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Los expertos advierten del riesgo de un rebrote explosivo por el nivel de contagios con el que España afronta la Navidad

Marta Borraz

30 de noviembre de 2020 22:14 h

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España se adentra en el mes de diciembre y todos los ojos están puestos en las fiestas navideñas. Aún es una incógnita el detalle de las medidas que estarán entonces vigentes, pero la previsión del incremento de movilidad y de contactos sociales puede poner a nuestro país en una situación muy delicada. El antecedente es lo ocurrido en verano, cuando la relajación de las restricciones adelantó una segunda ola que se alarga hasta ahora. Con todo, el escenario en junio era mejor que el actual; partíamos de un nivel mucho más bajo de contagios: hoy el número de casos es 25 veces superior al del 21 de junio. Una situación que redobla el riesgo de que el brote tras las fiestas sea más explosivo que entonces, coinciden los expertos.

El país ha logrado sortear el abismo al que parecía encaminarse el mes pasado y lo previsible es que en las próximas tres semanas la curva siga la tendencia descendente tras el pico de finales de octubre, pero la velocidad es lenta y los niveles de incidencia siguen situando a nuestro país en un nivel de “riesgo extremo”, según el semáforo de Sanidad. Aunque también están a la baja, las hospitalizaciones y muertes reflejan también la gravedad de la situación: si a finales de junio estábamos en una media de 28 ingresos, tres en UCI, y 16 fallecimientos en siete días, los últimos datos del Ministerio, a pesar de los retrasos de las notificaciones, apuntan a 381 hospitalizaciones, 31 en cuidados intensivos, y 136 decesos.

“Partimos de una situación que no es la del verano, entonces llegamos a incidencias muy bajas, pero ahora estamos en cifras inaceptables que pueden hacer que la curva se dispare más fácilmente porque no estamos en un escenario de mitigación. Los encuentros a gran escala y los desplazamientos que se prevén son un polvorín”, resume la epidemióloga Pilar Serrano. La experta pone el foco en las cifras de ocupación asistencial, que actualmente están en el 11% a nivel de camas para agudos y en el 26% de UCI. Con estos datos, un incremento muy acusado de los contagios “puede llevar a que la situación en enero sea inmanejable por el sistema sanitario” y con un nivel de mortalidad “que no podemos permitirnos”, añade apuntando a la presencia en las cenas y comidas navideñas de “muchas personas mayores vulnerables”.

Coincide Elena Martínez, recién nombrada presidenta de la Sociedad Española de Epidemiología (SEE): “El problema de estas fiestas es que las actividades que se realizan suelen implicar mayor riesgo y se realizan de forma más frecuente que en otros momentos. Las reuniones no se limitan a una tarde, sino a largos encuentros de celebración acompañados de comida y bebida, generalmente en interiores y aumentando el tiempo que se está sin mascarilla. Suelen ser varias a lo largo de los días con familiares y amigos que no ves a lo largo del año. Obviamente esto hace que haya un riesgo de transmisión alto que dé lugar a un aumento importante de casos”.

Además, las compras y aglomeraciones son otro de los puntos distintivos de estas fechas, tal y como se pudo ver en las calles comerciales de varias ciudades este fin de semana y que ha lamentado este lunes la secretaria de Estado de Sanidad, Silvia Calzón. La responsable ha llamado a la “prudencia y al ”sentido común“ y ha augurado unas fiestas que ”van a tener que ser diferentes, tendremos que relacionarnos con menos gente. Es importante la decisión individual de centrarnos en los que más queremos y no exponernos a riesgos innecesarios“.

Las medidas, aún en el aire

En esta misma línea, el Centro Europeo de Control de Enfermedades alertaba la semana pasada de que, de relajarse las restricciones, nos encontraríamos con otra ola a la vuelta de las fiestas. En España, Gobierno y comunidades autónomas intentan acordar un marco común en forma de “indicaciones” que “se sigue trabajando esta semana” de cara al Consejo Interterritorial del miércoles, apuntan fuentes del Ministerio. Pero cada territorio tendrá potestad para dictar medidas. Aún está en el aire en qué grado y qué días se permitirá la movilidad entre unas y otras, el límite para las reuniones o el horario del 'toque de queda' en Nochebuena y Nochevieja. La recomendación de Sanidad en el borrador que se filtró la semana pasada era de encuentros de seis personas y un confinamiento nocturno a la una de la mañana, pero cada comunidad hará sus propuestas. Madrid, por ejemplo, ha planteado alargarlo hasta la 1.30 y permitir reuniones de diez. En Extremadura se habla de permitir reuniones de hasta 15 personas de tres grupos familiares.

En este escenario, hay voces que reclaman que más allá “de entrar en un regateo de media hora más o menos o si son seis ocho o diez las personas que deben reunirse”, lo que hace falta “es un marco de actuación” con la mayor parte de medidas comunes, explican los expertos Daniel López-Acuña, José Martínez Olmos y Alberto Infante en este artículo. Todos apreciamos la costumbre cultural de reunirse familiarmente en Navidad, pero si aumentamos las interacciones gregarias cuando la transmisión es aún muy alta, lo que haremos será jugar a la ruleta rusa poniendo en riesgo la salud“.

Con todo, y a pesar de que haya cierta flexibilidad, las medidas tampoco serán las mismas que en verano, cuando el ocio nocturno estaba abierto, en general no había límite a las reuniones y tampoco toques de queda. Las restricciones serán sí o sí mayores, pero también se prevé mayor intensidad de encuentros y desplazamientos. Por eso, los expertos apuntan a una combinación de factores que en global nos encaminan “a un repunte”, en palabras de Serrano. “Las reuniones, la movilidad y el frío van a producirlo porque hay que tener en cuenta que esta es una enfermedad con una enorme proporción de asintomáticos, pero que no sea una tercera ola peor que esta y con unos impactos de mortalidad imperdonables dependerá de hasta dónde se relajan las restricciones y del comportamiento de la población”.

La responsabilidad de la población

Sin entrar al detalle de las medidas, la experta considera que aquellas comunidades que superen el nivel de alerta “extremo” deberían cerrarse perimetralmente, pero es consciente de lo delicado de la decisión y de la “carga emocional” que tienen estas fiestas. “Relajar las medidas en Navidad no se sustenta con este panorama epidemiológico”, recalca. Pedro Gullón, especialista en Medicina Preventiva y miembro de la SEE apuesta por restringir las reuniones a seis personas, no extender los aforos en interiores y limitar la movilidad a los días más señalados en el calendario. “Cuando hablamos de Navidad estamos poniendo al mismo nivel no dejar a una persona sola en Nochebuena y las fiestas con 25 primos y amigos. Son dos extremos entre los que nos tenemos que mover”, incide.

Más allá de las restricciones que se acaben aprobando, el epidemiólogo llama a la Administración a anticiparse y reforzar el rastreo, los servicios de Salud Pública y la Atención Primaria de cara al previsible incremento de los contagios. Medidas estructurales que reclaman desde el principio de la pandemia los especialistas y cuya ausencia puede llevarnos a una “espiral de confinamientos” periódicos. “Lo mejor que podemos hacer es estar preparados. Las medidas, en el fondo, van a basarse en que la gente quiera cumplir, así que parece que vamos hacia una estrategia de intentar mitigar los efectos. Es casi inevitable que la gente se encuentre con sus familias tras un año tan duro, asumimos que va a haber contacto social, pero hay que reiterar que no pueden ser las navidades que hacemos todos los años”, añade.

En eso coinciden todos los especialistas y apuntan a Gobierno central y autonómicos para que lancen un mensaje unánime y se alejen de mantras tan repetidos como “salvar la Navidad” y de anteponer decisiones económicas a las epidemiológicas. “Debe haber directrices claras porque la ciudadanía juega un papel determinante. Creemos que hay una mayor conciencia y autorregulación que en el verano y eso debe mantenerse, pero no podemos pensar que vamos seguros a las fiestas porque no es real”, menciona Serrano. “Se habla de 'salvar la Navidad', pero creo que más bien debemos pensar en salvar las navidades de aquí en adelante para poder celebrarlas todos juntos el resto del año”, concluye Martínez.