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El primer curso de la LOMCE arranca entre la improvisación y la falta de recursos

El primer curso de la LOMCE empieza con inquietud en la comunidad educativa

Daniel Sánchez Caballero

Caos e improvisación. Arranca el primer curso escolar en el que se va a implantar la LOMCE y la situación en la escuela está lejos de la que profesores y padres querrían. En las valoraciones previas que han realizado los diferentes representantes de los trabajadores de la escuela pública y las familias se repiten las mismas ideas: “incertidumbre”, “inseguridad”, “precariedad”, “crisis”.

Es como si nunca hubiera habido verano: el Sindicato de Estudiantes ya tiene convocada una huelga, y la sección educativa de CC OO ha anunciado que convocarán una para otoño contra la LOMCE, con o sin apoyo del resto de organizaciones de la plataforma en defensa de la escuela pública.

Recortes sobre los recortes previos, miles de profesores sin plazas asignadas hasta el mismo día que empiezan las clases, caída en las ayudas a los libros de texto y comedor, curriculums de materias sin desarrollar en algunas Comunidades Autónomas, disparidad de horarios en asignaturas según las regiones, la FP Básica que también arranca este año con escasos medios y menor apoyo... la lista de “debes” en el sistema parece no terminar nunca. “Nuevo curso, viejas políticas”, resume el secretario general de Educación de CC OO, Francisco García. La inversión general en educación ha caído del 5,04% del PIB al 3,9% que ha prometido reducirla el Gobierno para este curso dentro de la última oleada de podas presupuestarias.

Este curso, en general, arranca la LOMCE. Lo hará paulatinamente, empezando por 1º, 3º y 5º de Primaria. También empieza la FP Básica, que está llamada a sustituir a los Programas de Cualificación Profesional Inicial (PCPI), destinados a ofrecer una formación profesional básica a aquellos estudiantes con dificultades para completar la Secundaria. Pero lo hace sin financiación, alerta CC OO. Y boicoteada: la plataforma en defensa de la escuela pública recomienda a las familias que no la consideren como opción. En total, aproximadamente 1,5 millones de alumnos se verán afectados por el cambio. Esas son las novedades sobre el papel.

Bajando al aula quizá haya menos novedades que el curso anterior. La polémica en torno al uso de los libros de texto y la situación del profesorado (que repercute directamente en los alumnos) son los dos elementos que más están sonando. “Aumento de la jornada lectiva del profesorado, regresión salarial, recortes en programas, refuerzos y apoyos para la compensación educativa, pérdida retributiva por bajas por enfermedad, etc”, señala Adrián Vivas, presidente del sector educativo de CSI-CSIF. En cifras, desde 2010 hay unos 40.000 profesores menos en el sistema público, según este sindicato. El resultado de que se jubilen 10.000 año y sólo se reponga el 10% por ley. En paralelo, recuerdan, hay 400.000 alumnos más.

Aunque no es precisamente una novedad, este curso más que nunca se está apurando la designación de plaza para esos miles de profesores interinos o funcionarios sin plaza fija que cada año deben solicitar un destino... y esperar que se lo den. Le ha pasado a Antonio G., profesor en la Comunidad Valenciana que ya se muestra resignado ante una situación que vive curso tras curso pero este año ha ido un poco más allá. “Empezar el mismo día de las clases nunca me había pasado”, explica.

Con los problemas que eso plantea para los estos maestros. “Llegas a clase el primer día y en ese momento te encuentras con el alumnado, con los compañeros... No sabes si alguno tiene necesidades curriculares especiales, etc.”, ilustra. Él lleva un par de días de clase –la región ha sido la primera en arrancar– y aún no se sabe el nombre de los chicos.

Para los maestros esos pocos días de septiembre antes de que empiece el curso son fundamentales. Habitualmente para ir conociendo a los alumnos, sus particularidades, necesidades, fortalezas y debilidades. Este año, además, necesitan estudiarse los nuevos curriculums de la LOMCE. Lo cual resulta complicado cuando te dicen el mismo día que empiezas las clases qué asignatura vas a impartir y en qué curso. “La situación empezará a normalizarse la semana que viene”, valora Antonio. “Ahora tendré que empezar con las programaciones, las adaptaciones curriculares, todo eso. En ninguna empresa del mundo entrarías así, pero aquí está todo muy asumido”. Detrás de esta improvisación los maestros aseguran que está el deseo de las administraciones de ahorrarse esa semana de salario. La situación descrita corresponde a Valencia, pero se repite más o menos por toda la geografía.

Textos sin grandes novedades

La otra gran pelea específica de este inicio de curso, más allá de la oposición general a la LOMCE y los problemas prácticos que pueda plantear en el día a día en las aulas, han sido los libros de texto. Con la introducción de la nueva ley se planteó que habría que cambiarlos. Nuevas materias, nuevos currículums, nuevos libros. Pero ante la incertidumbre general del arranque de curso la mayoría de las Comunidades Autónomas optó por recomendar que no se hiciera. Sólo Castilla La Mancha (que preside la secretaria general del PP, María Dolores de Cospedal) apoyó la transición.

CEAPA, la confederación de asociaciones de padres y madres, recomendó que no se compraran los nuevos libros, que eran innecesarios. “Los contenidos son los mismos, al final los libros son una guía y los contenidos los dan los profesores”, explica Jesús Salido, presidente de la confederación. “Además, en todos los centros hay libros para reutilizar -los bancos de libros-”, añade. Según CEAPA, cambiar los libros le costaría unos 200 millones de euros a las familias en una época en la que no están para grandes desembolsos. Aún así, cada familia gasta unos 700 euros en la vuelta al cole.

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