La fiesta de la alta sociedad cordobesa que ha terminado con todos sus asistentes en cuarentena ha planteado dudas sobre el cumplimiento del confinamiento de 14 días que el Gobierno impuso desde el 15 de mayo a las personas procedentes de otros países. El príncipe Joaquín de Bélgica viajó el 24 de mayo de su país a Madrid en avión para coger ese mismo día un AVE que le trasladó a la ciudad andaluza; 48 horas después acudió a una reunión que congregó a 26 personas y el 28 de mayo dio positivo por COVID-19, según el informe epidemiológico publicado por El Confidencial.
Con este comportamiento todo apunta a que el miembro de la realeza belga se saltó la cuarentena impuesta a las personas que proceden del extranjero. El BOE establece que en los 14 días siguientes a la llegada a España los viajeros deberán “permanecer en su domicilio o alojamiento”, limitando los desplazamientos únicamente a la adquisición de alimentos o la asistencia a centros sanitarios, y prevé la posibilidad de realizarlos solo por motivos de “fuerza mayor”. Un día después de que se le identificase, el príncipe Joaquín de Bélgica pidió disculpas por “no haber respetado todas las medidas de cuarentena” en nuestro país.
Desde el Ministerio de Sanidad aseguran que a las personas que están realizando esta cuarentena se les hace “un seguimiento telefónico”. eldiario.es ha contactado con cuatro personas que aterrizaron en Madrid pasado el 15 de mayo y las cuatro coinciden al apuntar que ningún miembro de la administración se ha puesto en contacto con ellas. Sanidad explica que las llamadas se realizan de “forma aleatoria”, dependiendo de las “características específicas” de cada caso.
María ha llegado a primera hora de este martes procedente de Uruguay. “Nos han dicho que la cuarentena es obligatoria”, apunta. También les han dado indicaciones sobre el seguimiento, asegurándoles que les “podrían llamar por teléfono”. En el avión ha tenido que rellenar un formulario, en el que le han preguntado si ha tenido contacto con algún caso confirmado de COVID-19 en las dos últimas semanas, si algún familiar o acompañante presenta alguno de los síntomas de la enfermedad, si ha visitado un hospital en los últimos 14 días y si ha estado en algún mercado de animales vivos durante ese periodo.
También ha tenido que aportar algún motivo de viaje. Las opciones facilitadas por Sanidad son: turismo, trabajo, visita familiar, misión especial y cooperación. “Me comprometo a realizar cuarentena domiciliaria durante los 14 días posteriores a la entrada en España, realizando una auto vigilancia de los síntomas del coronavirus, especialmente síntomas de infección respiratoria aguda (fiebre, tos o dificultad respiratoria) y si presento alguno de ellos me pondré en contacto con las autoridades sanitarias competentes de mi comunidad autónoma”, recoge la declaración que tienen que firmar los viajeros que llegan a Madrid. Además, se tienen que tomar la temperatura dos veces al día, de ocho a diez de la mañana y de la tarde.
Fuentes oficiales de la Guardia Civil confirman que el seguimiento de la cuarentena en el extranjero depende de Sanidad Exterior, una subdirección dependiente del Ministerio de Salvador Illa. Desde el gabinete de prensa de este departamento explican que tras la entrada en vigor de la orden de la cuarentena 25.000 personas han llegado en España, solo cinco de ellas han dado positivo por COVID-19 al cabo de cuatro o cinco días de su entrada en el país.
Ana (nombre ficticio) aterrizó en España procedente de Reino Unido el pasado 20 de mayo. Su pareja había emprendido el mismo camino varios días antes, previamente a que se impusiese la cuarentena obligatoria, porque su madre había enfermado. Ana rellenó los papeles del Gobierno, le tomaron la fiebre en el aeropuerto y también le consultaron su dirección y teléfono, asegurándole que la “iban a llamar”.
A punto de terminar la cuarentena, ningún responsable de la administración ha contactado con ella, a pesar de que la entrevistada reconoce que por motivos de causa mayor ha tenido que “incumplir” la cuarentena. Ella y su familia se cambiaron de domicilio, después de que la madre de su pareja recibiese el alta, ya que estaban viviendo en su casa. “No he tenido que informar a nadie”, explica.
A esta mujer le extrañó que solo al aterrizar en España se le preguntase el motivo del viaje, a pesar de que reiteradamente les comunicaban que solo se podían desplazar por “una razón de peso”. “En ningún momento nos pidieron documentación ni nada que justificase el viaje. Ni al comprar el billete o facturar se nos preguntó la razón”, añade. Otra persona con la que coincidió en el avión confirma a esta redacción que a ella tampoco la han llamado.
Procedente de Chile aterrizó Rommy el 31 de mayo. Ni ella ni otra compañera de vuelo han tenido noticias del seguimiento telefónico. Esta mujer, que cuenta que está enferma de cáncer, se marchó a Chile a principios de marzo por el fallecimiento de su madre. Tras aterrizar reservó habitación en un hotel en Madrid, para coger un tren 24 horas después a Almería, la ciudad en la que reside. “Al salir del avión te hacen un control sanitario, te toman la temperatura y firmas un documento en el que te comprometes a cumplir la cuarentena”, explica. Sobre el comportamiento del príncipe Joaquín de Bélgica, se muestra contundente: “Me parece impresentable su acción cívica. Si se encuentra con una persona enferma como yo, ¿quién responde?”.
La implantación de esta medida provocó las críticas de miembros del Gobierno francés, que optó por imponer el mismo confinamiento a los españoles que cruzasen sus fronteras, a pesar de que el resto de nacionales de la zona Schengen no tienen que cumplirla. La cuarentena a viajeros procedentes del extranjero finalizará cuando decaiga el estado de alarma, según explicó la ministra de Industria, Comercio y Turismo, Reyes Maroto.