'Edificio España' gana la batalla al Santander: el documental ya puede verse
El cine ha ganado una pequeña gran batalla. La de la libertad de expresión, que en este caso no es más que el derecho de poder ver (y contar) las cosas que nos importan. Después de 15 meses de 'reclusión', Edificio España puede volver a las pantallas. El Banco Santander ha comunicado a su director, Víctor Moreno, que retira el veto que pesaba sobre la película y que prohibía absolutamente su proyección, bajo amenaza de acciones legales.
Una semana después de que eldiario.es publicara la noticia de que el banco de Emilio Botín llevaba más de un año impidiendo que el documental viera la luz, los abogados de la entidad han comunicado al equipo responsable del filme que retiran ese veto y, por lo tanto, que son libres de proyectarlo tal y como fue concebido por sus creadores, donde y como quieran.
“Transmitimos nuestra alegría y satisfacción a todos los que nos han apoyado y agradecemos en lo más profundo de nuestro corazón toda la solidaridad y entusiasmo con que nos han ayudado durante esta última semana y durante el largo proceso de un año y tres meses desde que la película paró su explotación”, asegura Víctor Moreno, también en nombre de sus compañeros.
Ahora el documental puede retomar el camino que había empezado con su exhibición en el Festival de Cine de San Sebastián o en el de Cine Independiente de Buenos Aires. Un camino que se truncó en 2012, tras recibir un burofax del Santander que decía que, de acuerdo a una cláusula del contrato firmado con el director para rodar en la propiedad, vetaba el documental. La razón esgrimida fue “la posible incidencia que un elemento externo puede tener sobre el actual proceso de comercialización del edificio”. Nunca explicaron más. Porque, y esto era lo que más desconcertaba a Moreno, en su documental no se mencionaba el nombre del banco y tampoco sus intereses en el edificio.
“Ha sido todo tan precipitado y tan rápido que seguimos como en shock”, reconoce con la voz exaltada Moreno tras hablar con su abogado. La comunicación del Santander, como aquella primera vez, es escueta y clara: habla de “total libertad de explotación” de la película. Las gestiones, que llevaban estancadas desde 2012, transcurrieron estos últimos días en un “clima cordial”.
15 meses de silencio
Pero la alegría no borra la angustia pasada. “Nunca olvidaremos este periodo de nuestra vida en el que no pudimos exhibir la película y en el que mantuvimos el silencio sobre la situación. Rechazando invitaciones, callándonos”, explica Moreno. Porque una de las condiciones que imponía el banco era mantener todo este asunto en secreto, y declinar las posibilidades de proyectar el documental sin mencionar el conflicto con la empresa. Ahora la decisión del Santander es pública, y viene a responder al clamor de miles de personas que apoyaron durante estos días el manifiesto presentado por personas del mundo del cine y que contó con la firma de afamados directores, escritores y actores, y también de estudiantes y trabajadores de todos los ámbitos.
“Es increíble lo que se ha generado con este documental”, reconoce el director Jonás Trueba, uno de los impulsores del manifiesto. “Es como si el caso hubiera removido conciencias sobre la sociedad en la que vivimos”. El cineasta se muestra satisfecho de la repercusión que ha tenido el caso, y destaca “el valor de alguien como Víctor de jugársela al enfrentarse al principal banco de España solo con su verdad y su dignidad”.
Para Moreno, “la celebración de la noticia debe ser la fuerte unión de compañeros cineastas, ciudadanos y medios de comunicación que han conseguido que la situación cambiara. Creemos que esta unión ciudadana sí que es motivo de celebración para la construcción de nuestra sociedad presente y futura”, afirma.
Moreno pasó un año entero registrando los trabajos de demolición del interior del edificio, acompañando a los trabajadores en sus largas jornadas laborales, comentando con ellos -obreros, guardas jurados- el pasado y el futuro del rascacielos. Era 2007, el plan era convertir Edificio España en una torre de viviendas y alojamientos de lujo. Pero detrás de los muros del edificio iba gestándose el estallido de la burbuja inmobiliaria, que dejó el proyecto (como tantos otros) en nada, y que envió a los obreros encargados de la reforma al paro y, a la larga, a muchos de ellos de vuelta a sus países de origen. Moreno acabó registrando, casi sin quererlo, un momento crucial de la España reciente. El detonante de la crisis de la que no paramos de hablar desde entonces. Volver a ese momento sea, quizá, una buena forma de exorcizarlo. La buena noticia es que ya podemos hacerlo.