El mar Mediterráneo se ha puesto a 30º durante el pico de calor que sobrevino al arrancar este agosto. El Cantábrico llegó a los 25º. Ambos registros están entre tres y cuatro grados por encima del promedio habitual para esta época del año, según los registros de la Agencia Estatal de Meteorología (Aemet). Un mar anómalamente cálido es uno de los riesgos asociados al calentamiento global y conlleva un empobrecimiento del medio marino con mortandades masivas de especies.
El agua del mar absorbe la mayoría del exceso de calor que provocan los gases de efecto invernadero, según han demostrado los estudios del Panel de la ONU para el Cambio Climático. La capa de dióxido de carbono, metano o vapor en la atmósfera tapona el calor que refleja la superficie terrestre proveniente de la radiación solar este y regresa a la corteza. El mar se queda con el mayor porcentaje de ese calor y eleva su temperatura. Ese es el ciclo del cambio climático.
El agua superficial de los océanos ha subido a razón de 0,1º por década. “Cada vez es más frecuente que la capa más superficial del agua del mar esté más cálida. Varios estudios han constatado el aumento de la temperatura del Mediterráneo en los últimos años”, cuentan en el Ministerio para la Transición Ecológica tras conocerse los registros obtenidos por la Aemet mediante observaciones por satélite.
Tanto se ha constatado ese fenómeno, que un informe de la Oficina Española de Cambio Climático ya advirtió de que el cambio climático estaba empobreciendo los mares españoles y causando mortandades de especies a gran escala “sin precedentes”. El problema de base es que la alteración del agua marina destruye los ecosistemas donde medran luego las especies. Sin hábitat no hay vida. Los encargados concluían que “todo apunta hacia el empobrecimiento y una mayor vulnerabilidad de nuestros mares, junto con la disminución de su capacidad para absorber CO.
Además, según la serie histórica, las máximas temperatura del mar, especialmente del Mediterráneo, suelen alcanzarse a mediados del mes de agosto, aunque “la llegada de vientos que remueven el agua o la formación de tormentas sobre el mar provocan un enfriamiento y la vuelta a los valores normales para la época” después de este episodio de rápido calentamiento, explica un portavoz de la Aemet.