La Cumbre Social por el Clima, la alternativa a la COP25 que buscará desde Madrid que el protagonismo siga en Chile

Había una cosa que la inmensa mayoría de los participantes de la Cumbre Social, de forma más o menos oficial, rechazaban: la presencia de Sebastián Piñera en Madrid por la COP25. No podían estar de acuerdo con que el presidente de Chile, a quien organizaciones internacionales llevan semanas denunciando por haber cometido violaciones de derechos humanos, participase en calidad de líder en un evento de Naciones Unidas. Esa parte se ha cumplido, Piñera no vendrá a Madrid y ha mandado un mensaje en vídeo para la sesión inaugural.

La Cumbre Social impulsa una serie de encuentros y acciones respaldadas por más de 500 organizaciones no gubernamentales que tendrán lugar en varias localizaciones de Madrid como contrapeso a la COP25 que se celebra en IFEMA y es totalmente institucional. El rechazo a la presencia de Piñera responde a una de sus principales inquietudes: quieren que se encabece la lucha por la “justicia climática”, un paraguas que aúna además del clima, la justicia social y el cumplimiento de los derechos humanos. Y en esa batalla, es una prioridad para los organizaciones que no se deje de prestar atención estos días a la difícil situación que vive la población chilena.

Piñera declinó alojar la Cumbre, pero el país andino se mantiene como organizador. “Algo equivalente a lo que sucedió el año pasado cuando jugaron en el Santiago Bernabéu la Copa Libertadores. Era Madrid, pero era una cosa argentina. Pues esto es lo mismo. Madrid se va a volcar, pero nos ha venido de rebote. Es la cumbre de Chile y queremos que tenga el protagonismo que se merece”, declaran desde Juventud por el Clima.

La idea es destacar esta contradicción. Quieren que la cita no caiga en el eurocentrismo y el sur global tenga protagonismo, pero es un hecho que tras el cambio de sede de última hora, la COP25 se desarrolla en Europa. “Es un error traerlo a Madrid quitando, de nuevo, el foco del sur. Tercer año consecutivo en Europa”, lamenta Samuel Martín-Sosa, responsable de internacional de Ecologistas en Acción. Lo tratarán de compensar dando lugares centrales a colectivos de pueblos indígenas sudamericanos y activistas de América Latina y el sur global.

Entre los 500 colectivos que participan en esta suerte de contracumbre está Ecologistas en Acción, Juventud por el Clima-Fridays for Future (JxC-FFF), Amigos de la Tierra o Minga Indígena. También Extinction Rebellion, que el lunes de la inauguración en IFEMA ya protagonizó una protesta a las puertas. El presupuesto, frente a los 60 millones que el Gobierno calcula para la COP25, será de 90.000 euros que vienen de los recursos de las ONG.

“Se trata de hablar también de responsabilidad. A veces se trata la emergencia climática como si estuviéramos en el mismo barco, cuando no es así: las reservas fósiles tienen propietarios con nombres y apellidos, y unos países, los del norte, estamos consumiendo mucho más que otros. Tenemos que asumir eso”, sigue Martín-Sosa. No tenían una solución clara al dilema.

Les parece “inaceptable” que la presidencia siga en Chile, dada la coyuntura, pero también que se quite protagonismo y se quiera desviar el foco de lo que allá está sucediendo de nuevo hacia Europa. Lo explica el activista: “Entendemos que era complicado y que Naciones Unidas tiene sus procesos. Pero quizá algo intermedio hubiese sido que otro país latinoamericano tomase el relevo, o al menos del sur. En todo caso, se ha hecho sin pedir opinión a la sociedad civil”.

Una decisión “unilateral” que quita el foco del sur

La mayoría de las organizaciones tendrán un pie en los eventos que realicen ellos, –con su eje en el Espacio de Convergencia de UGT, desde el pasado 1 de diciembre, y en la Universidad Complutense (UCM), desde el 7–, y otro pie en la zona verde de la COP25, la parte de IFEMA dedicada a la sociedad civil y a activistas. La decisión “unilateral” –como la califican– tanto de Piñera de renunciar como de Pedro Sánchez de acoger ha obligado a todos los movimientos sociales españoles que estarán ahí “a tomar un relevo sobre el que no han sido consultados, en un marco temporal casi inasumible”.

Porque como la de Naciones Unidas, la Cumbre Social se ha resuelto con prisas. “Las cumbres paralelas alternativas comienzan a programarse un año antes de que sucedan. Los compañeros chilenos tenían todo casi listo. Aquí, en apenas tres semanas nos hemos visto forzados a movilizar todos los recursos y capacidades humanas”, explica Martín-Sosa.

Algunas de las partes de la contracumbre que iba a celebrarse en Santiago, como la de las organizaciones Cumbre de los Pueblos y la de Minga Indígena, continúan adelante allí. Se quedan en ese lado del Atlántico muchas personas que no podían volar hasta España por motivos logísticos y ya tenían lista su estancia en Chile, y también los que por la convicción política de mantener la atención en América Latina han preferido no cambiar los planes aunque pudieran. A ratos, y salvando las cuatro horas de diferencia, se conectará desde la UCM o UGT por streaming con esos eventos hermanos al otro lado del Atlántico, como otra manera de paliar la pérdida de protagonismo. Una ocasión será seguro el 7 de diciembre, cuando está previsto que la Cumbre de los Pueblos emita su declaración.

La manifestación, con Greta y personas indígenas

También por esas prisas, el programa todavía no está cerrado. El grueso va a consistir en conferencias aún sin concretar en la UCM y en UGT. El tono será crítico, recordando ese concepto de “justicia climática”. Lo apunta Martín-Sosa: “La historia de las negociaciones climáticas es una historia de fracasos. No es nada nuevo. Han aumentado las temperaturas a pesar del Acuerdo de París. Los compromisos, además, distan muchísimo de lo que se necesita. Los países no están a la altura de las necesidades, lo sabemos, y por eso desde la Cumbre Social diremos que nos tienen que convencer de que lo que hacen sirve para algo por la vía de los hechos”,

El momento central será la manifestación del viernes 6 de diciembre, de Atocha a Nuevos Ministerios. JxC-FFF espera ahí la aparición de Greta Thunberg, tras atracar este martes en Lisboa su catamarán. Algunos representantes de los pueblos indígenas sudamericanos que vienen estarán colocados en la cabecera. “Es que esto debería estar en Chile, es una oportunidad perdida para reivindicar”, insisten en JxC-FFF. Coinciden en Ecologistas: “A nivel estético intentamos dejar para la manifestación una imagen común con Chile. Desde los equipos de activismo se están preparando imágenes de ojos, por el simbolismo de los ojos reventados por la policía en las manifestaciones de Santiago. El lema va a a ser ‘el mundo despertó ante la justicia climática’, un guiño para que no se olvide el ‘Chile despertó”.

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