En la planta sexta del hospital Carlos III de Madrid sólo hay dos pacientes ingresados. En un ala algo fantasmagórica, según relatan los trabajadores, tres habitaciones de aislamiento acogen a Miguel Pajares y Juliana Bohi. El primero está infectado de ébola, la segunda, de momento, no. A su cargo, además de los internistas que provienen de La Paz, están unos 12 profesionales –entre auxiliares, celadores y enfermeras– que ya trabajaban en el hospital, . “No estamos asustados por el ébola, este tipo de patologías eran para las que estábamos especializados”, cuentan a eldiario.es poco antes de adentrarse en la zona de aislamiento.
La planta donde han llevado a los misioneros recién llegados de Liberia “estaba ya desmantelada porque se iban a realizar obras”, recuerda Emiliano Babiano, del sindicato CSIT. “Sólo se han habilitado estas tres estancias”, puntualiza. Así que, en tres turnos, este equipo observa 24 horas al día a los pacientes. Al sacerdote enfermo “le hidratamos constantemente por vía venosa, se le alivian los síntomas y se le vigilan las constantes vitales”. Poco más puede hacerse. Las enfermeras miran desde su control a los internos por un circuito cerrado de televisión que se ha instalado.
“Siempre habíamos sido hospital nacional de referencia nacional para enfermedades infecciosas, conocemos los protocolos y estamos especializados”, dicen desde dentro del hospital. Sin embargo, este equipo sí que está sorprendido por regresar a estas funciones sanitarias tan especializadas que habían desaparecido del centro. “Aquí está cerrada la UCI y el laboratorio”, comentan. De hecho, algunas profesionales de enfermería de la UCI general de La Paz han sido trasladadas al Carlos III porque se precisa personal con conocimientos de cuidados críticos. “Imaginamos que por si surge la necesidad de reavivar este servicio que se suprimió”, analizan los sanitarios.
A este respecto el director general de Atención Primaria de Madrid, Antonio Alemany, ha dado esta respuesta: “Hay UCI en La Paz”. Puede hacer esta afirmación porque el hospital Carlos III pertenece estructuralmente a La Paz aunque ambos complejos están muy distantes. Así que poco después ha tenido que automatizarse y decir que “la habitación del Carlos III puede habilitarse como UCI porque lo importante es que el paciente no salga de la estancia”.
Pero tanto en la noche del miércoles como durante la jornada del jueves 7 de agosto, Sanidad ha tenido que acelerar recordatorios para el personal en cuanto a las prácticas con enfermos infectados. Los representantes sindicales ya avisaron de que “desde que se desmanteló el hospital como centro de infecciosas, se acabaron los simulacros así que sí, han estado haciendo esos refrescos con cualquiera que fuera a pasar por la planta.
El hospital que se eligió para recibir al primer enfermo de ébola que pisa suelo europeo es un edificio vacío. 30 enfermos que pasaban allí su convalecencias más prolongadas (está ahora dedicado a paciente no agudos) han sido llevados a otras dependencias en La Paz. Mientras, en la zona de aislamiento “ha aparecido el material y los trajes para que trabajemos”, relatan los profesionales. El equipamiento de este centro había tenido que pasarse a La Paz tras la ejecución del plan de transformación que había desprovisto al Carlos III de su capacidad de acción para enfermos infecciosos agudos. Aún así, la Consejería de Sanidad “no descarta” que aún con el sacerdote ingresado se reabra el servicio de consultas externas.
Pago del rescate
El brote de ébola en el que se ha contagiado Miguel Pajares sigue descontrolado en África Occidental. La Orgnización Mundial de la Salud lleva reunida en Ginebra desde el miércoles para decidir si declara una alerta sanitaria internacional ante la dimensión del estallido de la enfermedad que ha matado hasta ahora a 932 personas en siete meses. El último recuento de la OMS cetificaba 1.711 infectados en Liberia, Guinea-Conakry, Sierra Leona y Nigeria.
La directora general de Salud Pública del Ministerio, Mercedes Vinuesa, ha confirmado que ha sido “el Gobierno de España el que ha asumido” los gastos de trasladar al enfermo desde África hasta España. Sin embargo, luego ha dicho que el Ejecutivo “gestionará” con la Orden San Juan de Dios, a la que perteneces Pajares y que fue la que pidió la repatriación, lo que deba abonar.