La Iglesia española parece salir indemne a cualquier polémica. No importan los escándalos de abusos, las declaraciones intempestivas de algunos obispos, las polémicas sobre el uso de los fondos o las negociaciones con el Gobierno a cuenta de la eutanasia, la escuela concertada o el pago del IBI. En la última declaración de la Renta (correspondiente a 2019), los obispos recaudaron 284 millones de euros a través de su casilla, 16,6 millones más que en el ejercicio anterior, y el máximo histórico de recaudación desde el comienzo del actual sistema de asignación tributaria en 2007.
Los datos son tumbativos: 8,5 millones de contribuyentes (contando las declaraciones conjuntas) marcaron la 'X' de la Iglesia en un “ejercicio de democracia fiscal anual”, como lo definió un exultante portavoz de la Conferencia Episcopal, Luis Argüello. El número total de declaraciones ha aumentado en 26.885, lo que supone que el 32,32% de las declaraciones marcaran la casilla, con una media de 35 euros por ciudadano.
Todas las comunidades autónomas recaudan más en favor de la Iglesia. El ascenso se da sobre todo en Madrid, Andalucía, Murcia y Canarias.
Por edades, el tramo de edad que más marca la X es el de los contribuyentes entre 40 y 60 años. Los jóvenes menores de 19 años lo hacen por encima del 32,6%. Las mujeres son más proclives que los hombres (un 34,90% frente al 32,6%). Un dinero que, apuntó el portavoz, “forma parte de la autofinanciación de la Iglesia”.