“Necesitaba que alguien me dijera que sí que había habido fallos en la justicia”. Es la frase que Ángela González llevaba más de una década deseando pronunciar y que ha compartido hoy en un acto en Madrid. La historia de violencia de género de González ha concluido con una condena histórica de la Organización de Naciones Unidas contra España, por no proteger diligentemente a una víctima de este tipo de violencia. Este jueves se ha mostrado recompensada por el reconocimiento internacional de una lucha judicial que se saldó con la muerte de su hija de siete años a manos de su exmarido, a pesar de haber denunciado en inmumerables ocasiones el peligro que sufría la menor.
La mujer toma aliento antes de comenzar la rueda de prensa, organizada por la organización Women's Link Worldwide, que llevó su caso ante la ONU. Afirma que siente que se ha hecho justicia, tras once años de lucha y del “asesinato anunciado” de su hija por parte de su maltratador, que le llevó a pedir protección para la niña desde que tenía tres años. “España sí tiene responsabilidad”, remarca.
Pero la justicia no llega en forma de sentencia española, sino que ha tenido que ser el Comité de Naciones Unidas para la Eliminación de la Discriminación contra la Mujer (Cedaw) la que reprenda a los tribunales nacionales. La justicia española no estimó que Ángela González tuviese razón en sus 48 denuncias presentadas, en las que exigía la responsabilidad de la Administración en la muerte de su hija. “Nadie vio ningún error. Yo me atrevería a decir que a esta justicia no le importó la muerte de mi hija”, apunta la mujer.
La condena ha recompensado un trabajo incansable durante más de una década. “Necesitaba que alguien me diera la razón. Necesitaba que alguien me dijera que sí que había habido fallos en la justicia. Necesitaba que alguien me dijera que mi hija no había sido custodiada por la justicia ni por nadie”, afirma.
Las obligaciones de España
El dictamen del Comité obliga al Estado español a reparar de manera adecuada y a indemnizar a Ángela González, así como a realizar una investigación que determine los fallos que existieron en su caso y que causaron que ella y su hija estuvieran desprotegidas. Paloma Soria, abogada de Women's Link que ha dirigido el caso, y Viviana Waisman, presidenta de la asociación, afirman de manera contundente que España está obligada a cumplir con las exigencias de la ONU.
La abogada ha afirmado que pedirán que algún representante del Gobierno pida perdón públicamente a Ángela González. Además, tal y como pide la condena del Comité, Paloma Soria exige “formación obligatoria sobre qué es la violencia de género y sus estereotipos” para todos los funcionarios que entren en contacto con casos de vioelncia machista.
Una instrucción adecuada del personal de la Administracióin y la Justicia se antoja fundamental para Ángela González, que resposabiliza de la muerte de su hija a los informes de las trabajadores sociales que llevaron el caso de la menor y al defensor del menor, que no valoró el peligro de dejar solos al padre y a la hija.
El interés del menor y su consideración como una víctima más de la violencia machista también han sido protagonistas del discurso de las ponentes. Ángela González recuerda: “No me cansaré de decir que los hijos de un padre maltratador siempre los manipulará y tratará como una moneda de cambio con el único objetivo de hacer daño a su propia madre”.
La mujer se detiene para reflexionar por qué hoy en día, con una legislación avanzada en materia de violencia de género, continúan los crímenes machistas: “La justicia ha avanzado muy poco. Las leyes están implantadas pero no se llevan a cabo. No hay protección a las mujeres y los hijos siguen estando sin protección, sin prevalecer el derecho del menor por encima de un padre maltratador”.
Entre los culpables, González también señala a la sociedad española, aún “muy machista”. Más en concreto, llama la atención de la familia, el entorno del maltratador, como una vía de reacción y apoyo a la víctima. “No se entiende muy bien que no quieran apoyar e intentar que no sucedan las cosas que pasan. Sería (la familia) un apoyo muy muy importante para hacer recapacitar a esa persona (el agresor)”, indica.
Sin embargo, el porvenir lo afronta con algo más de optimismo. “Ahora es una nueva etapa. Hay que seguir luchando”, dice. A pesar de las 48 denuncias sin resultados favorables en los tribunales españoles, la mujer aconseja a las víctimas de violencia machista “que denuncien”. “Que denuncien porque creo que finalmente la justicia, a lo mejor, hace caso a todas las obligaciones que tiene y podamos empezar a salir adelante”, prosigue.