La Policía italiana comenzó a desmantelar hoy el asentamiento de San Ferdinando, en la región de Calabria, sur de Italia, y a trasladar a centros de acogida a cerca de 900 inmigrantes que viven en condiciones infrahumanas en ese lugar y trabajan como jornaleros.
El ministro del Interior, Matteo Salvini, anunció el desmantelamiento después de registrarse varias revueltas de los inmigrantes por sus condiciones de trabajo, así como varias muertes por incendios y ataques racistas.
Por el momento, cerca de 900 inmigrantes han accedido a ser trasladados a otros centros, mientras que se desconoce el destino de varios centenares de personas que han rechazado dejar el campamento ya que les impediría volver a trabajar en los campos.
La diputada del progresista Partido Demócrata (PD), Enza Bruno Bossio, que acudió a San Ferdinando para presenciar la demolición de las chabolas de madera y chapa, pidió que este gesto “no se convierta en una injusticia”.
“Se acaban las condiciones de vida infrahumanas para estas personas pero, ante las excavadoras enviadas por Salvini y los inmigrantes que no saben donde irán, espero que esto no se convierta en una injusticia y ellos en invisibles”, apuntó.
El campamento de San Ferdinando es uno de las más grandes de la zona debido a que se concentran los inmigrantes, en su mayoría africanos, para trabajar como jornaleros en los campos de la zona.
Sus condiciones de vida y de trabajo han sido denunciadas en varias ocasiones por asociaciones y sindicatos ya que trabajan entre 8 y 12 horas al día y perciben una paga de entre 20 y 30 euros diarios.
El pasado 16 de febrero se produjo un nuevo incendio en este campamento en el que murió un senegalés de 29 años, al prenderse fuego algunas chabolas a causa de un brasero improvisado para combatir el frío.