El 6 de octubre de 2014 la enfermera Teresa Romero se infectó con el virus del ébola. Un año después, España todavía no sabe cómo pudo contagiarse. Eso es algo que puede suceder, pero ni siquiera ha informado a la Comisión Europea de las conclusiones de su investigación. Cuando se formó el gabinete de crisis tras el contagio, la vicepresidenta de Gobierno, Soraya Sáenz de Santamaría, aseguró que había “una investigación abierta. Cuando estos datos sean concluyentes se trasladarán a la ciudadanía”, dijo. Sin embargo, el Ministerio de Sanidad no confirma que exista un informe. No hay respuesta. Las instituciones europeas se remiten a decir que, si lo hay, es España quien tiene que informar.
El problema de un contagio de ébola trasciende a un país, así que Europa activó las alertas y convocó al Comité de Seguridad Sanitaria. “La Comisión Europea no preguntó. España por iniciativa propia informó a la Comisión y a los Estados miembros el 6 de octubre de 2014 con el Sistema de Alerta y Respuesta Temprana de la UE, de acuerdo con la Decisión sobre las amenazas transfronterizas graves para la salud”, informa a eldiario.es un portavoz de la Comisión.
Lo último que supieron en esta instancia europea es que España estaba investigando los motivos del contagio, pero “los resultados están pendientes” desde entonces, dice la Comisión, y no se ha vuelto a saber nada de las pesquisas sobre qué falló o cómo evitar que se repita. Ni siquiera saben oficialmente que España desconoce las causas.
El Centro Europeo de Prevención y Control de Enfermedades (ECDC), el organismo de referencia europeo, envió a dos expertos técnicos entre 8 y 11 de octubre de 2014 a petición de las autoridades españolas. ¿Qué concluyeron? “Sus observaciones se introducen en las conclusiones finales del equipo de investigación español”, dice un portavoz del ECDC. ¿Y cuál es ese informe, si la Comisión no ha recibido nada? “No hacemos comentarios sobre ese punto. Son las autoridades españolas quienes deben contestar a eso”.
El Ministerio de Sanidad no ha respondido a eldiario.es sobre por qué no ha informado a Europa sobre su investigación, sea cual sea el resultado. La doctora Marta Mora, que trató a Teresa Romero y estuvo durante la gestión de la crisis, confirma la llegada de esos expertos y que los motivos se evaluaron internamente, “pero desconozco la situación de ese informe, trasciende a mi responsabilidad”, relata a eldiario.es.
La única teoría, la del guante
La única hipótesis de contagio fue la que agitó el consejero de Sanidad de la Comunidad de Madrid en aquel momento, Javier Rodríguez. La del error humano y la famosa teoría del guante. Se sugirió por primera vez el 8 de octubre, con la enfermera en estado grave e ingresada en el hospital Carlos III de Madrid.
Hasta la puerta del centro bajó uno de los médicos que la estaba tratando, Germán Ramírez, a hacer unas declaraciones públicas ante la prensa, dentro del plan de comunicación institucional: “Ella me ha transmitido la posibilidad de que pudiera haber habido un contacto al retirarse una parte del traje y hubiera podido contactar con la cara”. Algo que la propia enfermera negó días después, el 21 de octubre.
La hipótesis de la negligencia estaba en marcha y rodó por platós de televisión, radio y fue recogida y amplificada por el consejero de Sanidad: “Ella ha tardado días en reconocer que ha tenido un error, en ningún momento ha dicho que había tenido contacto con el traje”, dijo en una entrevista en Antena 3. La culpabilización de la enfermera acabó por costarle el puesto.
También Fernando Simón, coordinador del centro de Alertas y Emergencias del Ministerio de Sanidad, apuntó a esa causa en la investigación puesta en marcha basándonse en “entrevistas repetidas” a Romero. Luego Sanidad se desdijo y aseguró no saber el motivo exacto. Lo cierto es que, a día de hoy, España no sabe cómo pudo producirse el primer contagio importado de ébola en Europa.
La entonces ministra de Sanidad, Ana Mato, reconoció en el Parlamento que la hipótesis del guante podría ser precipitada, y admitió por primera vez a mediados de octubre que su departamento desconocía el origen de la infección. El Ministerio hoy reconoce que “no se conoce el motivo, en todo momento se puede sospechar y tener unas ideas, pero a pesar de tener muchos protocolos, no siempre se conoce la causa”. Sin embargo, ni siquiera eso se ha trasladado a Europa, según confirma la propia Comisión Europea.