan las tres amigas, que destacan que “es inaudito que representando la mitad de la población, las leyes no estén pensadas en femenino”.

Por eso, confiesan que no se sentían muy esperanzadas respecto a esta sentencia. Sin embargo, consideran que el resultado “es una manera de frenar todas esas manadas que están apareciendo por ahí y de que vean que las leyes no les protegen, que funcionan y que somos parte del mundo”.

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