Las cuentas de los monjes del Valle de los Caídos son un misterio pese a que sus ingresos llegan desde las arcas públicas, de manera directa o por explotación de espacios públicos. La primera y única vez que han hecho un presupuesto en sus 60 años de historia ha sido en febrero de 2018. El prior envió a Patrimonio Nacional un folio a una cara con gastos e ingresos desequilibrados: esperaba perder 600.000 euros, un déficit que correría a cargo del Estado. Todo ese dinero público que reciben es para cumplir los fines de la Fundación de la que son beneficiarios: “dirigir y adiestrar a la escolanía”, “seguir el pensamiento social en el mundo” o celebrar “ejercicios espirituales”. En esas actividades y en la subsistencia de la veintena de religiosos y 50 niños escolanos se emplea el millón de euros que recaudan y la transferencia pública anual de 340.000 euros que reciben.
El prior envió un segundo documento a Patrimonio después de que el organismo, dependiente de Presidencia de Gobierno, le requiriera mayor detalle económico. Lo que mandó fue un cierre contable de 2018, en este caso de apenas unas líneas [en la imagen de abajo], en el que se ve que el déficit ha sido menor de lo presupuestado (pasa de 600.000 a 52.000 euros), pero no se explica por qué: este documento va de nuevo sin ningún detalle. eldiario.es ha tenido acceso a esta información y al presupuesto [íntegro, al final del artículo] y, en ellos, se ve que el principal ingreso de los monjes es la hospedería. Aunque todo el conjunto del Valle de los Caídos es de Patrimonio Nacional, es decir, público, son los religiosos los que tienen la explotación de esta especie de hotel, donde se hacen retiros espirituales pero también se celebran bodas. Los precios rondan los 45 euros por pasar una noche. El cubierto para casarse cuesta unos 170 euros por comensal.
Por la gestión de la hospedería los monjes esperaban recaudar en su presupuesto de febrero 658.000 euros, aunque 2018 les ha sido favorable (el conflicto por la exhumación de Franco ha aumentado exponencialmente las visitas) y, según las cuentas presentadas a final de año, han ingresado 886.000 euros. Lo que no han recibido este año es la transferencia de 340.000 euros que les da todos los años el Gobierno, ya que Patrimonio Nacional ha vinculado la entrega del dinero a que presenten sus balances con detalle y sin déficit, lo que el entorno del prior entiende como medida de presión tras negarse a la exhumación del cuerpo del dictador. Fuentes gubernamentales explican que el dinero se dará cuando aporten unas cuentas claras y que la retención del dinero nada tiene que ver con la exhumación de Franco.
En el cierre contable que han presentado aparecen conceptos sin explicar. Por ejemplo, el grueso del gasto va a “gastos de personal”, en lo que los monjes han empleado 886.000 euros (habían previsto gastar 658.000 euros a principio de 2018). ¿Qué empleados son esos? Fuentes de Patrimonio aseguran que no conocen el detalle. La realidad es que los monjes no cobran y el personal de mantenimiento lo paga el Estado. Podrían ser profesores de la escolanía o personal de servicio y asistencia de los monjes, aunque estas partidas aparecían otros años en otro lugar, concretamente dentro de la transferencia de 340.000 euros (en esa partida incluían empleados como “limpiadora” o “lavandera”).
Esa opacidad alcanza también a la línea “subvención de la CAM”, es decir, subvención de la Comunidad Autónoma de Madrid. Los benedictinos habían presupuestado que les iban a dar 85.008 euros para la escolanía de los niños cantores (viven, estudian y cantan gregoriano allí), pero según el papel que han presentado, esa subvención se ha transformado en 114.656,59 euros a final de año. Fuentes oficiales de la Comunidad de Madrid han confirmado que desde esta institución pública no se ha transferido ninguna ayuda a la escolanía y eldiario.es tampoco ha encontrado esa subvención en el boletín oficial. El prior no ha respondido a los mensajes de este medio sobre esa ayuda ni sobre si CAM se puede referir a otro organismo.
Donativos y cepillo
La única fuente de financiación que no es pública (aunque se consigue en propiedades públicas) es la de los “donativos” o, lo que es lo mismo, el cepillo y los pagos de fieles por misas de difuntos, bautizos, bodas o comuniones. Los benedictinos han recibido de sus fieles bastante menos de lo que esperaban: 171.548,49 euros, cuando habían estimado que recibirían 100.000 euros más en el presupuesto. Se trata de dinero que dan particulares en la abadía, la hospedería y la escolanía. En el presupuesto aparece también una entrada con la denominación “donativo monjes”, cuyo rastro es difícil de entender ya que los monjes no tienen dinero para donar por haber hecho voto de pobreza. Las cuentas no dan más explicación sobre el origen de ese dinero. Otros ingresos menores de la abadía son las ventas de libros (18.505 euros) y la organización de conciertos, por lo que obtuvieron 1.000 euros en 2018.
Al final de año, sumando los gastos e ingresos les ha salido a perder. Un total de 52.183,99 euros que quedarán pendientes de cubrir por el Estado.