La portada de mañana
Acceder
Sánchez y cuatro ministros se pusieron a disposición de Mazón el día de la DANA
Un árbol salvó a Sharon y sus hijas de morir, ahora buscan un nuevo hogar
Opinión - Nos están destrozando la vida. Por Rosa María Artal

Los datos demuestran que la participación de emigrados el 20D fue la más baja desde 1986

“Las peores predicciones se consuman para estas elecciones generales”. Los emigrados ya avisaban días antes de la celebración de los comicios: “Se producirá un mínimo histórico de participación emigrante”, decían. Los datos, facilitados por el Ministerio de Interior a eldiario.es, demuestran que el pronóstico se ha cumplido y que solo ha votado un 4,7% de los emigrados inscritos en el censo. Se trata de la cifra más baja en unas elecciones generales desde que existen datos desagregados de la participación exterior, las generales de 1986, cuando votó el 20,6%.

Desde entonces, la participación se mantuvo entre esa cifra y el 36%. Pero en los comicios de noviembre de 2011, una vez introducido el mecanismo del voto rogado, cayó en picado, hasta el 4,95%. El pasado 20 de diciembre había inscritos en el Censo Electoral de Residentes Ausentes (CERA) 1.875.272 emigrados. De ellos, solo un 8% solicitó el voto por correo, unos 151.000, de acuerdo con el Instituto Nacional de Estadística.

Pero no todos votaron finalmente. Solo 88.009 eligieron a sus representantes al Congreso, lo que supone un 4,7% del CERA. Siempre ha votado una minoría, pero esta vez se sitúa muy lejos de la participación exterior registrada en las generales de 2008, cuando fue del 31,7%. ¿Qué ha ocurrido con los más de 60.000 emigrados que rogaron el voto y no ejercieron su derecho en diciembre? El colectivo Marea Granate asegura que muchos de ellos no recibieron las papeletas, de hecho, hay testimonios de personas a las que les llegaron un mes más tarde.

Esta es la principal causa que esgrime el grupo en el nuevo informe Mínima participación histórica. Más irregularidades que nunca, que incluye una encuesta sobre las causas por las que votaron tan pocos emigrados. La más nombrada por los entrevistados, un 36,9%, es que “las papeletas no llegaron a tiempo o incompletas”, seguida de “problemas en el registro consular” (29,6%) y “desconocimiento del proceso” (15,2%). En el documento, Marea Granate ha descrito algunos de los principales obstáculos con los que se han encontrado los emigrados para ejercer su derecho a voto:

Trabas con el censo y la inscripción

El colectivo reitera, una vez más, tras incidir en ello en elecciones anteriores como las europeas o las municipales y autonómicas, que el censo electoral, donde hay que estar inscrito para votar, cierra sin previo aviso. Relacionados con ello han identificado también otros problemas como los derivados de la inscripción en los consulados, un proceso imprescindible para participar en las generales.

Marea Granate denuncia que, a pesar de que el Ministerio de Asuntos Exteriores garantiza que aquellas personas que vivan a más de 50 kilómetros de distancia del consulado pueden hacerlo sin necesidad de acudir, “faltan mecanismos para ponerlo en práctica, ya que las inscripciones a distancia son facilitadas por un número minoritario de consulados”, sostienen. El colectivo ha escrito una carta a la Subsecretaría de Emigración del ministerio con esta queja, pero aún no ha recibido respuesta.

Lo mismo ocurre con las rectificaciones, dicen, a pesar de que la norma contempla un periodo de ocho días de reclamaciones durante los cuales pueden recibir inscripciones una vez cerrado el censo. Durante este tiempo, existen “impedimentos a las rectificaciones a distancia”, por ejemplo, cambiar un domicilio, algo que “irónicamente sí puede hacerse a distancia fuera del periodo de reclamaciones”, denuncian.  

Problemas en los organismos oficiales

El colectivo alerta de las “incoherencias entre la Junta Electoral Central y Delegaciones del Censo” sobre la solicitud y recepción de las papeletas, ya que la primera asegura que la recepción de papeletas puede hacerse en la dirección deseada en el ruego, aunque no coincida con el país en el que se hace la solicitud. Sin embargo, “muchos consulados y Delegaciones provinciales del Censo desconocen esta información y niegan la posibilidad”, avisa Marea Granate.

También los emigrados se han encontrado con situaciones como que algunos números de teléfono proporcionados por el Instituto Nacional de Estadística para que comprobaran si estaban inscritos en el censo “dejaron de funcionar, lo que se sumó al pésimo funcionamiento de los números de fax”, tal y como denunció en su momento la plataforma de juristas DosMillonesDeVotos.  

Falta de medios e información

“Hemos visto colas de hasta cinco horas en el caso de Londres, con situaciones de precariedad laboral y falta de recursos”. Los emigrados critican que los consulados se han visto “desbordados ante la avalancha de consultas, no responden a las llamadas o los correos electrónicos de las muchísimas personas” que intentan contactar para recibir asesoramiento. 

En su informe recuerdan que el aumento migratorio de los últimos años no se ha visto compensado con medidas específicas, “sino todo lo contrario: el consulado de Manchester, por ejemplo, cerró definitivamente, dejando tan solo el de Edimburgo y Londres”. A esto se suma “la falta de formación de muchas personas encargadas de la atención público y el desconocimiento por parte de los consulados de normativas básiscas”.

Por último, los emigrados se quejan de la falta de respuesta institucional ante las numerosas quejas formales que tanto Marea Granate como DosMillonesDeVotos han enviado al Gobierno, que, por otro lado, no ofrece información pública sobre el voto exterior de forma desagregada. De hecho, ni siquiera en la publicación del BOE que recoge los resultados definitivos de las elecciones aparecen estas cifras. Lo que refleja, en opinión de los emigrados, “una opacidad absoluta”.