Europa está dispuesta a sacrificar el medio ambiente –aunque sea parcialmente– en aras del crecimiento económico. La Comisión Europea (CE) ha aceptado las demandas de la patronal europea a la hora de organizar su plan de trabajo para 2015, y al menos dos de las reformas medioambientales que la CE debía desarrollar, sobre contaminación atmosférica y reciclaje industrial, han sido retiradas para su revisión. La unión de empresarios europeos –Business Europe– se había mostrado muy contraria a ambas regulaciones. Las había catalogado como “a retirar”.
El documento que el equipo de Jean-Claude Juncker ha preparado para el Parlamento y el Consejo europeos, al que ha tenido acceso eldiario.es, recoge la modificación del proyecto para establecer una nueva “reducción de las emisiones nacionales de ciertos contaminantes atmosféricos” y las iniciativas que pretendían romper el desbocado proceso de consumo –producir-usar-tirar– por otro en el que se utilicen los residuos como materia prima.
Juncker anuncia “menos interferencia de la Unión Europea en los asuntos donde los Estados miembros están mejor equipados para proporcionar una respuesta en el nivel nacional o regional”.
Respecto a la calidad del aire, el proyecto de directiva, entre muchos aspectos, establecía que “los Estados miembros limitarán, al menos, sus emisiones antropogénicas anuales” de muchos productos que ensucian el aire: el azufre, el dióxido de nitrógeno, el dióxido de carbono, las partículas... Entre ellos aparecen también los “precursores del ozono troposférico”, contaminante de especial preocupación en España, según la Agencia Europea de Medio Ambiente. La ahora descartada regulación incluía la realización de “un análisis del daño del ozono al crecimiento de la vegetación y a la biodiversidad”.
La patronal europea incluyó esta propuesta entre las que la nueva Comisión Europea debía “retirar”. Analizaron que ponía obligaciones a los Estados “para cumplir objetivos de calidad del aire muy ambiciosos”. Y acto seguido añadía en su documento que había “un alto riesgo de que se tomara al sector industrial como responsable” de esta materia “si los sectores no industriales, como, por ejemplo, la agricultura, no cumplen con su parte”.
El equipo de Juncker ha justificado retirar la propuesta porque esta directiva “será modificada como parte de la legislación subsiguiente al paquete de Energía y Cambio Climático para 2030”. El comisario encargado no es el de Medio Ambiente, sino el español Miguel Arias Cañete (que dejó sentadas las vías legales para las prospecciones petrolíferas y la exploración de la fractura hidráulica en España).
Fue la propia Comisión Europea la que cifró en 58.000 vidas las que se podrían salvar para 2030 gracias a las políticas de 'aire limpio'. También calculó el impacto económico de conseguir una atmósfera más respirable. El memorándum de la CE le atribuía un “ahorro de entre 40.000 y 140.000 millones de euros”. Poner en marcha las medidas que ahora se verán relegadas hubiera costado, según este análisis, 4.000 millones.
Producir-usar-tirar
La segunda pata que se ha serrado es la denominada “economía circular”. La idea es poder aprovechar mucho de lo que hoy en día es considerado basura para reutilizarse como materia prima. Se trataba de un proyecto que afectaba a las leyes sobre residuos, envases, vertidos, el final de la vida útil de los vehículos, las pilas o los aparatos electrónicos. “Era una de las iniciativas emblemáticas de la CE”, analiza el responsable del área Internacional de Ecologistas en Acción, Samuel Martín-Sosa. A la economía circular se le consideraba capaz de generar “180.000 puestos de trabajo”.
Pero con el nuevo ejecutivo, el lema que se vendió de “una Europa eficiente en recursos” se cae de las prioridades. El plan de trabajo 2015 lo despacha con un “no hay acuerdo previsible” entre los Estados del Consejo. Es otra de las exigencias que Business Europe ha visto satisfecha. La patronal había pedido que se retirara para “replantearse como una ley de tipo económico” más que como una “perspectiva medioambiental”. La CE dice que prepara un texto nuevo para dentro de un año.
La excusa para que desaparezca esta línea de trabajo por parte de la CE le parece “bastante ridícula” a Martín-Sosa porque han pasado “apenas unos meses después de que la propuesta se haya puesto sobre la mesa”.
Según el ecologista, este movimiento desde Bruselas “va mucho mas allá de dos piezas legislativas, que son muy importantes. El problema es la difícil relación del presidente Juncker con la sostenibilidad, y la sospecha cada vez más confirmada de que esto inicia un camino de cinco años donde la normativa ambiental será cercenada en aras de una supuesta agenda cortoplacista de crecimiento y empleo”.
Como dándole implícitamente la razón, la introducción del documento que la CE ha elaborado para los eurodiputados y los Estados señala que “las propuestas que anunciamos en este Programa de Trabajo están escogidas porque creemos que pueden marcar la diferencia en cuanto a empleos, crecimiento e inversiones”. Según la federación ecologista European Environmental Bureau, “es un escándalo que la muerte prematura de 400.000 personas debido a la contaminación ya no importe”.