11 millones de personas no se mueven en España. Declaran que nunca hacen ejercicio físico, según la última Encuesta de Condiciones de Vida del Instituto Nacional de Estadística que pregunta a ciudadanos de más de 16 años. Existe más que sobrada evidencia científica sobre cómo la actividad física previene enfermedades y alarga la calidad de vida, pero esta cifra que marca el sedentarismo en España es un lastre que cuesta mucho hacer descender. ¿Qué nos pasa? ¿por qué los números no consiguen bajar? Nos falta tiempo y alfabetización en salud. Y nos sobran jornadas de trabajo sentados y el acceso a un montón de servicios a través de un click sin salir de casa, diagnostican los expertos.
El Consejo Superior de Deportes (CSD) lanzó hace un mes una campaña para empujar a la gente a hacer deporte. “Solo hay un freno, alguien a quien vencer, y esa persona eres tú”, dice el anuncio, cuyo lema es “la salud se entrena”. “Desde hace tiempo tenemos muchos anuncios que dicen que hay que comer cinco piezas de fruta al día pero no esto. Que hagamos inversión en poderes públicos para concienciar del beneficio de la actividad física es muy importante”, analiza Nuria Garatachea, profesora de la Universidad de Zaragoza e investigadora del grupo GENUD (Growth, Exercise, Nutrition and Development).
Las cifras requieren, asegura, muchas más campañas. Un estudio que analiza la evolución del sedentarismo en España en los últimos 30 años confirma que los niveles se han ido reduciendo menos de un 1% al año en el tiempo libre: en 2020 un 36,4% de personas se declaraban sedentarias en su ocio, 18 puntos menos que en 1987. El descenso lento pero sostenido, sin embargo, se compensa –para mal– con un crecimiento de los trabajos que requieren estar sentado: el sedentarismo en la actividad principal aumentó de un 31,2% en 1987 a un 38,4% en 2020. Salir de estas cifras necesita una “palanca” urgente para que los cambios se aceleren. De otro modo, será lento y muy costoso en vidas, enfermedades y millones de euros.
Si comparamos las dos últimas ediciones de la Encuesta de Salud Europea, el número de personas que nunca hacen deporte no baja (de hecho, crece un 2%), pero sí aumentan quienes declaran que realizan actividad física semanal casi un 29%.
Pero, ¿qué es ser sedentario? La investigación citada considera sedentarias a las personas que pasan más de cuatro horas y media sentadas (270 minutos) a diario como parte de su trabajo o de su tiempo libre porque a partir de esta cantidad de tiempo hay más riesgo de enfermedad cardiovascular, aunque en algunas mediciones se incluye una horquilla más alta, hasta los 420 minutos (equivalente a siete horas). “Es tanto o más perjudicial para la salud que el tabaquismo pero todavía tenemos un gran lastre. Pensamos que el deporte es para pasar el tiempo libre y divertirnos. Es una herramienta de salud que estamos subutilizando”, se queja Garatachea.
Es “una consecuencia indeseada de las sociedades modernas”, dice Mónica Pérez-Ríos, profesora de Medicina Preventiva y Salud Pública de la Universidad de Santiago de Compostela y una de las autoras del estudio. “Las personas no solo pasan muchas más horas sentadas tanto en el trabajo como en su tiempo libre, sino que al poder satisfacer muchas de las necesidades desde casa, como hacer la compra o hacer trámites bancarios, también han reducido los desplazamientos que formaban parte de las tareas cotidianas. La gente no es totalmente consciente de los riesgos que conlleva una vida sedentaria y en España tampoco existe una cultura ligada al deporte”, analiza la especialista, que suma entre las “barreras”, además, “la falta de tiempo”.
Se necesita una educación que enseñe qué hacer, cómo, y por qué; unas condiciones laborales dignas que dejen tiempo, ganas y recursos para realizar actividad física y acudir a centros deportivos; y ciudades que favorezcan el transporte activo
Así que por un lado está el sedentarismo y, por otro, la falta de actividad física. Ambas íntimamente ligadas. Existen unas recomendaciones mínimas de ejercicio físico a la semana establecidas por la Organización Mundial de la Salud: son 150 minutos si la intensidad es moderada –como caminar rápido– y 75 si el ritmo es más vigoroso –subir escaleras rápidamente o correr aunque sea a un ritmo suave–. Uno de cada cuatro hombres (25%) y casi una de cada tres mujeres (30%) en España no llegan a estos umbrales según los datos oficiales, detalla Adriano Sánchez-Lastra, investigador de la Escuela Noruega de Ciencias del Deporte y la Universidad de Vigo.
Alcanzarlos “no solo depende de la voluntad de las personas”, advierte el experto. “Se necesita una educación desde las instituciones que enseñe qué hacer, cómo, y por qué hacerlo; unas condiciones laborales dignas que dejen tiempo, ganas y recursos económicos suficientes para realizar actividad física y acudir a centros deportivos; y ciudades que favorezcan el transporte activo como alternativa factible y segura”, resume Sánchez-Lastra.
¿Ganas mucho? No te mueves en el trabajo pero sí en el ocio
Todos estos condicionantes tienen un reflejo muy claro en los datos analizados por elDiario.es a partir de los resultados de varias encuestas oficiales (Encuesta de Condiciones de Vida y Eurobarómetro de Deporte y Actividad Física, ambos de 2022; y la Encuesta Europea de Salud de 2020). El nivel de renta es clave: cuanto más dinero ganas, más te mueves en tu tiempo libre y menos en tu trabajo. Hay el doble de personas que no hacen nada de deporte en la franja más pobre de la población que en la más rica. La relación afecta también al nivel de estudios: cuanto más bajo, menos deporte.
“La relación del nivel socioeconómico con la actividad física y el sedentarismo uno de los gaps en investigación de nuestro ámbito porque la ciencia le ha puesto menos atención. Lo que sabemos es que las personas de menos renta tienen otras urgencias y una mayor dificultad de acceso a la información”, sostiene Garatachea.
El género es otro. Todos los datos dicen que las mujeres hacen menos deporte que los hombres y la brecha sigue viva con el paso de los años. Un 38% de las mujeres declararon en la última Encuesta de Condiciones de Vida que nunca practicaban actividad física frente a un 34% de hombres. En deporte diario y semanal, ellos llevan ventaja pero las cifras se han igualado si hablamos de una frecuencia de una a tres veces por semana. Los números aquí hablan de cómo se dispone del tiempo según el género y de los cuidados. “Sin igualdad real para las mujeres en sus vidas personales, profesionales, y en los espacios públicos, seguiremos teniendo menor nivel de actividad física en mujeres que en hombres, como nos indican los estudios científicos”, subraya Sánchez-Lastra.
Las estrategias institucionales para concienciar sobre la necesidad de hacer deporte no son muy numerosas, pero menos aún, coinciden los expertos, las destinadas a “romper el sedentarismo”. “Echamos en falta campañas destinadas exclusivamente a esto”, señala Mónica Pérez-Ríos, “principalmente el escolar y el laboral”, los dos lugares donde pasamos más horas sentados. La situación “es particularmente preocupante en niños, niñas y adolescentes”, asegura Sánchez-Lastra. En cifras se traduce así: “solo uno de cada cuatro niños y apenas una de cada diez niñas cumplen las recomendaciones de actividad física para su edad, que son 60 minutos diario de intensidad moderada a vigorosa”.
Por edades, la situación queda así:
El 7% de las muertes, vinculadas con la inactividad física
Según el último informe de la OMS sobre la situación mundial de la actividad física, publicado en 2022, 500 millones de personas desarrollarán enfermedades debido a la inactividad entre 2020 y 2030. Y eso costará a los sistemas sanitarios 27.500 millones de euros al año y, en acumulado, 300.000 millones a la altura de 2030.
El Observatorio Global de Actividad Física estima que un 7% de los fallecimientos anuales en España son derivados de la inactividad física. “Estos niveles son similares a países como Dinamarca o Francia, pero ligeramente mejores que en países como Alemania, Italia o Portugal, donde más del 40% de la población no alcanza las recomendaciones”, contextualiza Sánchez-Lastra, que recuerda que “la salud de la población es una responsabilidad colectiva porque la sociedad influye en ella pero además recibe su impacto”.
¿Y cómo están las cosas fuera de España? ¿Diferimos mucho de lo que hay en los países del entorno? La situación es curiosa porque, como explica Mónica Pérez-Ríos, España está entre los cinco países europeos con “prevalencia más baja de personas que pasan más de cinco horas y media sentadas al día” pero se encuentra “entre los diez países de Europa donde menos ejercicio físico se hace”, junto a Portugal, Grecia y los países del este. Por encima de la clasificación se colocan los países nórdicos (Noruega, Finlandia y Dinamarca). Suecia, país que no cuenta con datos en esta estadística, es una referencia mundial en la prescripción de ejercicio físico porque está integrado como un servicio más dentro y fuera de la atención sanitaria pública.
En un indicador sí está España a la cabeza absoluta: es el país cuyos habitantes más habitualmente caminan al menos diez minutos al día, según el Eurobarómetro de Actividad Física y Deporte de 2022. Dentro del país, también hay diferencias entre territorios que pueden verse en este mapa. Navarra y Euskadi se sitúan a la cabeza en practicar deporte frente a Extremadura, Aragón y Baleares, a la cola.
Para esta información se han utilizados los microdatos de la Encuesta de Condiciones de Vida (ECV) de 2022 que realiza anualmente el INE a partir de entrevistas con más de 400.000 individuos de toda España. A partir de la última estadística publicada, que incluye un módulo centrado en salud y calidad de vida, se analizan los datos relativos a la frecuencia con la que las personas realizan actividad física cruzándolos con otras características como su renta, sexo o edad.
La anterior ECV que analiza la frecuencia de la actividad física se publicó en 2017, pero en ella se pregunta por el número de horas semanales de deporte y no por los grupos de frecuencia que utilizan en 2022 -nunca, 1 vez al día, 1 vez a la semana, etc-.
Por ello, para analizar la evolución de la actividad física se recurre al análisis de los microdatos de 2014 y 2020 de la Encuesta Europea de Salud (INE). Su objetivo es conocer el estado de salud y factores determinantes que influyen en ella y al igual que la ECV es comparable a nivel europeo.
Por último, los datos que permiten comparar la situación de España con el resto de Europa provienen del Eurobarómetro especial de deporte y actividad física publicado en 2022. Esta estadística se realiza periódicamente (los anteriores son de 2013 y 2017) y se basa en entrevistas a más de 26.000 personas para ilustrar la tendencia de cada país en el estilo de vida y preferencias para practicar deporte de sus ciudadanos.