Resultado de las dinámicas demográficas en España, cada vez más deportistas racializados compiten defendiendo los colores nacionales. Personajes como Ana Peleteiro, los hermanos Williams y Aauri Bokesa, hijos de padres migrantes, han conseguido un lugar tan destacado en sus disciplinas que suponen grandes referentes para los jóvenes, pero deben enfrentarse casi a diario con un discurso racista que crece al calor de la extrema derecha.
Hace solo unos días se volvió viral la respuesta de Nicolás Williams al comentario racista de una foto en la que aparecía junto a Lamine Yamal en el partido del seleccionado español de fútbol frente a Italia: “La camiseta de la Selección de España debería ser únicamente vestida por españoles”, decía el tuit, en referencia al color de piel y los orígenes de ambos. Tras la réplica del canterano del Athletic Club, el usuario borró el mensaje.
Pero no fue el único comentario racista y xenófobo contra los futbolistas de la selección en ese partido de la Eurocopa: “Me pone negro que los centrales de España sean franceses. Le norrrrrmand, Lapoggggte, no me jodas. A pesar de todo, vamos España!”, escribió en sus redes sociales el cantante Willy Bárcenas.
Williams respondía públicamente señalando la ignorancia, y poco después reflexionaba sobe ello en una entrevista en la radio: “Tenemos que intentar abrir el mundo a personas que igual no saben lo que es África y el color negro. Si le intentas enseñar mundo a esa persona que está un poco cerrada de mente, creo que iría todo mucho mejor”.
Aauri Bokesa lleva representando a España tanto en atletismo como en baloncesto desde los 16 años. Desde entonces, menos en dos ocasiones, todos los años ha lucido la camiseta nacional. “Los españoles hijos de migrantes, como es mi caso, tenemos que hacer muchísimo trabajo para que el racismo nos afecte lo menos posible”, reconoce esta deportista de 35 años.
La atleta, cuyos padres proceden de Guinea Ecuatorial, es consciente de la discriminación que ha sufrido, aunque admite que no ha sido hasta llegar a su madurez cuando se ha percatado de ello. “Yo he tenido un problema de identidad y no lo he resuelto hasta que he realizado cierta introspección, un camino que también te hace aprender mucho”, explica Bokesa.
Los padres de Alberto Edjogo-Owono, exfutbolista español, también proceden de Guinea Ecuatorial. Él nació en 1984 en Sabadell, y desde bien pequeño sufrió los estragos del racismo en el fútbol, quizá el deporte en el que más se dejan ver este tipo de actitudes. “Te puedes imaginar que en los años 90 no había muchas personas racializadas en los colegios, y tampoco en el fútbol, ni en las categorías base”, explica.
En cuanto comenzó a sobresalir sobre el resto de futbolistas se convirtió en objetivo preferente de los comentarios racistas. “Yo me he criado en una cultura en la que pensaba que esto era una característica más del fútbol”, reconoce Edjogo-Owono, que sin embargo señala la relación entre el crecimiento de los partidos de ultraderecha y la legitimación de los mensajes racistas. “Algunos políticos lanzan mensajes muy extremos para poner el listón muy alto. Si te dicen que van a meter a niños migrantes en jaulas, luego cuando solo los metan en celdas a la gente le parecerá bien”, ejemplifica.
Racismo deportivo, reflejo del racismo social
“España ha dejado de ser un país emisor de migración para serlo de recepción, así que por dinámicas demográficas cada vez veremos más personas negras o mestizas compitiendo con la camiseta española”, apunta David Moscoso, catedrático de sociología del deporte de la Universidad de Córdoba, que señala que las sanciones por violencia en el fútbol en los últimos años han aumentado un 40%.
Desde su punto de vista, estos señalamientos públicos pueden suceder porque las personas racializadas se convierten en “chivos expiatorios de los problemas del mundo y de la realidad española”. Unos mensajes que, remarca Moscoso, se ven amparados por las opiniones de líderes políticos que los normalizan.
Ana Peleteiro es gallega, pero dentro de ella tiene la herencia de la procedencia de sus padres, y eso es una riqueza que nadie debería ver como un problema
En un momento en el que “la juventud tiene aspiraciones difusas, que está algo frustrada y descontenta con el sistema, el caldo de cultivo ya está servido para hacer aflorar estos sentimientos racistas que dañan mucho a algunas personas”, incide Edjogo-Owono.
El exbaloncestista Sitapha Savané es otro de los nombres más reconocidas en el antirracismo ligado al deporte. Senegalés y español, piensa que lo deportivo no es una burbuja apartada de la sociedad. “Por eso hay racismo aquí, porque lo hay en todos los sitios”, afirma. Cuando llegó a España en el año 2000, apenas había rostros negros a su alrededor: “Eso está cambiando, aunque sigo notando que socialmente se nos obliga a elegir o a justificar con qué parte elegimos quedarnos de las dos que tenemos. Ana Peleteiro es gallega, pero dentro de ella tiene la herencia de la procedencia de sus padres, y eso es una riqueza que nadie debería ver como un problema”, ilustra.
Anonimato tras las redes, mismo racismo
En el caso de Bokesa, siempre que ha conseguido algún éxito deportivo que han replicado los medios de comunicación, el debate generado se centraba en su españolidad. Ahora, con las redes sociales insertadas en el día a día de millones de personas, el altavoz cambia: “Yo hablo activamente de cómo me siento, de cómo se siente una mujer negra española, y cuando subo vídeos de ese estilo recibo bastantes críticas. Me cuesta entender qué mueve a una persona a ir al perfil de otra a soltar su odio, a decir cómo se tiene que sentir, o a insultarla”, dice Bokesa al respecto.
Al igual que una persona se anonimiza entre la masa enfurecida en cualquier estadio para mostrar su racismo, un mensaje directo en cualquier red social cumple el mismo papel, y ninguna cámara puede captar algo así. “Cuando eres una persona racializada en España, aunque eso sea lo que ponga en tu DNI, todo el mundo te hace ver que eres español, pero no mucho, que debes ser una persona pulcra, perfecta, y que no puedes fallar ni un penalti. Por eso, si consigues que las redes sociales no te afecten demasiado, perfecto. Si no, creo que es mejor cortar de raíz”, opina Edjogo-Owono.
Savané, también presidente del C.B. Gran Canaria de la ACB, considera un grave problema el parapeto que proporcionan las redes sociales a la hora de verter odio racista a través de ellas. “Ahí también se ve ese reflejo de la sociedad. El auge de la extrema derecha en Europa, el rechazo a lo de fuera y diferente… Como los deportistas somos tan visibles, nos llevamos gran parte de ese odio”, recalca.
Yo hablo activamente de cómo me siento, de cómo se siente una mujer negra española, y cuando subo vídeos de ese estilo recibo bastantes críticas
Los estudios muestran que las redes sociales son un arma de doble filo. A la vez que permiten comunicarse con el gran público, también dan cabida a la liberación de algunos comportamientos que, en la vida real, “tendrían una constricción social a esos valores y actitudes racistas, es decir, no tendrían cabida o recibirían el rechazo de las personas de alrededor”, explica el catedrático David Moscoso.
Ocupar el espacio a pesar del machismo y racismo
“Si nos fijamos bien, la sociedad es tan racista como machista, y eso tiene su correlato en el ámbito deportivo”, comienza María José Mosquera, profesora en la Facultad del Deporte de la Universidad de A Coruña.
“Los comentarios xenófobos van a más cuando un deportista comienza a ocupar el espacio o conseguir récords, lo que hace aflorar envidias y odios”, destaca Mosquera. Y pone el ejemplo de Ana Peleteiro: “Tiene autoestima, actitud de valentía y desafío, se establece metas y es ambiciosa, y eso en una mujer no se acepta demasiado. Ha roto con los prejuicios de la maternidad en el deporte al demostrar lo que la medicina ha negado durante muchos años. Es española, se siente española, presume de ello y enseña la bandera cuando gana, pero la rechazan por su color de piel”, enuncia la experta.
Mi madre puso todo su empeño en educarnos fuertes para poder lidiar con este tipo de situaciones, pero eso me ha llevado a no poder abrirme ni hablar de lo que siento, y ahora pienso que no fue la mejor forma de afrontarlo
Para Mosquera, profesora de sociología del deporte, la variable del género es crucial. Lo demuestra el hecho de que alguien, cuando se enfada con un jugador, le llame “mono” si es negro, “nenaza” si es blanco, y le dicen que se vaya a fregar si es una mujer. “Tenemos que pensar en estrategias de prevención y educación para la no violencia si queremos que esto no vaya a más. El deporte es una palanca de integración y nunca debería dejar de serlo”, subraya.
Moscoso incide en esta idea y señala al mundo del fútbol: “Quienes más producen este tipo de discursos son grupos ultras, cada vez más radicalizados, ideologizados y con valores de extrema derecha, tal y como se significan a través de cánticos, banderas y consignas fascistas”, añade.
Y Edjogo-Owono pone el acento en la resistencia y la confrontación activa frente a las muestras de racismo. “Mi madre puso todo su empeño en educarnos fuertes para poder lidiar con este tipo de situaciones, pero eso me ha llevado a no poder abrirme ni hablar de lo que siento, y ahora pienso que no fue la mejor forma de afrontarlo”, se sincera el comentarista deportivo.
El exdelantero, que también tiene la nacionalidad ecuatoguineana, ha aguantado que le tiraran plátanos en los estadios, que le llamaran “negro” y “mono”. Cuando eso sucedía, prefería seguir disputando el partido. “Luego he visto que era un error. Me tenía que haber plantado, puesto firme y no haber continuado. Hoy entiendo que en el campo estaba trabajando y no tenía por qué aguantar ese tipo de vejaciones”, añade.
Cuidar a los referentes, cuidar el futuro
En este sentido, Aauri Bokesa, que también es trabajadora social, enfatiza la importancia de que personajes de relevancia pública muestren su condena al racismo, aunque no todos los deportistas puedan elegir sus batallas, según sus términos. “Hay deportistas que no están preparados para hablar de ciertas cosas, que no tiene discurso sobre ello, y no pasa nada. Lo importante es que, si no es públicamente, sí se posicionen de alguna manera del lado de la víctima de los discursos de odio”, dice.
Edjogo-Owono opina que figuras como Peleteiro o los hermanos Williams en la selección española de fútbol son grandes ejemplos a seguir para miles de chavales. “Son gente que lo da todo por la camiseta y el escudo de España; son referentes y tenemos que cuidarles. Ellos son a quienes ven aquellos niños y niñas que se sienten solos porque sus padres racializados tienen trabajos con unos horarios que no les permiten compartir tiempo juntos”, remacha.
Savané, ex jugador del Movistar Estudiantes, defiende que el deporte es una herramienta de igualdad: “No hay sitio más fácil para integrar a un grupo de jóvenes diferentes que jugando a cualquier deporte”, señala. Por eso, sostiene, en la cantera del Gran Canaria no forman jugadores de baloncesto sino ciudadanos. “La mayoría de los canteranos no van a ser profesionales, pero nuestro trabajo es enseñarles los valores del deporte que son aplicables a la vida, a aceptarse con sus diferencias y ver que es mucho más lo que nos une que lo que nos separa”, concluye.