ENTREVISTA

Daniel Torregrosa, químico y divulgador: “La naturaleza es la mayor fuente de productos tóxicos y peligrosos”

Con su estilo de divulgación tranquila y rigurosa, el químico Daniel Torregrosa se ha convertido en un referente para quienes se acercan a la ciencia. Tras el éxito de su historia de la mitología y las ciencias (Del mito al laboratorio, 2018) el divulgador murciano nos acerca ahora una breve historia de las moléculas que nos acompañan en nuestro día a día.

En Química asombrosa (Pinolia, 2023), Torregrosa nos trae las historias de compuestos cotidianos como el café, el amoníaco o la aspirina y nos cuenta cómo se descubrieron en un tono que recuerda a los mejores libros de Isaac Asimov.

Decía Richard Feynman que la flor no es menos bella por entender la física del color, ¿sabe mejor el café cuando se conoce de qué está hecho?

Saber química te da una mirada distinta y te permite saber los elementos que hay detrás de lo cotidiano. Saber qué es lo que estás oliendo, que el olor a vainilla es porque lleva vainillina, por ejemplo, que la naranja y el limón huelen así por el limoneno o qué le da el olor al queso, que es el ácido butírico, el mismo que se puede encontrar en los pies. 

Su libro detalla la historia de muchas moléculas que nos rodean en el día a día, ¿sabemos mucha más química de lo que creemos?

De las 60 moléculas que salen en el libro casi todo el mundo ha escuchado el nombre alguna vez. A lo mejor el sildenafilo no sabes lo que es, hasta que te dicen que es la viagra; o el ácido ascórbico, que es la vitamina C. También la quinina, que está en la tónica y es la que hace que sea fluorescente. La química te permite saber por qué brilla tu gin-tonic.

La palabra “químico” se ha convertido en algo amenazante para mucha gente, ¿cuál es el último ejemplo de 'quimiofobia' con que se ha topado?

Precisamente, usar la palabra “químico” como sinónimo de producto químico o sustancia química, de forma generalizada. Creo que asimilar la palabra “químico” es un error, aunque no se utilice con intención negativa, porque genera un estereotipo negativo de la química. Y se utiliza lo “químico” para oponerlo a lo natural, en esa dicotomía falsa de que lo natural es bueno y lo artificial es malo.

Como decía Terry Pratchett, todas las setas son comestibles, lo que pasa es que algunas solo te las puedes comer una vez

Los que defienden lo natural frente a lo “químico”, ¿se olvidan de lo mortales que son alguna sustancias naturales?

Solo tienes que salir al campo a coger setas, por ejemplo. Como decía Terry Pratchett, todas las setas son comestibles, lo que pasa es que algunas solo te las puedes comer una vez. La naturaleza está llena de peligros y de tóxicos, es la mayor fuente de productos peligrosos. La síntesis artificial, por supuesto, también, pero lo artificial se regula con más exigencia muchas veces que los productos naturales, a nivel de legislación y regulación.  

¿Hay más aventuras en la tabla periódica que en los libros de Julio Verne?

Cada elemento de la tabla tiene una historia detrás, al final contiene historias de personas, un contexto histórico, un fracaso o un éxito. Es una manera de contar la historia de la humanidad utilizando la química. 

Pero hay gente que ve la tabla periódica con recelo, como algo muy complicado e inaccesible. 

Ahora en la India la han prohibido, están haciendo cosas muy raras con el conocimiento. Pero para mucha gente la tabla es un icono de la ciencia, se usa en camisetas, alfombrillas de ratón... Aquí en Murcia tenemos la más grande del mundo y la gente se hace fotografías con ella. El problema es que muchas veces no se explica bien, se hace solo de forma descriptiva cuando a lo mejor hay que enlazar cada elemento con su historia o su origen etimológico… Es interesante, por ejemplo, saber la conexión que tuvieron los elementos con la astronomía, que los alquimistas le pusieron “mercurio” al elemento químico por el planeta, que se mueve más rápido, como este metal líquido, o el plomo, que lo asociaron a Saturno porque es un elemento pesado y es un planeta que permanece mucho tiempo en el cielo.

Los descubrimientos parecen haberse parado en el elemento 118, ¿cuál es la siguiente gran frontera de la química?

Hay una teoría que se llama la “isla de la estabilidad”, que la propuso Glenn Seaborg, premio Nobel de Química que descubrió más de una decena de elementos. Él creía que más allá del elemento 118, entre los elementos químicos más pesados, teóricamente alguno será estable y quizá esto pueda ser un nuevo material que revolucione alguna tecnología.

Ahora que no nos oye nadie, cuénteme el secreto de la cocacola.

Su secreto es que es un negocio fantástico, porque es agua con un poco de colorante y algo de saborizante, pero que se vende como un destilado carísimo. Se nos ha vendido mucho que había un secreto en su sabor, y es verdad que había un extracto que se hacía con ingredientes especiales, pero que se decía que solo dos personas conocían y que viajaban en aviones separados. Lo cierto es que con las técnicas de análisis actuales se puede afinar bastante su composición, puede haber algún aroma que cueste identificar, pero sinceramente este asunto es más parte de un mito que de una realidad. 

El bótox o el cloro son ejemplos de moléculas con dos caras. ¿Todo en la química viene con un lado oscuro y otro luminoso? 

Si hablamos de toxicología, y hablamos de dosis, cualquier cosa, hasta el agua, puede ser peligrosa. Pero sí que hay moléculas que han tenido usos totalmente contrapuestos. Por ejemplo, el cloro se usó para potabilizar el agua y aumentó la esperanza de vida, pero se utilizó también para gasear a los enemigos en la primera guerra mundial. Es decir, se ha utilizado para desinfectar y para matar, al final la clave es el uso que le damos las personas. 

El cloro se ha utilizado para desinfectar y para matar, al final la clave es el uso que le damos las personas

Habla usted de la ricina, el Novichok y el talio, ¿teme haber inspirado a una nueva generación de asesinos silenciosos?

Ja, ja, no creo. Si existen asesinos silenciosos siguen siendo silenciosos y no les han pillado todavía. Y si existe un veneno indetectable no lo sabemos, pero todo hace pensar que no es así, por las chapuzas que se han hecho últimamente con los agentes Novichok, que se supone que es la mejor tecnología que tenían los supuestos agentes rusos. Al final no son tan sofisticados como en la ficción. 

Hablando de venenos, ¿por qué cree que vigilamos con tanto celo las sustancias peligrosas en la alimentación y bajamos la guardia con el etanol?

El etanol es directamente un veneno y provoca muertes. A corto plazo, con accidentes de tráfico y de trabajo; a largo plazo, con intoxicaciones y enfermedades. Al final, cuando uno toma una bebida con alcohol lo que está tomando es una decisión sobre su salud. Si le compensa, estupendo, pero cuando hablamos de beber con “moderación” habría que discutir qué es la moderación, porque es muy relativo. Una vez pregunté qué era la moderación y me dijeron “un litro de cerveza en el almuerzo”, así que depende de a quién le preguntes. Pero es una cosa cultural. Yo también bebo alcohol, pero cuando lo hago sé que no es lo mejor para mi salud.

La EFSA ha revisado los límites de bisfenol A que algunos defendían como seguros, ¿cree que algunos divulgadores deberían ponerse menos ‘gallitos’?

Yo sí creo que ha habido prudencia, creo que lo que se ha atacado es cierta forma de informar sobre estas cosas, desde el alarmismo. Ha habido gente que ha estado alarmando con el tema del bisfenol como si fuéramos a morir, y esos sí son los “gallitos”. Todo esto no es tan sencillo. Con el bisfenol hay que ver qué efecto tóxico producía. Parece que la evidencia indica que hay más riesgo de diabetes de tipo 2, fenómenos de inflamación, y que no hay efecto cancerígeno. Pongámoslo en contexto: no estamos hablando de un compuesto que te produzca la muerte o efectos tóxicos como el plomo en su momento. Esto demuestra que el sistema funciona y se regula.  

Yo también bebo alcohol, pero cuando lo hago sé que no es lo mejor para mi salud

¿Qué relación hay entre el LSD y las PCR?

La relación es un señor, que se llamaba Kary Mulis, que inventó la prueba de la PCR, que antes de la pandemia casi nadie sabía lo que era, que es la reacción en cadena de la polimerasa. Recibió el premio Nobel por esto, y su genialidad científica no va reñida con que era un gran consumidor de LSD y una persona muy peculiar, con ideas muy raras. Decía que se había encontrado con un mapache de color verde que le hablaba, era negacionista del sida… Eso sí, él decía que nunca consumía mientras investigaba. 

Este ejemplo y el de Linus Pauling muestran que tener un premio Nobel no te exime de decir tonterías, ¿no?

Bueno, o Luc Montagnier con la memoria del agua, y James Watson, que es un xenófobo y un fundamentalista. Cada uno es una referencia en lo que sabe. El premio Nobel no se da a la mejor persona ni al mejor pensador.