Zaldibar ilustra años de gestión “errática, ineficaz y cara” de la basura que satura los vertederos en España
España arrastra, al menos, una década de gestión errática de los residuos que produce. Una senda que ha derivado en accidentes como el de Zaldibar, expedientes y condenas del Tribunal Europeo por saltarse la normativa comunitaria. Cuando estalla un crisis salta a la primera línea. Luego decae. Mientras, se aproxima el plazo para cumplir la última legislación para la reducción del vertido de residuos: 2035.
El desprendimiento de basura industrial en Bizkaia –con dos víctimas mortales– y el incendio posterior que ha liberado tóxicos al aire es el último episodio de una secuencia funesta. Ya en 2016 y 2017 el Tribunal Europeo de Justicia condenó a España –tras sendos procesos de años instados por la Comisión– por no haber cerrado 90 vertederos irregulares. En 2018, Bruselas conminó de nuevo a España a corregir la situación de, no menos, 1.511 vertederos ilegales: “Cierre, sellado y regeneración”, indicaba el expediente abierto por “incumplir sistemática y continuadamente la normativa”.
“La alfombra bajo la que se escondía el problema es ya una montaña que rebosa por los lados”, reflexiona Julio Barea, encargado de la materia en Greenpeace. Barea recuerda que la manera en que España está manejando los residuos es “ineficiente, ineficaz y cara”.
Cada año se generan unos 22 millones de toneladas de residuos urbanos, según los datos de Transición Ecológica. Más de la mitad acaba en vertederos, quebrando la cadena de una economía circular que vuelva a poner en valor los materiales de objetos desechados: metales, textiles, plásticos, maderas...etc.
De esos 22 millones de toneladas, el 84% son residuos mezclados. “Eso los convierte en muy poco reutilizables más allá de los metales que se sacan con imán”, indica Barea. La directiva europea obligará a que en 2035 no llegue a vertederos más de un 10% de toda la basura que se cree. El Gobierno tiene en proyecto el real decreto para adaptar a España esta norma, pero la reducción de basura no está activada. La basura crece y crece.
El depósito de Zaldibar tenía una vida útil de 35 años, a razón de 118.000 toneladas anuales. El ritmo de llenado estaba disparado: en nueve años había superado la mitad de la capacidad de depósito.
No es algo extraño. En Madrid, la saturación en 2019 del vertedero de Alcalá de Henares, que da servicio a más de 600.000 habitantes, desató una tormenta política y social. ¿Dónde iban a ir las 260.000 toneladas anuales de basura? La solución fue llevar los desechos a otro vertedero (el de Valdemingómez) en vías de llenarse. El basurero del norte en Colmenar Viejo está a punto de colmatarse (el sellado está previsto para 2024) y el del sureste en Pinto va a recrecerse 12 metros. El 80% de los residuos en esta comunidad acaba en vertederos, según la Estrategia de Residuos de la Comunidad de Madrid.
En la Comunidad Valenciana, los principales depósitos se acercan al máximo de su capacidad. Les quedan menos seis años de actividad, según la Consejería de Medio Ambiente. En la provincia de Alicante, el vertedero de Fontcalent está al 99%.
Entre Castilla-La Mancha y Madrid, el incendio de un enorme vertedero de neumáticos en Seseña en 2016 reveló una historia de dejadez política que alimentó desde 2002 la acumulación de neumáticos: 90.000 toneladas en 11 hectáreas que ardieron durante días liberando grandes cantidades de dioxinas y metales pesados. En 2005 se había ordenado detener la actividad, pero el vertedero no se vació durante esos 11 años que desembocaron en el incendio.
Del 50 al 10% en 15 años
Contener el llenado de vertederos no se limita a reducir residuos. La economía circular se basa en otras dos erres: reutilizar y reciclar para limitar el desperdicio de materiales cuando son todavía útiles. El sistema de reutilización de envases y botellas de plástico, por ejemplo, ha encontrado muchos obstáculos para impulsarse en España. Respecto al reciclaje, las estadísticas del Ministerio de Transición Ecológica indican que el reciclado de vidrio, cartón, metal, plástico, madera, telas, pilas o restos biodegradables, todo junto, suma un 18% de los residuos generados en los municipios: 4 millones de toneladas. Otros 3,9 se de dedican al compostaje.
“La producción es tan grande que parece que los responsables dicen: dejo el problema para el siguiente. Además, no es una materia muy popular”, resume Julio Barea. A partir de ahora restan 15 años para rebajar de manera drástica la entrada de residuos a vertederos. El proyecto de real decreto de Transición Ecológica traslada a España el objetivo marcado legalmente en la Unión Europea de limitarlo a una de cada 10 toneladas generadas.
“Será muy difícil conseguir ese objetivo sin aproximaciones previas”, analiza Carlos Arribas, de Ecologistas en Acción. La organización entiende que, partiendo desde los niveles actuales, es preciso marcar objetivos intermedios obligatorios si se quiere llegar al 10% en 2035.
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