Un congreso para abordar las “oportunidades en la lucha contra el tabaquismo”, una universidad pública y el Ministerio de Sanidad son los protagonistas del último capítulo de las iniciativas, muchas veces envueltas en una pátina científica, impulsadas por los promotores de los cigarrillos electrónicos. El guion gira en torno al eufemismo de la “reducción de daños del tabaco” (THR, por sus siglas en inglés), que lleva años cuestionado por decenas de asociaciones y expertos, incluida la OMS, que también se ha visto involucrada en el culebrón.
La Universidad Rey Juan Carlos iba a acoger el próximo jueves el ‘Tobacco Harm Reduction Summit Spain’. El nombre no sugiere nada perjudicial pero el Ministerio de Sanidad dio la voz de alarma, como adelantó El País. Tras conocer el programa y los ponentes, la Dirección General de Salud Pública advirtió al centro de que el acto podía “contravenir el Convenio Marco de Control de Tabaco de la OMS” e informó al centro educativo madrileño para que pudiesen “revisar su participación e implicación”, señalan fuentes del Ministerio a elDiario.es.
Según indican desde la Rey Juan Carlos, “acto seguido de recibir la carta”, el rector Javier Ramos retiró su presencia del congreso y finalmente se decidió que no se celebrase en las instalaciones de la Universidad, que “no formó parte de la organización del evento en ningún momento”, sostienen.
A partir de ahí, una cascada de bajas. La Organización Mundial de la Salud (OMS) pidió que se retirara su logo y la Fundación España Salud alegó que tampoco formaba parte de la organización ni la conocía, sino que habían sido invitados para presentar un estudio “sobre los efectos nocivos del tabaco y su tardía desaparición”. Un estudio que, de hecho, según su autor habían financiado junto a la Universidad de Valencia y la Politécnica de Catalunya y en el que se comparaban muestras de orina de fumadores, fumadores que se habían pasado al vapeo y no fumadores.
El autor del estudio, 'La memoria del tabaco en ex fumadores', es el catedrático de química analítica de la Universidad de Valencia Miguel de la Guardia. En diálogo con esta redacción, afirma que la idea de esta convención no era promover los cigarrillos electrónicos, sino la reducción del daño. “Un cigarrillo electrónico no provoca ningún beneficio, pero si un fumador de tabaco se pasa al cigarrillo electrónico se produce una reducción del daño”, explica. Es una teoría que defienden los defensores del vapeo, pero que va en contra de la posición de la OMS sobre el tabaquismo. Y también contra los planes del Ministerio, que ha incluido los cigarrillos electrónicos en sus campañas contra “todas las formas de fumar”.
Desarrollados por empresas tabacaleras
Un informe del Ministerio de Sanidad, publicado en 2022, señala que “en los últimos años se ha dado un rápido crecimiento en el mercado de estos productos”, que “han sido adquiridos y desarrollados en varios casos por las grandes empresas tabacaleras, quienes están realizando potentes campañas de marketing”. Philip Morris, una de las grandes multinacionales tabacaleras, comercializa estos dispositivos.
Ese mismo trabajo indica que “en general, se publicitan como inocuos”, pero señala los principales efectos del consumo de estos productos a corto plazo, que tienen que ver con efectos fisiológicos adversos en las vías respiratorias “similares a aquellos asociados al humo del tabaco”, la aparición de sustancias cancerígenas en líquidos y aerosoles, la emisión de propilenglicol, partículas PM, nicotina y otras sustancias perjudiciales, así como numerosas intoxicaciones.
El germen de la supuesta evidencia científica en torno a los beneficios de los cigarrillos electrónicos está en un pronunciamiento de la Public Health England, una agencia del Departamento de Salud de Inglaterra que comenzó a operar en 2013, no exenta de polémica. En 2015, este organismo indicó que “las mejores estimaciones muestran que los cigarrillos electrónicos son un 95% menos dañinos para la salud que los cigarrillos normales”. Rápidamente, un grupo de expertos en salud pública se pronunciaron contra esta investigación en The Lancet.
Según un artículo publicado en la revista científica The BMJ, de alto impacto, la PHE se había basado en hallazgos de un trabajo de investigación “metodológicamente débil, según aceptan los propios autores”, y con conflictos de interés que planteaban “serias dudas sobre las conclusiones del informe” y “sobre la calidad del proceso de revisión por pares de la agencia”. A diferencia de la Unión Europea, Reino Unido sí promueve el vapeo para dejar de fumar.
Conflicto de intereses
El artículo, firmado por Jonathan Gornall, desvela fuertes conexiones entre los autores de una carta enviada a la OMS en 2014 denunciando que se había “marginado deliberadamente” el potencial de la reducción de daños con la industria tabacalera. Uno de los firmantes era David Sweanor, que figura como orador en la página web del congreso, aunque ya no aparece en el programa, que se ha ido reduciendo durante los últimos días y que se celebrará finalmente de forma online.
Tras la renuncia del rector de la URJC a abrir el acto, en la web llegó a figurar como anfitriona la exministra de Sanidad del Partido Popular Ana Mato. Desde el entorno de la exministra confirman a elDiario.es que le ofrecieron participar en el evento pero que “en todo momento dijo que no”. Esta redacción ha intentado ponerse en contacto con los organizadores del evento, la Plataforma para Reducción del Daño por Tabaquismo, pero no ha obtenido respuesta.
Por otro lado, la Asociación Española de Usuarios de Vaporizadores Personales (Anesvap), que iba a participar inicialmente, alega no saber nada al respecto tras la supuesta suspensión del evento después de la “presión” recibida por parte del Ministerio de Sanidad. “No tenemos más información pero si nos invitan desde luego estaremos encantados de participar”, añaden. Además, dejan clara su postura sobre este congreso: “No es comprensible que no pueda organizarse un debate libre y abierto sin que haya presión de un Ministerio para que no se hable de lo que ellos no quieren”. “Hemos visto en medios de comunicación la carta que se envió a la Universidad Rey Juan Carlos y creemos que es un escándalo que se amenace así a una universidad pública”, afirma Ángeles Muntadas-Prim, presidenta de ANESVAP.
El congreso lo inaugurará finalmente el portavoz de la Plataforma Médica Española para la Reducción de Daños del Tabaco, Fernando Fernández Bueno, que es el cirujano oncólogo del Hospital Central de la Defensa Gómez Ulla, del Ministerio que dirige Margarita Robles. Desde este departamento también marcan distancias y aclaran que el médico se encuentra en excedencia.
La plataforma que organiza el congreso ha publicado un documento en el que defiende que los cigarrillos electrónicos o el tabaco sin combustión pueden ser la solución y no parte del problema en la lucha contra el tabaquismo. Este mismo viernes lamentaron el “boicot” contra el acto. A través de su cuenta de Twitter defendieron que había sido esta situación la que había provocado “que algunos organizadores se retiraran”.
No solo no ayudan a dejar de fumar, sino que facilitan que la gente persista en su adicción a la nicotina, por lo que pueden volver a recaer
“Hay un dato que echa por tierra todo lo expuesto sobre la reducción de daños. Del 60 al 80% de los consumidores de estos productos siguen fumando. Por lo tanto, su riesgo no solo no disminuye, sino que se incrementa significativamente. Decir que es menos perjudicial es una falacia”, defiende Rodrigo Córdoba, portavoz de la Sociedad Española de Medicina Familiar y Comunitaria (Semfyc), que en noviembre publicó un trabajo desmontando los bulos pseudocientíficos sobre los cigarrillos electrónicos.
“No solo no ayudan a dejar de fumar, sino que facilitan que la gente persista en su adicción a la nicotina, por lo que pueden volver a recaer”, indica Córdoba, que insiste en que “los jóvenes que empiezan consumiendo cigarrillos electrónicos o tabaco calentado tienen una vulnerabilidad cuatro veces mayor de iniciarse en el consumo de cigarrillos”. Un estudio publicado en 2018 ya demostraba que el saldo entre quienes dejan de fumar gracias a estos productos y los que empiezan a hacerlo tras probarlos es negativo. Pero la evidencia científica del riesgo es mayor.
La Encuesta sobre Uso de Drogas en Enseñanzas Secundarias en España (Etudes) realizada en 2021 señala que el 44,3% de los jóvenes entre 14 y 18 años han consumido en alguna ocasión cigarrillos electrónicos. El porcentaje se dispara hasta el 77% entres quienes han fumado tabaco y solo el 8,5% manifiestan que su intención era reducir o dejar este hábito, aunque no indica si lo consiguieron. Córdoba afirma que la existencia de estos productos ha resucitado lo que ya se creía erradicado: “En los últimos años el número de jóvenes que consumían tabaco estaba bajando rápidamente y ahora ha habido un estancamiento, incluso un repunte en los últimos cinco años”.
Que tras el programa había un interés en promocionar el uso de los cigarrillos electrónicos es evidente, ante ponencias como ‘Consecuencias del negacionismo de la ciencia THR en España. ¿Cómo podemos maximizar la comunicación de la ciencia THR en nuestro país?’. En ella estaba previsto que participase el portavoz de ANESVAP, Julio Ruades, conocido en internet y las redes sociales como el 'Mono Vapeador’. Ruades tiene una microempresa cuya principal actividad es el “comercio de líquidos para vaporizadores y productos como cigarrillos electrónicos”. Esta pasó de facturar 73.508 en 2020 a 26.909 en 2021. Ese ejercicio, el último del que hay datos disponibles, perdió 3.584 euros. El 'Mono Vapeador' también se ha caído del cartel del polémico congreso.