Las nuevas tecnologías forenses y las innovaciones en otros campos científicos son ahora una de las mejores alternativas para encontrar personas desaparecidas forzosamente que, en el caso de Colombia pueden ser 120.000, coincidieron expertos de siete países que se reunieron este martes en Bogotá.
El coordinador regional forense para el Centro Internacional de la Cruz Roja (CICR), Derek Congram, dijo a Efe que se “trata de explorar alternativas donde los modos tradicionales de búsqueda de personas que no están funcionando”.
Congram participó junto a otros expertos forenses de Suiza, Canadá, Reino Unido, España, Estados Unidos, Argentina y Colombia en el seminario “Forensic Tech Colombia 2019”, realizado en la Universidad Externado de Bogotá.
El arqueólogo añadió que cuando se habla de personas desaparecidas es necesario contar con un equipo de antropólogos y odontólogos que “hacen una revisión de la dentadura, así como genetistas para el análisis de ADN, lo que se constituye en un desafío ya que tenemos menos pistas”.
Según denunció el jueves pasado Erik Arellana Bautista, miembro de Movice y de Human Rights Everywhere (HREV), el número de personas desaparecidas forzosamente en Colombia durante el conflicto supera los 120.000, cifra superior a la que han publicado las entidades del Estado.
Arellana señaló durante la presentación del libro “Cartografía de la desaparición forzada en Colombia” que la Fiscalía tiene registradas 96.000 desapariciones, mientras que para el Centro Nacional de Memoria Histórica (CNMH) son 80.472 los desaparecidos.
De igual forma, en el Registro Único de Víctimas se habla de 47.762 víctimas y en el Registro Nacional de Desaparecidos tan solo de 28.755.
Por su lado, la microbióloga del Equipo Colombiano de Trabajo Forense y Asistencia Psicosocial (Equitas), Luz Adriana Pérez, comentó que “en Colombia hay una problemática muy grande respecto a los casos de desaparición (porque) no nos hemos salido del esquema de los cuerpos que se recuperan de las fosas”.
Añadió que hay que enfrentar “casos más complejos como cuando las personas son arrojadas a los ríos, puestas en los hornos crematorios o arrojadas a caimanes”.
Pérez comentó que los casos más complejos se salen del esquema de la arqueología o la genética forense, de ahí que sean necesarias otras áreas y fuentes del saber desde “enfoques diferenciales”.
Como ejemplo de nuevas tecnologías para investigar crímenes, los suizos Eric Sapin y Quentin Milliet hicieron una demostración de cómo a través de la fotografía forense se “analizan y evalúan imágenes de testigos con el fin de reconstruir crímenes domésticos y eventos de gran escala”.