En la víspera de la cumbre del clima, la cantidad de gases de efecto invernadero acumulados han vuelto a subir y marcar un pico histórico, según el último balance de la Organización Meteorológica Mundial. El índice anual muestra que entre 1990 y 2018 el forzamiento radiativo –el calor proveniente del Sol que no puede escapar tras rebotar en la corteza terrestre– causado por los gases de efecto invernadero de larga duración aumentó un 43%, habiendo contribuido el CO a ese aumento casi en un 80%.
La concentración de CO se ha situado ya en las 407,8 partes por millón (ppm). Un indicador claro sobre la escalada del origen de la crisis climática. El umbral de las 400 ppm se ha asentado desde hace pocos años, según las mediciones. Unos niveles no vistos en el planeta desde hace millones de años.
El CO que la acción humana emite al aire agranda la brecha respecto al límite establecido por los científicos para cumplir el Acuerdo de París y contener el calentamiento de la Tierra en 1,5 grados.
“Esta tendencia continua a largo plazo significa que las generaciones futuras tendrán que hacer frente a unos efectos cada vez más graves del cambio climático, como el aumento de las temperaturas, unos fenómenos meteorológicos más extremos, un mayor estrés hídrico, la subida del nivel del mar y la alteración de los ecosistemas marinos y terrestres”, advierte el informe hecho público este lunes.
“Cabe recordar que la última vez que se dio en la Tierra una concentración de CO2 comparable, fue hace entre 3 y 5 millones de años. En ese entonces, la temperatura era de 2 a 3 °C más cálida y el nivel del mar entre 10 y 20 metros superior al actual”, ha explicado el Secretario General de la OMM, Petteri Taalas.
El análisis de Taalas sobre el futuro no ha sido optimista: “No hay indicios de que se vaya a dar una desaceleración, y mucho menos una disminución, de la concentración de los gases de efecto invernadero en la atmósfera a pesar de todos los compromisos asumidos en virtud del Acuerdo de París sobre el cambio climático”, ha asegurado. “Tenemos que plasmar los compromisos en acción y aumentar el nivel de ambición en aras del bienestar futuro de la humanidad”, afirmó, antes de referirse a la Cumbre del Clima que organiza Chile y que se celebrará en Madrid a partir del 2 de diciembre.