Lara Alcázar aún tiene el brazo hinchado y la pierna dolorida. El martes 10 se desplazó hasta Lille, en el norte de Francia, para recibir en los juzgados –junto a otras dos compañeras francesas– a Dominique Strauss-Kahn. El expresidente del FMI prestó declaración para defenderse de la acusación de proxenetismo agravado que pesa sobre él. Todas ellas, activistas de Femen, gritaron y escribieron en su torso mensajes en los que reclamaban la culpabilidad de clientes de la prostitución y proxenetas. Una incluso logró subirse al coche en el que se desplazaba Strauss-Kahn, pero en pocos minutos las tres quedaron retenidas por la policía francesa.
Pocos días después el trabajo continúa para Lara en Madrid, donde la líder y fundadora de Femen en España impartió el fin de semana pasado una jornada de formación con nuevas activistas. Esta asturiana graduada en Historia del Arte y fotógrafa de 22 años introduce a seis jóvenes en el sextremismo, el uso del cuerpo como arma política. Intercala entrenamientos físicos con indicaciones de cómo encarar las protestas y cómo enfrentarse a las autoridades.
Las 'reclutas' han llegado desde varios puntos del país. El perfil medio es el de una estudiante, en torno a los 20 años, a la que le interesa la lucha por “los derechos humanos y de la mujer”, como explica Olalla. Ella cuenta que se enteró a través de los medios de comunicación de la convocatoria y decidió sumarse porque la lucha de Femen funciona: “El mensaje llega”.
La familia no siempre está de acuerdo. “No es una decisión que les guste” pero la aceptan, explica una de ellas. Y varias coinciden en citar a sus abuelas. “La mía me dijo: 'si te tienes que poner en tetas para luchar por tus derechos, hazlo”.
Las paredes del HQ (así llaman a su sede) de Femen España están decoradas con lemas en pintura roja y negra como “libre para hablar”, “free riot”, “Not a sex toy”, “Femen akbar” o “Fuck you Putin” y dibujos de mujeres con una dura expresión corporal e inscripciones en su pecho. No revelan públicamente su ubicación “por cuestiones de seguridad”.
Su fundadora, Inna Shevchenko, fue una de las responsables de que naciera Femen en 2008 en Kiev, Ucrania, como forma de protesta contra el turismo sexual en la zona. Los torsos desnudos de las chicas saltaron rápidamente a los medios de comunicación, al igual que sus originales protestas, como la de cortar con una sierra eléctrica de enormes dimensiones una cruz cristiana de madera de más de cinco metros de longitud. Ahora Shevchenko reside en Francia. Obtuvo asilo político por el riesgo que corría su vida en su país natal.
Liderazgo jerárquico
Lara se ha manifestado en países como Alemania o Francia. Su peor recuerdo lo asocia a Suecia, donde hace dos años estuvo más de 26 horas encarcelada en una celda de aislamiento, sin acceso a un intérprete tras haber sido detenida por manifestarse a pecho descubierto en una mezquita de Estocolmo contra la sharia (ley islámica).
En las sesiones de preparación –que ocurren periódicamente, cuando hay un número suficiente de interesadas– queda clara la jerarquía con la que se rige el movimiento: Lara establece qué se hace. E incluso qué se piensa. Entre sus responsabilidades está decidir el criterio de qué es Femen y qué no. “Para no desviarnos, para mantener la ideología”, puntualiza.
El liderazgo se determina en base a la experiencia y la antigüedad. Si Lara está en una acción internacional ese día, el mando lo asume la siguiente en veteranía. En este caso sería Begoña Martínez, de 23 años. Pertenece a Femen España desde octubre de 2013; cinco meses después de su fundación.
Mientras Lara cuenta su bagaje, las demás activistas escuchan con atención. Han estado más de cuatro horas haciendo flexiones, aprendiendo trucos que facilitan el buen desarrollo de la acción: “No podemos estar desnudas sin gritar”; “No se canta, se grita”; “No hay que sonreír”; “Todo vuestro cuerpo debe expresar fortaleza”. Los consejos se encadenan y acaban en el momento de la detención. “No reconocemos la autoridad patriarcal de la policía”, explica la líder. Simulan situaciones de conflicto para ensayar reacciones y estrategias. “Hay que buscar la imagen: si no hay periodistas, se acaba la acción; no habrá testigos”, sostiene Alcázar.
El bautismo de la foto
Tras un breve descanso, llega la sesión de la tarde. Es el momento de las fotografías oficiales. Todas se maquillan. Lara y Begoña se encargan de pintar los lemas en el torso de las demás. Una vez preparadas para la sesión, se desplazan hasta un terreno sin urbanizar. Por el camino llaman la atención por el simple hecho de portar las coronas de flores que las caracterizan. “La gente suele mirar pero no dice nada”, aclara Begoña.
Ella insiste en la importancia de la reflexión posterior a sus acciones: “Buscamos que cada persona que nos vea se quede tocada. Que llegue a su casa y piense”. A pesar de que ello les lleve a situaciones tan incómodas, como el día que fueron rociadas con un aerosol rojo por niños que acudían a la IV Marcha por la Vida, donde cinco de ellas fueron detenidas por exhibicionismo en la vía pública.
Pero, al final, consiguen su objetivo: “A la vez que ves en una página de un periódico a una supermodelo que se ha liado con Cristiano Ronaldo tienes a Femen protestando contra la industria del sexo o por los derechos reproductivos de la mujer. Jugamos a buscar la contradicción en una sociedad agresiva”, afirma Begoña ante la mirada atenta de las nuevas activistas.
El dinero de las sanciones y de los desplazamientos sale de ellas mismas, de subastas, donaciones y también de socios. Femen España es ya una asociación registrada en la que cada persona asociada paga tres euros al mes. Hay una veintena de chicas que participa regularmente en las actividades del grupo. Una reunión semanal entre las de Madrid; más una al mes a la que suelen acudir las de otras comunidades autónomas. Allí surgen y se planifican las próximas acciones; una vez más, impulsadas por la líder o por las más veteranas.
Algunas se suman y otras van desapareciendo poco a poco, pero van formando una red que, según Alcázar, va cobrando cada vez más fuerza. “Cada una va viendo su grado de implicación, de acuerdo con su vida y sus intereses. Pero todas las que llegan hasta aquí saben el terreno que pisan”, explica Lara. ¿Femen desaparecerá cuando consiga sus objetivos? La líder niega con la cabeza: “Mutará el día que el cuerpo de las mujeres no tenga una connotación sexual y se produzca una igualdad real”.
Lara señala el lugar y la posición en la que fotografía a cada una de las activistas. “Las Femen se caracterizan porque siempre dan la cara. Es un feminismo que se lanza al espacio público de cabeza”, apostilla.