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La deforestación en la Amazonía brasileña cayó un 33,6 % en el primer semestre

Río de Janeiro —

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Río de Janeiro, 6 jul (EFE).- La deforestación en la Amazonía brasileña se redujo un 33,6 % en el primer semestre de 2023, los primeros seis meses de gestión del presidente Luiz Inácio Lula da Silva, que se comprometió con reducir a cero la destrucción de la mayor selva tropical del mundo hasta 2030, informó el Gobierno.

De acuerdo con los datos divulgados este jueves por el Ministerio de Medio Ambiente, la Amazonía brasileña perdió 2.649 kilómetros cuadrados de cobertura vegetal entre enero y junio, área muy inferior a la de los seis primeros meses de 2022 (3.988).

Se trata de la menor área devastada para el período desde el primer semestre de 2019 (2.447 kilómetros cuadrados), precisamente los seis primeros meses de Gobierno del líder ultraderechista Jair Bolsonaro (2019-2022), un defensor de la explotación económica de la Amazonía.

Según los datos medidos por los satélites del Instituto Nacional de Pesquisa Espacial (INPE), la deforestación en la Amazonía brasileña cayó desde 1.120 kilómetros cuadrados en junio de 2022 hasta 661 kilómetros cuadrados en junio de 2023, una reducción del 41 %.

“Se trata de una caída expresiva si tenemos en cuenta que en junio por lo general la deforestación aumenta. La devastación se concentra en los meses de sequía (junio-octubre), en los que se opera con más facilidad en la Amazonía”, afirmó en rueda de prensa el biólogo y ecologista Joao Paulo Capobianco, viceministro de Medio Ambiente.

El funcionario explicó que los datos muestran que el Gobierno consiguió su objetivo de revertir la curva de deforestación en la Amazonía y puede esperar mejores resultados en el segundo semestre.

La ministra de Medio Ambiente, Marina Silva, afirmó que el Gobierno de Lula está mostrando en sus primeros seis meses resultados positivos en el combate a la deforestación.

Silva, una ecologista reconocida mundialmente, atribuyó tales resultados tanto a los recursos tangibles, como la reorganización de todos los organismos de fiscalización y el refuerzo de los equipos y de la inversión; como a los intangibles, entre los que destacó la voluntad de Lula de combatir la deforestación.

“Ese resultado fue producto de la decisión de Lula de asumir durante la campaña electoral y desde el primer día de Gobierno un compromiso con la política de enfrentamiento a la deforestación y a los cambios climáticos”, dijo.

Silva aseguró igualmente que los resultados también obedecieron a que su equipo ya tenía la experiencia de 2003, cuando Lula inició el primero de sus tres mandatos y también puso en marcha una ambiciosa política para preservar la Amazonía.

“La realidad es muy diferente a la de hace 20 años, porque hay una nueva forma de interacción entre la deforestación y el crimen organizado, pero teníamos a nuestro favor el conocimiento obtenido en 2003, cuando tuvimos que inventar la rueda del combate a la devastación y demoramos un año en obtener resultados”, dijo.

Silva admitió que la deforestación creció en el Cerrado (la sabana brasileña), segundo mayor ecosistema del país, en los primeros seis meses, pero que ya identificó los problemas y está en condiciones de revertir la situación.

“En el segundo semestre vamos a dedicarnos a un plan de prevención y control de la deforestación en el Cerrado y queremos alcanzar los mismos resultados que en la Amazonía”, dijo.

Según los datos del INPE, el Cerrado perdió en el primer semestre 4.608 kilómetros cuadrados de cobertura vegetal, un área un 21 % superior a la del mismo período de 2022, pero, mientras que la devastación saltó un 83 % entre mayo del año pasado y mayo de este año, en junio se registró una caída del 14,6 %.