“Nadie tendría que haber decidido por mí, se podría haber esperado”. “Sabía que era diferente, pensaba que era un monstruo”. “No sé si nací con vagina o me la reconstruyeron”. Sandrao y H. (prefiere preservar su identidad) hablan así desde Alemania y Dinamarca de las operaciones a las que fueron sometidos en su infancia con el objetivo de hacer encajar sus genitales en las características sexuales consideradas de hombre o de mujer.
Ambos forman parte de los testimonios recogidos por Amnistía Internacional para el informe En primer lugar, no perjudicar, que se presenta este miércoles, sobre la realidad de las personas intersexuales en estos países. Es decir, aquellas personas que nacen con características sexuales que no encajan con las nociones binarias típicas de los cuerpos masculinos o femeninos, tal y como define Human Rights Watch.
El estudio denuncia que los bebés intersexuales “corren peligro de ser sometidos a una serie de intervenciones médicas innecesarias, invasivas y traumatizantes” y que se basan en estereotipos de género y en la expectativa que se deposita en ese bebé.
Amnistía Internacional alerta de que este tipo de cirugías “violan sus derechos humanos” porque son intervenciones que “se llevan a cabo sin tener pleno conocimiento de los efectos potencialmente dañinos a largo plazo que tienen en los menores de edad”, asegura Laura Carter, investigadora de Amnistía Internacional sobre orientación sexual e identidad de género.
Aunque el informe no se circunscribe al caso español, los colectivos LGTBI denuncian que en nuestro país también se dan este tipo de operaciones médicas, que ya han sido prohibidas en algunas leyes autonómicas contra la LGTBIfobia, entre ellas la de la Comunidad de Madrid o Islas Baleares. De esta manera se alinean con países como Malta y Chile, que han prohibido lo que los activistas llaman “mutilación genital de personas intersexuales”. Los afectados apuestan por esperar y dejar crecer al bebé para que sea él mismo el que decida en el futuro cuál es su género.
Intervenciones con consecuencias
Amnistía Internacional detalla en su informe algunas intervenciones de las que ha tenido constancia, entre ellas, operaciones para agrandar el clítoris, cirugías vaginales a menores de corta edad, extirpación de las gónadas u operaciones para “abocar la uretra al extremo del pene, que se llevan a cabo para crear un pene considerado normal desde el punto de vista funcional y cosmético”, explica la organización.
“Nos referimos a incisiones realizadas en tejidos sensibles con consecuencias para toda la vida basadas únicamente en estereotipos sobre el aspecto que debe tener un niño o una niña. La cuestión es a quién beneficia esta práctica, porque nuestro informe muestra que para las personas sometidas a ella ha sido una experiencia trágica”, añade Carter. “Han experimentado dificultades físicas o psicológicas a largo plazo”, explica el estudio.
A las cirugías también se añade la administración de tratamiento hormonal “para que un individuo pase por la pubertad según las expectativas de su género asignado”. Prácticas que, en ocasiones, son necesarias por motivos de salud, pero que en otras son una forma de “normalizar” y enmarcar sus cuerpos en el binarismo de género.
Entre las razones, detalla AI, se encuentra el supuesto de que los niños o niñas sufrirán daño psicológico como resultado de no encajar en lo considerado hombre o mujer. Algo que, en opinión de la organización, “no está respaldado por pruebas” y que provoca la violación del artículo 3.1 de la Convención Internacional sobre los Derechos del Niño, que establece que cualquier decisión debe atender de manera primordial al interés superior del menor.
El informe denuncia que las directrices elaboradas en Alemania y Dinamarca para tratar a los bebés intersexuales “no son totalmente compatibles con los derechos humanos”, en el primer caso, y son “insuficientes” en el segundo. A lo que el colectivo suma la falta de información suficiente para que los progenitores tomen una decisión informada sobre las intervenciones propuestas y la ausencia de apoyo psicosocial.
Por ello, Amnistía recomienda a los estados en general –y a Alemania y Dinamarca en particular– que desarrollen un protocolo basados en los derechos de los intersexuales que garantice “su integridad física, autonomía y autodeterminación”. Además, hace hincapié en que se deben tomar medidas para garantizar que las personas intersexuales dan su consentimiento informado y apuestan por aplazar las cirugías hasta que puedan dar su consentimiento.
En en el caso español, el proyecto de ley de derechos LGTBI redactado por la Federación Estatal de Lesbianas, Gais, Transexuales y Bisexuales (FELGTB), que ya ha sido registrado en el Congreso, contempla la prohibición de este tipo de cirugías genitales en bebés con el objetivo de que estas personas “puedan otorgar su consentimiento informado”.